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La siesta se alargó más de lo debido haciéndonos despertar pasadas las siete de la noche, horario en el que el panteón en el que descansaban los restos de Nina ya estaba cerrado.
Agotada y triste por no poder ir ese día merendamos un poco de té con pan y galletas de chocolate, miramos la televisión y quedamos en que Poché pasaría por mí a la salida de mi nuevo trabajo para poder ir después a ver a quién había sido mi enfermera, amiga y madre durante mi estancia en aquel hospital psiquiátrico.
Mi pollito se quedó dormida después de darse una ducha, me gustaba mucho observarla dormir, aunque esa noche en específico me sentía un tanto culpable por la verdad que existía detrás de mi empleo en Cheese me, ¿Sería que Poché se molestara si le contaba la verdad?
Suspiré mientras sujetaba mi cabeza, a decir verdad, esperaba que nunca llegara el momento de decirle lo cierto, había sido muy clara cuando mencionó el no buscar ayuda en Taissa.
Aturdida por las voces en mi cabeza, mismas que insistían en que fuera sincera con mi novia me recosté a su lado, traté de llamarla un par de veces, pero dormía tan profundo que me dio pesar seguirle hablando, quizás le contaría mañana o en otro momento, solo quizás.
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El día comenzó y de no ser por el beso de buenos días de mi peli azulada hubiera llegado tarde a mi primer día de trabajo. Poché había sido tan tierna y considerada, no dejaba de recordarme que si no me sentía cómoda con el trabajo no era necesario que continuara, insistía que al final podríamos mejorar nuestra condición económica y yo no me había quedado tan contenta, no si pensaba que siguiéramos dependiendo de Madison.
Bajé del taxi frente a la puerta principal de Cheese Me, el nombre me parecía un tanto gracioso y también el uniforme, sentía que el verde limón no me quedaba en lo absoluto.
Eché un vistazo en mi celular para ver la hora, faltaban dos minutos para que fueran las diez de la mañana, estaba a tiempo.
—¡Buenos días! Bienvenida a Cheese Me, ¿Cuál será tu orden? —una chica al otro lado de la gran barra en donde se hacían los pedidos se asomaba con una gran sonrisa.
Miré por detrás de mi hombro sin ver a nadie, ¿Me hablaba a mí?
—¿Es conmigo? — pregunté con duda sujetando mi pecho.
—Si —sonrió —Tú entraste, y por ser nuestra primera clienta puedo ofrecerte una promoción de dos cheese me burguers con un poco de bacon por solo 6 euros —su sonrisa seguía abarcando gran parte de su cara, me parecía gracioso imaginarme tomando su lugar; no me consideraba buena con las personas, adema no podía permitir que todas las personas que llegaran a querer comer vieran mi cara y correr el riesgo de que alguna me reconociera como fugitiva del hospital, —¿Cuál será tu orden? —negué sacudiendo de mi cabeza aquel pensamiento.
—No compraré nada, vengo a trabajar —le dije ganándome una mirada ofusca.
—Disculpa, pero quizá estas confundida, no estamos solicitando personal, —comentó sin dejar de sonreír, ¿Que no se cansaba de no hacer otra expresión con la cara? —Suerte en tu búsqueda y vuelve pronto, las papas fritas y hamburguesas son las mejores de todo Coruña —dando por finalizada la plática se dio media vuelta dejándome deslumbrada por tanta palabra que era necesaria para decir a los clientes.
—No estoy confundida —inquirí llamando una vez más su atención, —Vengo a trabajar —repetí mostrándole que llevaba puesta la misma camiseta que ella.
Como era obvio su asombro se hizo evidente hasta que otra chica se acercó.
—¿Hay algún problema Carmen? —preguntó a la joven, —¡Buenos días! —se dirigió ahora a mí.
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QUIMERA |CACHÉ
Fiksi PenggemarAccidente automovilístico deja un par de jóvenes gravemente heridas en las afueras de la capital española, aún no se identifican sus nombres ni su estado de salud actual. El vehículo salió de la cinta asfáltica y cayó hasta un terreno adjunto, todos...