DADDY [Dean Winchester]

11. Enamorarse y Amar

Dos días después...

-Buenos días cariño -alguien enciende la luz de mi habitación y abro los ojos cegada por la luz.

Cuando logro ver con mayor claridad, veo a mi mamá dando vueltas como loca en mi habitación. Va de allá para acá mientras pone sus aros, arregla su cabello y a la vez busca algo en mi closet.

-Buenos... -me detengo. -¿Qué haces aquí? ¿A dónde vas? -pregunto confundida sentándome un poco en mi cama. -¿Qué hora...

-Maddi -me interrumpe y se gira hacia mí con uno de mis recatados vestidos para ocaciones formales. -¿Puedes prestarme este? -se lo acerca al cuerpo y se mira a si misma frente al espejo que tengo junto a mi escritorio. -Debo ir a la reunión del caso de Henry Jones y de verdad debo impresionar a todos. No alcancé a comprar nada. Y amo este vestido -sonríe como niña pequeña y asiento con la cabeza.

-Claro. ¿Pero que haces aquí tan temprano? -corro un poco la cortina junto a mi cama y veo que recién está amaneciendo. -¿No se supone que esa reunión es a medio día? -restriego un poco mis ojos para desperezarme.

-Sip, pero antes Dean me pidió que lo acompañe al aeropuerto.

Por fin he logrado despertar del todo.

-¿Aeropuerto? -digo tratando de no sonar tan interesada en el asunto. -¿Se irán y me dejarán con la casa para mi al fin? -bromeo y mi mamá me mira con cara de pocos amigos.

-No -bufa y sigue arreglándose frente al espejo. -Iremos a buscar a su hermano Sam.

Cierto, el hermano menor de Dean que estudia leyes ni más ni menos que en la Universidad de Standford, en California.

-¿El que estudia leyes en Standford? ¿Qué viene a hacer a New Jersey? -enarco una ceja y mi mamá me mira divertida por la curiosidad en mis preguntas.

-Viene a ver a Dean, a un encuentro de estudiantes y a que yo lo ayude en algunos temas. Él tiene un gran examen de derecho penal cuando terminen las vacaciones, y ya sabes que ese es mi fuerte -alardea y sonrío por su cara de sábelo todo.

Melanie termina de ponerse mi vestido y sonríe cuando le doy mi aprobación. Lo bueno de tener poca diferencia de edad entre nosotras es que aún podemos robarnos la ropa cuando queremos probar un look distinto.

Mi estómago ruge de hambre y aunque no suelo tomar desayuno a las 6 de la mañana, haré la excepción.

Mi mamá y yo bajamos las escaleras hacia el primer piso y me cuesta terminar de bajar el últimos par de escalones.

Dean está sentado en uno de los sofás de la sala, vistiendo un elegante traje con corbata incluida, y cuando siente nuestra presencia, levanta su vista del celular y me mira como nunca ningún otro hombre me ha mirado.

Es la primera vez que lo veo después de la borrachera del día sábado y mi corta estadía en su departamento, y aunque ese día nos comportamos como si fuéramos viejos amigos de toda la vida, ahora no sé que decir. Se siente raro.