Capítulo 29

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Hola chicxs! Disculpen la demora con los últimos dos capítulos de la historia. La vida me ha tenido bastante ocupado! Pero nunca pensé dejar botado este fic.

Muchas gracias a la gente que sigue leyendo! Y a los que me han pedido actualización mis disculpas nuevamente.

Espero les guste 💜

                                            •••

"Te amo"

Las palabras fluyeron con facilidad. Todas esas veces que lo quiso decir, todos esos momentos intensos que han compartido, todas esas veces que tuvieron sexo desenfrenado y de otro planeta, todas esas veces en las que se apoyaron mutuamente y vocalizaron su compromiso el uno con el otro, todas esas veces... y nunca fue capaz de decirlo. Y simplemente fue así, porque nunca sintió que fuera el momento correcto, el momento indicado.

Pero ahora, mientras compartían una taza de café vestidos solo con su ropa interior, mientras Gabriel deslizaba su pulgar sobre la pantalla del celular todavía medio dormido, las palabras le brotaron como si fueran parte de su día a día, como si lo estuviera pensando y vocalizando todo el tiempo. Así, sin miedo, sin tapujos.

Gabriel se paralizó, y luego dejó su celular sobre la mesa, con sus ojos todavía clavados en los de Renato.

"No digas nada", dijo Renato. "No quiero que te sientas obligado a responder. No te lo dije con ese objetivo. Es que- así es como me siento. Te amo. Y simplemente quería que lo supieras".

Gabriel lucía un toque aturdido, pero sus ojos lo observaban llenos de calidez y cariño mientras se giraba en el asiento para inclinarse hacia Renato, presionando su frente contra la del castaño.

Renato siguió hablando, susurrando ahora sobre los labios de Gabriel. "Te he amado por mucho tiempo, Gabi. Quizás desde mucho antes de darme cuenta de lo que siento por vos"

Gabriel lo besó, y se sintió como si fuera la primera vez nuevamente. Se sintió como algo nuevo y lleno de intención, de manera tan delicada que sus labios se unieron de forma exacta y perfecta. Fue lento, con la intención de hacerlo durar, como si estuvieran tratando de crear un recuerdo permanente, como si sus labios supieran que este era un gran momento y quisieran que quedara grabado en sus memorias.

La lengua de Gabriel fue la primera en asomar entre sus bocas, suave y húmeda, mientras se abría paso entre los labios del menor.

Renato se podría quedar ahí, besándolo así, por toda la eternidad. Sus manos se movieron para acariciar los muslos del rizado. Por su parte, Gabriel le sostuvo la cara entre sus manos para besarlo con más voracidad.

Dios. Desea una eternidad de esto. Siempre.

Eventualmente, Gabriel se alejó para tomar un respiro, y Renato agachó su cabeza, jadeando sobre el hombro del rizado, sentía sus labios hormiguear y su corazón latir a mil por hora.

"Me tengo que preparar para el trabajo", dijo Gabriel, su voz genuinamente perturbada ante el pensamiento.

Renato asintió y le robó otro beso al rizado, que lo dejó con una sonrisa en la cara. "Si sé. Y yo tengo que trabajar esta noche. Pero me paso por tu casa cuando salga del bar"

"Más te vale". Gabriel tomó la mano de Renato y la apretó entre las suyas, luego dejó un beso en su palma y suspiró sobre su piel antes de soltarlo y ponerse de pie para dirigirse al baño.

                                               •••

Renato estuvo en las nubes todo el día. No podía parar de sonreír, no podía dejar de moverse como un nene hiperactivo, pasando de una actividad a otra a lo largo del día, no podía evitar tararear canciones románticas, y mucho menos podía dejar de pensar en Gabriel. El castaño reprodujo en su cabeza una y otra vez la escena de la mañana, cada detalle, cada línea en la cara de Gabriel.

De alguna manera, el día pasó volando. Probablemente porque se pasó el día soñando despierto, pensó para si mismo. Pero para su sorpresa y agrado, se encontró libre antes de lo pensado para tomar sus cosas y ponerse en marcha hacia la casa de Gabriel.

El rizado lo recibió en la puerta de su hogar, lo jaló de un tirón al interior de la casa, robándole un beso que se prolongó todo el camino hasta llegar a la habitación, sus piernas tropezando y sus manos explorando.

"No tengo ninguna queja con este recibimiento, pero déjame quitarme los zapatos al menos", dijo Renato con una risita.

Gabriel le respondió la sonrisa, con los rulos despeinados, el pantalón de pijama suave e incitante. Mientras Renato se desvestía, hasta quedar solo en boxers, ya que era tarde y lo único que harían sería irse directo a la cama, Gabriel tomó el notebook y se dejó caer sobre la cama.

"¿Querés ver el video?", preguntó.

En su estado de felicidad y sintiéndose ebrio de amor, Renato casi olvidó lo que habían hecho la noche anterior, el video que habían grabado. Ante el recuerdo, su cuerpo reaccionó tan rápido como su cerebro, su pija latió en su ropa interior, mientras asentía con la cabeza y se sentaba a un lado de Gabriel.

Con el video abierto en la pantalla, Gabriel le puso play y se recostó sobre el respaldo de la cama, haciéndole espacio a Renato para que se sentara entre sus piernas, para que apoyara su espalda contra el pecho sólido y tibio del mayor. Gabriel envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo, dejando un besito sobre su cuello, para luego descansar su barbilla sobre el hombro de Renato para observar la pantalla.

Al principio, el castaño se sintió un poco tonto, un poco incómodo y cohibido. Pero con el pasar de los segundos, cuando el Gabriel del video se desnudó para Renato, la única sensación que predominó fue el deseo. Renato observaba el video, y no podía parar de mirar el cuerpo desnudo de Gabriel desde su espalda, justo como le gustaba, kilómetros de piel y músculos, firme y duro, ese culo perfecto...

"Dios mío", suspiró, moviendo un poco sus caderas como reacción innata ante el estímulo visual.

Las manos de Gabriel comenzaron a deambular sobre su cuerpo mientras mantenía los ojos pegados en la pantalla, bajaron por el pecho desnudo de Renato para jugar con sus pezones y descender hasta su obligo, repitiendo el movimiento una y otra vez.

"Puta madre, Tato, tu boca", susurró Gabriel, cuando el Renato del video le comenzó a chupar la pija.

"Ni siquiera se me ve la boca en el video", dijo Renato.

Gabriel recorrió con su pulgar los labios llenos del castaño, suspirando cuando Renato lo lamió y lo introdujo dentro de su boca. "Pero lo recuerdo a la perfección", insistió.

Continuaron viendo el video en silencio, frotando sus cuerpos de vez en cuando, en una ocasión Renato giró su cabeza para besar a Gabriel. No sabía por qué, pero el castaño esperaba que cuando hicieran esto fuera de otra manera, más obsceno o algo así. Se imaginó que terminarían imitando lo que estaba sucediendo en la pantalla, o que harían comentarios sucios acerca de lo caliente que se veían juntos garchando.

Pero esto... esto era mucho más que eso. Claro, esto incluía todas esas cosas sucias que se imaginaba, de hecho, su pija pulsaba ante la imagen de él comiéndole el culo a Gabriel, ante la imagen del rizado sudando y apretando la mandíbula. Renato nunca había visto la expresión exacta que hacía Gabriel cuando hacían esto, no tenía idea de la manera en que apretaba sus ojos, la manera en que mantenía su boca abierta todo el tiempo, como si constantemente quisiera gemir.

Pero eso no era todo. No solo estaba viendo un video de ellos garchando.

Estaba viéndose a sí mismo esforzarse por conseguir los gemidos de Gabriel sin siquiera darse cuenta que lo estaba haciendo, cómo cada movimiento que hacía estaba destinado a hacer sentir placer al rizado, la desesperación en su cuerpo por darle a Gabriel todo lo que quisiera, todo lo que se merece. Estaba viendo como las manos de Gabriel constantemente lo buscaban. Aun cuando se perdían el uno en el otro, no pasaban más que unos pocos segundos antes de que Gabriel estuviera tocando su pelo o apretándole las manos. Estaba viéndolos a ambos, como si estuvieran en una danza perfecta, movimientos sincronizados, como si sus cuerpos se estuvieran comunicando aun cuando sus bocas no estuvieran emitiendo palabra.

Renato observaba la pantalla, la parte en la que se separaron para que Gabriel alcanzara el lubricante. En ese momento, Gabriel deslizó una mano dentro de los bóxers del castaño, cerrando el puño alrededor de su miembro al mismo tiempo que el Renato de la pantalla se lubricaba la pija.

Renato apenas podía respirar. Gabriel lo masturbó lento, mientras miraba el video, moviendo su mano al mismo ritmo que sus cuerpos en la pantalla. Cada vez que sus caderas embestían en el video, empalándose en la pija del castaño, su mano hacía lo mismo, moviéndose de arriba abajo. Para Renato, sentir los dedos cálidos del rizado era casi como volver a sentir el calor del agujero de Gabriel envolviéndolo, podía recordar cada desliz húmedo de su entrada cuando el mayor lo cabalgó.

Dios, Gabriel era hermoso, la forma en que sus músculos se contraían mientras se abría a si mismo sobre la pija de Renato. El castaño observó hambriento, apreciando todos esos ángulos que nunca antes había podido ver.

"Mirate", murmuró Gabriel sobre su oído, su mano seguía moviéndose a un ritmo perfecto sobre su erección.

En ese momento se dio cuenta que Gabriel lo estaba mirando a él mientras observaban el video. Él también se había visto en la pantalla, pero solo por un momento, y pudo observar lo posesivo que se veía, la forma en que miraba a Gabriel subir y bajar sobre su pija, prácticamente gruñendo 'mío, mío, mío".

"Mirate a vos", replicó Renato, inseguro de soportar verse a sí mismo de esa manera, como un libro abierto, desnudo y vulnerable, dejando que cualquiera que viera esto se diera cuenta de cada sentimiento sagrado que profesaba por Gabriel.

La mano de Gabriel aceleró el ritmo, y logró que Renato se corriera al mismo tiempo que el Renato del video, derramándose abundantemente dentro de sus boxers al igual que lo había hecho dentro del culo de Gabriel, sus gemidos haciendo eco de los gemidos en la pantalla, y la puta mierda, todo se sentía tan caliente, tan intenso que Renato se estremeció de manera prolongada mientras observaba a Gabriel correrse en pantalla, se estremeció hasta que el video por fin terminó.

Gabriel lo apretó entre sus brazos durante todo el orgasmo, la pija del mayor dura y ardiente contra la espalda baja del castaño.

En el momento en que el video finalizó, Gabriel se puso en movimiento, retirándose de la espalda de Renato y empujándolo sobre su espalda, para cubrir al menor con el peso perfecto de su propio cuerpo.

"Eso... fue increíble". El rizado se inclinó y besó a Renato con los ojos abiertos, tragándose el suspiro de felicidad que dejó escapar el castaño.

Gabriel retiró el flequillo de la frente del menor, mirándolo con una expresión llena de afecto. "Yo también te amo ¿sabes?. Y no te lo dije esta mañana porque vos me pediste que no lo hiciera. Pero te amo. No te imaginas cuanto".

El pecho de Renato estaba a punto de estallar, pero logró contenerse y envolvió sus brazos alrededor de Gabriel apretándolo con fuerza.

"Y no solo por ese video que hicimos, ni por todas las cosas que hacemos en la cama. Te amo a vos, Renato. No lo tenía dentro de mis planes. Pero lo hago. Y probablemente es la mejor cosa que me ha pasado en la vida".

Renato subió sus manos por la espalda de Gabriel, por debajo de su remera, subiéndola hasta que quedó atascada en el cuello del rizado, el cual tuvo que levantarse un momento para poder sacársela. Luego tironeó el pantalón del mayor para que se hiciera una idea de lo que quería. Gabriel rodó hacia un costado, dándole espacio al castaño para que se retirara esos boxers pegajosos con semen.

Y finalmente, solo quedaron ellos, y su piel humedecida por el sudor.

Renato se acercó lo que más pudo, cada centímetro de su piel tocando alguna parte de Gabriel, piernas y brazos enredados, caderas encajando de manera perfecta, bocas encontrándose mutuamente.

Eventualmente Gabriel se alejó y movió a Renato hasta lograr que se diera la vuelta, de esta manera el rizado pudo tener acceso a su espalda para depositar besos ligeros como una pluma sobre la curva de su columna, succionando lo justo y necesario para lograr hacer estremecer al menor.

Un momento después abrió las piernas de Renato para tener el espacio suficiente para llegar con su lengua a la entrada del castaño. La caricia fue suave y húmeda, su única intención era que Renato disfrutara de la sensación. Lentamente hizo que el menor comenzara a sudar. Fue muy despacio, pero no porque quisiera jugar con Renato, todo lo contrario, quería que el chico disfrutara de la sensación, quería quedarse allí toda la noche de ser posible. Renato podía sentir la adoración en su tacto, en la forma en que la lengua del rizado entraba y salía de su agujero, podía sentir el amor en sus manos mientras estas recorrían sus caderas, sosteniéndolo firme, y tirando de él más cerca. Gabriel mantuvo su boca en el lugar hasta que la pija de Renato comenzó a pulsar contra las sabanas, endureciéndose una vez más.

"Gabi, vení, vení", jadeó finalmente, sabiendo con claridad que no podría soportar mucho más antes de caer muerto de placer.

Gabriel tomó el lubricante y se colocó en posición, en donde se sentía como su hogar, con su pecho sobre el castaño, su cuerpo presionado contra el menor, frente a frente. Renato acarició con sus piernas las del rizado, elevándolas solo cuando el mayor tocó su rodilla como forma de pedido.

En poco tiempo Gabriel lo abrió con sus dedos húmedos, presionando su próstata con cada movimiento. Y luego con su miembro, empujó y se deslizó en el interior, llenando por fin a Renato.

Sus movimientos fueron profundos y pacíficos, más vaivén que embestidas. La pija del rizado frotando su próstata constantemente mientras el castaño apenas se movía para conseguir un poco de fricción sobre su propia erección. Se sentía como si Gabriel no soportara el pensamiento de sacarle la pija de adentro, y Renato decidió tomarlo del culo para empujarlo más profundo por la misma razón, por la misma necesidad.

"Te amo", dijo en una exhalación dentro de la boca de Gabriel, solo para poder escuchar las palabras una vez más.

Gabriel se estremeció y se dejó caer sobre el cuerpo del castaño, deslizando sus manos para poder unirlas con las de Renato.

"Te amo", murmuró una vez más.

Gabriel gimoteo ante sus palabras, se apoyó sobre la punta de sus pies, logrando empujarse aún más profundo.

"Te amo". Lo repitió como un mantra. El castaño no podía parar de decirlo. Gabriel dejo caer la cabeza en la curva de su cuello, y Renato pudo sentir como el rizado comenzó a perder el control, como se deshizo sobre su cuerpo.

Renato movió su mano para alcanzar su pija entre medio de ambos cuerpos y por segunda vez en la noche se corrió, jadeando mientras Gabriel pulsaba en su interior.

Por un minuto no pudieron moverse. Pero eventualmente Gabriel dejó salir un gruñido, rodando hacia un costado para acercar al castaño y abrazarlo sin aplastarlo con su peso.

Renato podía sentir el corazón de Gabriel palpitar con fuerza.

"Yo también Tato, yo te amo", dijo Gabriel unos minutos más tarde, cuando su respiración volvió a un ritmo más regular.

Renato disfrutó las palabras del rizado, de su tono de voz, permitió que las palabras empaparan su piel como si fueran agua, como si fueran el oxígeno que su cuerpo necesitaba para respirar.

Todo se sentía diferente. El solo hecho de estar ahí recostados, ahora se sentía como algo permanente. Como si los 'te amo' cargaran todas esas promesas que ambos querían hacer, esas promesas que ambos querían mantener.

Tal vez había cosas que tendrían que hablar. Quizás ahora tendrían más cosas que debatir. Pero Renato no podía pensar en ninguna cosa que estuviera pendiente por decir. No había nada que interpretar, nada que revelar, no había nada que lo hiciera dudar.

Desde el comienzo a Renato siempre le ha encantado regalarle a Gabriel 'primeras veces'. De hecho, por ese motivo fue el que comenzaron esta relación.

Pero Gabriel también le dio una.

Esta era la primera vez que Renato amaba a alguien, y sabía, sin lugar a dudas, que lo iba a amar por siempre.

        
                                              •••

Se viene el último capítulo! 💜

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