32. Amar a quien a no debes.

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Narra Dean...

La tele frente a mí suena monótona y aburrida.

La botella de whisky, que por suerte ya estaba por la mitad cuando comencé a beber, me observa semi vacía desde la mesa bajo mis pies, y no sé si es por todo el alcohol que ya hay en mi cabeza o porque me estoy volviendo loco de verdad, que es que siento como si la maldita lo hiciera de manera burlesca. 

Juzgándome, diciéndome que tuve que recurrir a lo de siempre para tratar de apalear los problemas en mi mente.

Apago la televisión cuando alcanzo el control con un poco de dificultad, y cuando me muevo devuelta atrás, toda la jodida habitación gira de manera abrumadora por tan solo haberme inclinado un poco hacia adelante. 

Recuesto mi cuerpo en el respaldo del sofá otra vez y cierro los ojos con fuerza. Como si eso pudiera ayudarme.

Estoy perdido.

No sé hacia donde avanzar. 

Todo lo que tenía formado con mi vida hasta ahora, se me está yendo como arena entre los dedos, y no sé que hacer para conservar al menos un poco de todo lo bueno.

Cuando conocí a Melanie pensé que todo se había arreglado en mi vida al fin. Me enamoré de ella a pesar de todas nuestras diferencias, fue instantáneo, y mutuo... ella se enamoró de mí sabiendo que yo no era lo mejor de lo mejor. 

Es decir, no cualquier mujer de estatus social más o menos alto te acepta sabiendo que no tienes mucho que ofrecerle, ni social ni enconómicamente hablando. Tampoco actúa tan comprensiva cuando sabe que vienes escapando de un pasado algo turbio y que incluso años atrás estuviste en prisión, aunque solo haya sido por un tonto error.

Pero ella lo hizo. Me amó por quien yo era.

Y aquí estoy ahora, casi cuatro meses después de que todo lo bello hubiera empezado, agradeciéndole de la peor manera. Sintiendo lo mismo que sentí por ella, pero ahora por su hija... y con sentimientos que son casi el doble de intensos.

Abro los ojos sintiéndome un poco menos mareado que antes y me inclino hacia adelante otra vez para tomar la botella y así terminarla de una buena vez. Un coma etílico no suena tan mal ahora.

Cuando cierro los ojos de nuevo, Mad aparece en mi cabeza como una ilusión que me calma

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Cuando cierro los ojos de nuevo, Mad aparece en mi cabeza como una ilusión que me calma.

Ella es tan parecida a mí. Tan... hecha para mí. Mi corazón late como loco y me siento como si fuera un adolescente otra vez, todo por tan solo pensar en ella y en los contados besos que nos hemos dado hasta ahora.

¿Pero por qué las cosas tenían que pasar así?

¿Por qué... por qué no la conocí a ella primero? 

¿Tenía que conocer a Mel para llegar a ella? 

¿Por qué el destino juega así?

¿Por qué tengo que ser el malo de la historia si solo siento amor?

DADDY [Dean Winchester]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora