Qué tal chicxs! Disculpen la demora una vez más. En unas horas subo otro. Espero les guste 💜
Y ahora se podrán arreglar las cosas?
•••
Renato no tuvo que esperar mucho a que llegara Gabriel. El rizado llegó justo a tiempo, como de costumbre, luciendo un poco cansado, pero aparte de eso, tan normal como siempre. Sin embargo, estuvo un minuto ahí parado sin poder mirar a Renato. Antes de levantar sus ojos respiró profundo, como si se estuviera dando valor. Renato no sabía que pensar de su actitud, excepto sentirse un poco incómodo con toda la situación.
"Hola"
"Hola", respondió Renato, el tono de su voz un toque chillón y poco natural.
"Eh... yo", Gabriel se removió nervioso y dejó su computador sobre la barra, evitando la mirada de Renato una vez más.
"Si querés podemos ir directo al grano. Digo, a lo del trabajo", sugirió Renato. "No es necesario que hablemos de nada más si vos no querés"
Dios, quería que el mayor soltara todo, quería que le dijera que Renato había entendido todo mal, que todo había sido un mal entendido, que se había sentido miserable estos últimos tres días, al igual que él.
"Renato, lo siento". Dejó salir las palabras en un suspiro roto, como si quizá no quisiera decirlo en voz alta, o tal vez, como si no quisiera que sus palabras sonaran tan intensas.
El corazón de Renato retumbó en su pecho mientras su sangre circulaba con algo parecido al alivio, como si el hecho de que Gabriel le hubiera dedicado tiempo a pensar en su situación fuera suficiente para arreglar las cosas.
"Yo también lo siento".
"¿Por?", Gabriel respondió sinceramente confundido. "Vos no hiciste nada mal"
Renato agachó su cabeza, sintiéndose un tonto por dejar que las cosas se salieran de control y se fueran al carajo. "No debería haberte presionado".
Gabriel inmediatamente levantó su mano para agarrar la del castaño a través de la barra, entrelazando los dedos de ambos y apretando con fuerza. "No. No lo hiciste. Por lo menos, sé que no lo hiciste a propósito. Y tenés razón. No he sido justo con vos. Me pediste una explicación y yo no supe dártela".
Renato sentía la picazón de las lágrimas en sus ojos, parpadeó para aclarar su vista, sabiendo que Gabriel aun no terminaba de hablar.
"Es que yo... Para mí esto es un montón ¿sabes?, no le he contado a nadie de vos, porque en realidad no tengo idea qué decir. Me da mucho miedo imaginarme cómo va a reaccionar mi familia. Nunca he querido mantenerte en secreto ni nada, pero necesitaba tiempo para adaptarme. Y también, yo... yo estoy cagado de miedo... por vos".
Renato no se esperaba esa respuesta. "¿Qué?"
Gabriel acariciaba sus dedos de manera inconsciente, como si el contacto fuera un hábito reconfortante. "Nunca imaginé que... cuando comenzamos todo esto... no sabía que me iba a preocupar tanto por vos. Hay un montón de cosas que he tenido que procesar. Y si hacemos esto público- no sé... ¿Qué va a pasar si ya no querés estar conmigo?". Susurró, "¿Ya no querés estar conmigo?".
Renato quería reírse, pero no lo hizo. Solo apretó la mano del rizado entre las suyas y se inclinó para besar sus dedos. "Si quiero Gabriel", susurró. "Pero, ¿por qué me decís todo esto? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?".
"Estos últimos días fueron... horribles. Yo, eh. Yo te he echado mucho de menos. Tanto que todo lo demás... ya no parecía tan importante ni grave como lo había visto en un principio". El rostro de Gabriel reflejaba lo que Renato estaba sintiendo en su interior, dejando que todas sus emociones se expresaran como nunca antes. El rizado parecía abrumado.
