9.- Perracy

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La mirada de ilusión de Stacy era muy evidente, había apartado la sala común para poder explicarme más o menos de que se trataba la actividad que nos tocaba realizar ese día; no me molestaba para nada que ella fuera mi tutora, pero si anhelaba que Poché estuviera haciendo la actividad conmigo, aunque sabía que eso no iba a ser posible.

Tomé asiento en una de las mesas redondas de la sala, la chica se paró frente a mí con una sonrisa que mostraba su hilera de dientes perfectamente blanqueados. 

—¿Qué haremos hoy? —le pregunté con mis manos cruzadas. ¿Cuánto durará la actividad? No veía la hora de volver a mi habitación a estar con mi novia.

—Haremos algo que se llama psicopintura —dijo emocionada a más no poder, asentí lentamente haciéndole entender que algo estaba comprendiendo –La psicopintura es como una terapia a través del dibujo, es una forma en la que tú puedes conocer cuál era tu personalidad antes del accidente. 

Fruncí el ceño.

—¿Cómo sabes lo del...? 

—Leí tu ficha clínica, espero no te haya molestado —dijo de inmediato, negué con mi cabeza —Entonces... con esto vas a poder conocer un poco más acerca de tu pasado.

Solo bastó que dijera el último párrafo para que todo en mí se llenara de ilusión, jamás había escuchado de esa terapia y se me había hecho extraño que el Doctor Ferrer no la hubiese nombrado nunca, pero si me ayudaría a conocerme un poco más, estaba dispuesta a realizarla. 

—¿Cuándo comenzamos? —le dije sonriente, ella soltó una risa pequeña y se sentó a mi lado para tomar unas hojas en blanco de diferentes tamaños y un marcador negro, me lo entregó.

—Ahora mismo —habló —Elige una de las hojas que te di, son de diferentes tamaños así que escoge con cautela.

Asentí y me concentré en escoger una de las hojas que me había dado mi tutora, pero al final me decidí por la más grande, ¿así tendría más espacio para dibujar no? 

—Bien, ahora dibuja lo primero que se te venga a la mente al pensar en comida— habló y eso fue sencillo, agarré  el marcador y lo primero que tracé fue una línea que sería un futuro waffle de proteína. 

—Esto es muy delicioso, deberías probarlo —le dije cuando estaba finalizando mi dibujo, ella rió. 

—Si me invitas, no tengo problema en comer lo que dibujas —sonrió dulce, eso me provocó confianza y tranquilidad. Le devolví la sonrisa y se lo mostré.

—¿Cómo es que dibujar waffles de proteína me va a ayudar a conocer mi personalidad? —le pregunté. 

—Ponte a pensar... —se posicionó detrás de mí y susurró cerca de mi oído —¿Por qué un waffle y no una manzana? ¿Por qué un waffle y no un chocolate? Deberías pensarlo —guiñó el ojo dejándome confusa. 

Su voz me hizo estremecer al igual que su cercanía. 

—Supongo que después lo entenderé —reí nerviosa, ella se alejó. 

—Toma otra hoja del mismo tamaño que el anterior —ordenó y lo hice —Dibuja lo primero que se te venga a la mente cuando piensas en animales. 

Habló y comencé a dibujar. 

Le di el último bocado a mi cena para tomar un sorbo de agua y limpiar mi boca. Nina retiró la bandeja de mi cama y la llevó hasta el carrito de bandejas sucias. Suspiré y me acomodé en mi cama.

—Calle, es hora que duermas —Nina tomó las cobijas de mi cama y me arropó, solo sonreí —¿Cómo te fue con esa chica? 

—¿Hablas de Stacy? —pregunté.

QUIMERA |CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora