DADDY [Dean Winchester]

02. Dean

-Tres meses -digo impactada mientras observo el suelo de mi habitación. -Han pasado tres jodidos meses desde que empezaste a salir con un tipo llamado Dean Winchester y yo acabo de enterarme al verlo sentado, en el estúpido mueble, junto al estúpido lavaplatos, en la estúpida cocina, de mi estúpida casa -la miro en shock y mi mamá solo sonríe culpable.

Esto no puede ser cierto.

Esto es... sinceramente lo más descabellado que ha hecho mi madre.

Y demonios, si que ha hecho cosas locas.

-Madison, tienes que volver abajo y saludar a Dean -me ruega afligida mientras da vueltas por mi habitación nerviosa. Yo estoy sentada en la orilla de mi cama aún tratando de procesar la idea del nuevo novio de mamá y no sé que decir. Simplemente estoy en shock. -Sé que debí contarte antes, -continua. -Lo sé, pero...

-Mamá... dame un momento ¿Si? -susurro mirando el piso. -Hoy es mi primer día de vacaciones después de un agotador semestre en la universidad y apenas llego a casa, te veo cocinando, lo cual casi nunca haces por cierto -río irónica. -Y de la nada me encuentro con el sucio secreto que estabas guardado hace meses.

-Tener novio no es un sucio secreto -hace puchero y se sienta a mi lado.

-Que mi mamá tenga un nuevo novio y que actúe como si tuviera 15 y no me cuente, si es un sucio secreto. Mucho más entre nosotras, que por poco nos llamamos y nos contamos cada vez que vamos al baño -la miro dolida y ella luce triste ahora.

-Maddi... no quería...

-Mira, no quiero que pienses que no estoy feliz por ti y todo el asunto, pero... ¡Dios! ¡Esto es algo que debías haberme dicho apenas se puso serio! Soy tu hija, tu amiga -hago un puchero dramático.

-Lo sé -chilla y esconde su cara avergonzada en mi hombro. -Lo sé, fue estúpido. Pero quería estar segura esta vez Maddi. Quería saber que Dean y yo de verdad tendríamos algo serio antes de meterlo en tu vida.

Observo su aquejumbrada expresión por algunos segundos y creo comprenderla.

-Bueno, si lo pones así -suspiro y me muevo para mirarla. -¿Cuantos años tiene? Hasta parece de mi edad -frunzo el ceño.

-Hey -me regaña. -Tiene 38. No soy una pedófila, niña. 

Río por su comentario y luego vuelvo a mirar el piso. 

-Luce muy bien para tener esa edad -susurro y de inmediato me doy cuenta que eso sonó mejor en mi cabeza.

De seguro debe estar prohibido opinar sobre el físico del novio de tu madre. Son reglas básicas de las mujeres. Pero es que el tipo que está allá abajo en la cocina  parece sacado de una revista de motoqueros sexys.

-Lo sé, -suspira enamorada. -¿Verdad que es guapo? Dios... no sé como pude conseguir un hombre así -ríe como adolescente enamorada otra vez y me hace rodar los ojos. -Su pelo castaño, esos ojos verdes que ven a través de mi alma, esas pecas tiernas sobre su nariz... su voz...

-Ya, ya, no exageremos tampoco -río y ella entrelaza su brazo al mío.

-Siento que es el indicado cariño, Dean es el indicado -susurra y luego ambas nos quedamos un momento en silencio observando la nada.

En mis 21 años, he escuchado a mi mamá decir eso al menos 4 o 5 veces, y nada bueno o al menos rescatable a salido de alguna de esas relaciones.

Todo empezó con la terrible decepción amorosa que ella tuvo con mi papá. Bueno, el tipo que me dio la otra mitad de mi ADN.

Hace 21 años, cuando ambos tenían 15 y eran compañeros en la escuela, tuvieron un lindo romance -según mi mamá- donde fui procreada. Los dos lucharon por estar juntos y darme lo mejor en los primeros años de mi vida, eso hasta que papá decidió marcharse cuando yo había cumplido 4. Simplemente se cansó de nosotras y nos dejó.