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Me senté en el sofá rojo granate, con mis piernas cruzadas, miré alrededor mientras el tic del reloj era el único sonido que se escuchaba en la habitación en la que me encontraba, todo estaba tan ordenado y colocado tan perfecto en lugares específicos que hasta se me hacía una fantasía mirar.
La secretaria tecleaba y tecleaba al escribir muy concentrada en su ordenador sin embargo yo muy bien sabía que miraba de reojo cada uno de mis movimientos, me miré a través de un pequeño espejo en el lugar, me miraba muy bien con este color de labial, casi como si tuviera un doctorado en alguna carrera por la que estudié muchos años y no como una fugitiva de un hospital psiquiátrico que apenas sabía su nombre.
—La señorita Taissa ya está aquí —Mencionó la secretaria sacándome de mis pensamientos y haciendo que por inercia acomodara mi ropa nervios —¿Cuál me dijo que era su nombre de nuevo?
—Underwood —Dije sin dudarlo antes de levantarme del sofá —Mía Underwood —Mentí, por supuesto —La señorita Taissa la está esperando, Mía
—Muchas gracias —Pronuncié con una voz algo atrevida antes de abrir mi paso hacia una puerta lejana, intenté disimular una sonrisa traviesa mientras caminaba, mi mente se enfocaba en dos cosas en ese momento: La primera, en como odié haber engañado a mi peli azul esa mañana al decirle que iría a buscar empleo sin decirle que en realidad vendría con Taissa y la segunda, y la que más me hacía reírme en un momento como esos, el hecho de como logré persuadir a la secretaria de la pelirroja para conseguir una plática con ella en su oficina, me imaginé su cara de sorpresa y decepción al darse cuenta de que Mía Underwood no existe, sino que es Daniela Calle volviendo a su vida.
Golpeé la puerta ligeramente hasta escuchar su voz gritar.
—¡Adelante! —Lo había conseguido, abrí la puerta y la pelirroja estaba ahí concentrada en su laptop, ilusa
—Buenos días —Dije con descaro antes de sentarme en la silla frente a su escritorio, le tomó varios segundos para alzar la mirada y encontrarse con la mía.
—Tienes dos segundos para largarte de aquí o sino llamaré a seguridad —Respondió con pertinencia, sonreí un poco.
—Ya extrañaba tu voz —Dije con una determinación que ni yo comprendía de donde había salido —Pero no hay necesidad de llamar a nadie, esto será rápido, solamente pido que me escuches y me entiendas.
—¿Qué carajos quieres Daniela? —Su voz y tono me aterraba, sin embargo, no podía mostrar sumisión, ella era la única oportunidad que tenía si quería demostrarle a Poché que soy capaz de conseguir un empleo por mí misma.
—Se que me odias —Dije y después escuché su risa sarcástica que tanta rabia me daba, suspiré y traté ignorarla —Y mucho —Hice énfasis en eso, la pelirroja no paraba de mirarme desafiante, me intimidaba bastante —Pero necesito tu ayuda en algo.
—¡Lárgate Daniela! —Bufó y suspiré, no quería rendirme así fuera algo difícil de conseguir.
—Necesito que me ayudes a conseguir un empleo, o lo que sea que me genere dinero —Se rio con malicia, cerré mi puño por la impotencia de no poder hacer nada al respecto además de ser cordial —Y haré lo que me pidas, lo que sea —Miró a su laptop de nuevo con esa sonrisa que tanto odiaba.
—Daniela Calle regresando por ayuda —Susurró mirando la pantalla —No me sorprende la verdad.
—Por favor —Supliqué, sin embargo, no me quería humillar más de lo que ya estaba
—¿Y por qué motivo razón y circunstancia pensaste que después de todo lo que tú y la peli azul de tu noviecita me hicieron querría yo ayudarte? —Sus ojos me estaban condenando, nunca me había sentido así.
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QUIMERA |CACHÉ
FanfictionAccidente automovilístico deja un par de jóvenes gravemente heridas en las afueras de la capital española, aún no se identifican sus nombres ni su estado de salud actual. El vehículo salió de la cinta asfáltica y cayó hasta un terreno adjunto, todos...