"Eu, Tato, ¿Podés-" Fausto entró de repente, ruidoso e impetuoso, en ese momento tan íntimo y frágil para ambos. Se detuvo de golpe al darse cuenta que estaba interrumpiendo algo más importante que un pedido de cervezas.
Renato tiró de su brazo rápidamente, intentando soltar la mano de Gabriel, pero este lo sostuvo con fuerza. Demasiada fuerza. El rizado afianzó su agarré y miró directamente a Renato con algo ardiendo en sus ojos. Luego movió la mirada a Fausto.
"¿Nos podés dar un minuto?"
Fausto miró sus manos entrelazadas, Gabriel aun sostenía sus manos evitando que el castaño retirara las suyas. El chico asintió y dijo, "Por supuesto. Voy a estar en la bodega".
"No era necesario que hicieras eso, Gabi", dijo Renato mientras veía como Fausto se marchaba del lugar.
"Si sé. Pero sentí que... que era lo correcto".
Renato sonrió, sintiéndose drenado y exhausto después de estos últimos tres días, sintiendo que en cualquier momento iba a explotar de lo lleno que sentía su pecho, lleno de esperanza. Suspiró pesado, y apretó la mano de Gabriel una vez más. "¿Estás seguro?".
"Muy seguro. No sé si me sienta preparado para llevarte a la casa de mis papás para Navidad, pero si estoy seguro de que la próxima vez que quieras chapar en público no voy a correrte la cara. Prometo que no me alejaré".
Renato finalmente levantó una mano para envolver la cara del rizado, acercándolo sobre la barra para poder besarlo. Un beso dulce y suave. Sentía como se le apretaba el corazón. Dios, deseaba esto con todas sus ganas, lo necesitaba para respirar. Gabriel hizo un pequeño ruidito parecido a un sollozo entre sus labios, levantó sus manos para tocarlo como si deseara que la barra desapareciera mágicamente entre sus cuerpos.
"Tomate tu tiempo", murmuró Renato. "Prometo que voy a tenerte más paciencia".
"¿Querés salir esta noche conmigo? ¿Una cita?", preguntó Gabriel. "Digo, en un restaurant, lleno de gente, donde todos nos puedan ver".
"Obvio que quiero"
Luego de hablar un poquito más y lograr avanzar con la mayoría del trabajo por el que había venido el rizado originalmente, Renato se despidió y se dirigió hacia la bodega, en donde Fausto se encontraba sentado, jugando en la computadora.
Levantó la mirada al ver la sombra de Renato en la puerta. "¿Todo bien?", preguntó, pero había algo extraño en su tono de voz. El chico moría por conocer el chisme pero se estaba conteniendo para no preguntar.
Renato sonrió. "Bueno, me parece que nuestro secretito ya salió a la luz ¿no?"
Fausto suspiró dramáticamente. "Al fín"
"¿Qué?"
"Digo, para mí era bastante obvio ¿sabes?, en las pocas veces que los vi conversar se notaba a kilómetros las ganas que se tienen. Con los chicos hemos estado apostando para cuando lo harían oficial".
Renato debería sentirse un poco ofendido, pero no podía, le causaba gracia la situación. "¿posta?"
"No sabía que Gabi era gay", Fausto se encogió de hombros, "pero ustedes dos hacen buena pareja".
"Lo mismo opino" sonrió Renato. La mención sobre la sexualidad de Gabriel quedó en el aire, no era algo que le preocupara particularmente, no era algo que Renato necesitara saber y mucho menos Fausto. Lo único que el castaño necesitaba tener claro era que Gabriel estuviera sintiendo lo mismo que él. "Y si no te molesta, hoy me retiro temprano"
Fausto soltó una carcajada. "¡Andá. Divertite!"
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Curiosidad
Fiksi PenggemarGabriel es dueño de una cervecería que abastece el bar de Renato. Y eso es todo. Hasta ahí llega su relación. Renato es inmune a la perfección y los encantos del otro chico, sobretodo, teniendo en cuenta que Gabriel es el epítome de la heterosexuali...