20.-Tachas y Perico

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La noche estaba fría, tal vez era porque había pasado meses encerrada en ese estúpido hospital sin poder sentir la brisa o el sereno menear mi cabello, quizá era también porque no acostumbrábamos a salir en la noche desde que nos escapamos de Conxo, o solo tal vez la noche estaba fría porque los nervios invadían mi cuerpo y me estremecían. Venir a este lugar había sido una mala idea, y sé que no recuerdo nada de mi antigua vida antes del accidente, pero estoy más que segura de que nunca en la vida había pisado un lugar así.

Poché había sujetado mi mano con delicadeza, después de varios intentos en los que rechacé su agarre, evité a toda costa mirarla a los ojos, si lo hacía mi enojo de inmediato iba a cesar y no quería desenojarme, al menos no ahora.

Observé a Madison quién continuaba hablando por teléfono, se supone que alguien debería de pasar por nosotras en cualquier momento, sin embargo, no había rastro de ningún carro cerca; de por sí ya yo estaba demasiado asustada ¿Qué podía empeorar mi condición en este momento?

—Mi amor —Pronunció Poché en un susurro mientras se acercaba lentamente a mi oído, me alejé —Calle, por favor.

—Mira, en serio no quiero hablar —Dije con honestidad, noté de reojo a Poché bajar la mirada, mi corazón se arrugaba cada vez que eso pasaba, pero no, esta vez no.

—¡No entiendo! —Exclamó la rubia colgando la llamada en su celular —Se supone que ya debería de estar aquí —

—Sabes lo peligroso que es estar aquí a estas horas mientras allá arriba se están peleando —Mencionó Kyle, mis manos comenzaron a sudar, esta sería la primera y la última vez que haga algo de esto, punto.

—¿No tienes un amigo allá arriba que pueda llevarnos a casa? —Preguntó Poché con el ceño fruncido, ahí estaba otra vez, la misma razón por la que he pasado molesta toda la noche: la imprudencia de mi novia.

—Poché, por favor—Respondió Madison en con algo de ironía en su voz, hasta la rubia estaba consciente de las tonterías que salían por la boca de mi novia.

—¿Por qué no? Tal vez el tipo ese que nos trajo, ¿cuál era su nombre? —Inmediatamente solté de su agarre, no podía ni escuchar una palabra más salir de su boca, realmente estaba molesta.

—¡Ahí está! —Expresó la rubia al mirar una camioneta negra llegar a donde estábamos, miré a Poché y rodé los ojos

—Entren rápido —Ordenó Kyle mientras entrabamos a la camioneta, el conductor era algo joven, sin embargo, me sorprendió ver que tenía tatuajes por cada parte del cuerpo, incluso su rostro.

La camioneta arrancó y continuamos nuestro camino hacia la casa de Kathia, donde nos estábamos hospedando, Kyle se quedó un par de avenidas antes de nuestra parada. Madison besó la mejilla de mi novia antes de que ambas saliéramos de la camioneta y continuara su camino.

—Calle —Dijo Poché mientras caminábamos hacia la puerta de la casa —En serio perdóname, amor —

La ignoré, ya era tarde y no habíamos traído nuestras respectivas llaves, ¿será que Kathia seguía despierta? Mierda.

—Amor —Insistió la peli azul, ¡no caigas Daniela! Me acerqué a la puerta y giré la cerradura, estaba cerrada. Lo que me faltaba —Deja de ignorarme y mírame —Me ordenó mientras sujetaba mi cara con ambas manos con la delicadeza que solo ella sabía poner

—Te dije muchas veces que no quería estar en ese lugar tan espantoso —Respondí en un suspiro, la miré y me miró, esos ojos aceitunados mirándome bajo la luz de la luna, mi corazón se aceleró de verla, y de lo molesta que me encontraba —Pensé que eras de esas novias comprensivas que-

QUIMERA |CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora