43.- SI NO TE HUBIERAS IDO SERIA TAN FELIZ (FINAL)

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Mi piel seguía erizada al cruzar la puerta de aquel cementerio tan abandonado, de un momento a otro un aroma muy fuerte fue parte del ambiente. Tapé mi nariz con mi antebrazo y luego observé a las mujeres con las que iba. Madison se colocó la bufanda que llevaba puesta e Isabella había hecho lo que yo.

Caminamos por un largo del sendero de tierra hasta que pudimos respirar tranquilas, comenzaban a notarse las pequeñas tumbas que solo se distinguían por lapidas de madera que mantenían una leyenda en ellas.

Aun no me creía el sitio en el que estábamos y el propósito con el que íbamos, con lo sucedido mi cabeza todavía se negaba en creer que Poché estuviera muerta.

Tomamos el camino de la izquierda y a lo lejos, en medio de todo el desastre una lapida de mármol hacía parte del paisaje.

Caminamos en su dirección y una náusea muy fuerte se pronuncio a la altura de mi esófago.

Paramos frente a ella en el momento que Madison hizo una reverencia y dejando las flores sobre la superficie habló.

—Hola Poché linda —de inmediatamente sentí imaginar a Poché de nuevo en Isabella, su aspecto, su cabello, la forma de su nariz eran idénticos.

Me sonrió tomando mi mano para llevarme al costado de Madison y ahí hacer que posará las flores que sujetaba con mi otro brazo.

Volví a mirar a la culpable de que me encontrara postrada frente a la tumba distrayéndome en seguida con el escrito que tenía sobre el mármol.

"En memoria de María José Garzón, California 1995, Coruña 2017"

Mi boca se amargó y solo me dio tiempo de levantarme para alejarme un poco y ahí sacar las sensaciones convertidas en vómito que me provocó ese acontecimiento.

Isabella se volvió a acercar a mí un poco preocupada, le dediqué una mirada desilusionándome, porque al menos cuando la veía como Poché mi mundo se calmaba, pero era cierto que ella no era Poché.

Ahí mismo solo estábamos Madison, ella y yo.

—Anteriormente este lugar era una simple fosa que fue tapada por tierra por uuna persona —comentó haciéndome volver a mirar la tumba, —Esa misma persona se encargó de que tuviera aún espacio solo para ella, ya que como nunca fue reclamada sus restos estarían en un hueco junto con más cuerpos sin nombre.

Hice presión en mi mandíbula recordando a Nina, ella era la única que pudo haberlo hecho.

—Una tarde, mientras que tu seguías en coma y yo ya había llegado al Conxo seguía a tu enfermera hasta aquí —dictó de a poco caminando hacia el otro extremo de la tumba, —Me sorprendió el lugar y su intención, hasta que se fue y yo me acerqué.

Mi boca volvió a sentir la amargura de lo que me relataba, la cabeza me daba pequeñas punzadas y mi alrededor giraba hasta que tomo una madera entre sus manos y la arrojó en mi dirección.

"Peli azul"

Leí tragando saliva.

Quise volver a alejarme, pero ahora fue Madison quien me regresó a ese sitio.

—Isabella fue la única, además de Nina que sabía de este lugar, y apenas tu enfermera murió me encargué de hacerle una tumba digna de ella —mencionó con la mirada perdida en el mármol.

—Exacto, fue una sorpresa para mí el encontrarme con esto ya que aunque vi las noticias y la situación nunca me la imaginé real, hasta que investigué en el archivo de hospital y vi su fotografía —terminó de redactar la pelinegra antes de que Madison la interrumpiera.

QUIMERA |CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora