Un Nuevo comienzo

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Narración:
Al despertar, me levanté de la cama, tomé una ducha fría para relajarme y empezar mi día , me dispuse a prepararme para ir a la universidad, fui a mi cuarto abrí mi closet y saqué mis pantalones jeans, una blusa color púrpura, mis tenis favoritos, me empece a vestir, y llegaron a mi menté las palabras de Beto, estuve tratando de olvidar aquel incómodo momento, que había ocurrido la noche anterior en casa de Fernanda, mi madre se encontraba en mi casa más bien en el apartamento en donde vivía yo que pertenecía a mi abuelo, vivía sola mi madre iba a verme de vez en cuando, a mi me gustaba tener mi propio espacio y pues así me sentía más cómoda siempre fui muy independiente.

Mi madre me dio lo buenos días, me dijo hija siéntate te prepare algo para desayunar, desayuna antes de irte a la universidad, me senté con ella en la mesa tome un vaso de jugo de naranja unos huevos, fruta y pan tostado con mermelada, termine de comer me despedí de mi madre ella insistió en que ya me fuera y que ella se encargaba de limpiar y de levantar la mesa y que luego se iría a casa. Me gusto que viniera a visitarme cada que podía en los fines de semana.

Me despedí de ella, y me encamine a la universidad, siempre me iba caminando a pesar de tener auto, y que se encontraba muy cerca de donde vivía yo a 35 minutos caminado, camine durante 30 minutos ya estaba cerca del campus, mientras pensaba porque Beto me detestaba tanto al grado de decir esas cosas de mi o que acaso están celos de mi amistad con Fernanda, desde luego para mi el no era de todo mi agrado sólo lo soportaba por Fer. Me sentía abrumada, confundida, molesta, preocupada e inquieta por aquel episodio como sacado de una novela de esas que pasaban por la tele que todo era intriga y celos.

Aquella mañana de lunes se había hecho más larga de lo usual ya que trataba de olvidarme de lo ocurrido, sólo pensaba y pensaba en que pasaba por la cabeza de mi amiga Fernanda, acerca de lo que nos grito Beto al referirse a mi como la amiga rara, o que peor aún yo era Les.... Ni siquiera me atrevo a decir esa palabra, recordar todo una y otra vez mientras caminaba, sin notarlo ya me encontraba en la entrada de la universidad. Mi cabeza estaba hecha un lío y no dejaba de pensar en porque a mi edad no me atraía ningún chico, no me interesaba ninguno, siempre mi excusa era que no era el momento para estar pensando en amores ni estar metida en rollo amorosos, y me decía mi misma solo tengo que enfocarme en mis estudios ya llegara el amor en el momento correcto y cuando sea más madura aun me queda mucho camino por delante.

Pero al buscar en mi interior sabía que eso no era cierto, sólo utilizaba aquel discursito para desviar las preguntas de mis amistades, compañeros y compañeras de la universidad e inclusive, para desviar la atención de mi propia familia, que siempre me decían Mia ya estás en edad de tener un novio, o por lo menos pretendientes, pero yo les decía mi carera es lo más importante para mi, lo chicos no son mi prioridad en esta etapa de mi vida. Pero otra era la realidad en mi cabeza nunca hubo aquella, fantasía de toda chica, que soñaba con aquel primer beso con el primer amor, la primer vez que saliera Con un chico, dentro de mi esa idea me mortificaba a la vez decía pero se supone que es lo que debe querer toda chica, a mi edad pero no era así.

Era tal el miedo que prefería no cuestionarme a mi misma, de que era lo que en realidad yo quería sentir, seguía caminando y meditando tantas cosas, de camino a mi salón de clases, sumergida en mi mundo de interrogantes, que me atormentaba mi pobre cerebrito. Así me solía llamar Fer me decía cerebro ya que era muy buena estudiante tenía muy buenas calificaciones.

De repente algo ocurrió me tropeze con alguien por los pasillos, al volver a mi realidad me di cuenta de que había tropezado con una chica como de mi edad más alta que yo, parecía estar buscando algo o alguien, lucía perdida, le pedí disculpas, ella sólo sonrió y me respondió, tranquila linda yo igual te debo una disculpa, caminaba como sí estuviera en las nubes, y víviera en el país de las maravillas, era tan hermosa de piel blanca, cabello castaño, ojos claros cafés color miel, unos ojos indescriptiblemente hermosos, sus labios rojos como el más perfecto rojo que jamás había visto en mi vida.

La chica en el BáulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora