Desde nuestra pequeña excursión al río, la forma en que veía a Mike había empezado a cambiar. Ya no era mi pesado y molesto compañero de piso y de música, sino la persona que había conseguido que creara una canción con algo que ni yo misma sabía qué sentía. Que él fuera capaz de encontrar cosas en mí que yo creía desaparecidas hacía que quisiera saber más sobre él. Sentía curiosidad por el chico de pelo rojizo que había conseguido sacar algo enterrado de mi sin gastar ni el veinte por ciento de su energía.
Era sábado. El único día en el que me había propuesto no madrugar. Tenía toda la mañana para dormir antes de comer e ir a trabajar, pero una alarma no paraba de sonar por toda mi habitación y la cabeza me palpitaba al ritmo del estridente sonido.
Moví el brazo sin sacar la cabeza de debajo de las sábanas y le di un manotazo a la alarma para que dejara parara. El reloj no dejaba de sonar por lo que le di siete golpes más hasta que me di cuenta que esa alarma no provenía de mi despertador ya que yo no había programado ninguna alarma para hoy. Maldije internamente a Mike y me levanté pesadamente de la cama. Para un día que podía dormir y ponía una alarma que llevaba sonando diez minutos ¿Dónde mierda estaba?
Salí de mi habitación y me planté delante de su puerta. Toqué tres veces antes de pasar sin permiso a su habitación en vista de que no contestaba. Hacía mucho que no entraba en esta habitación. La última vez que entré la habitación estaba prácticamente vacía, solo con una cama y un armario. Ahora había también un escritorio con una silla y las dos cajas, que Mike trajo el primer día, con su contenido desparramado en una esquina.
Me acerqué al asqueroso cachivache que seguía sonando en la mesa de noche y lo paré. ¿Por qué Mike se había ido sin apagar la alarma?
Me giré para irme de vuelta a mi habitación y meterme de nuevo en la cama hasta que muriera de hambre cuando algo llamó mi atención. Encima del escritorio había un marco de fotos de color naranja con una foto. Me acerqué a él y lo cogí con cuidado.
Era Mike, de pequeño, cogiendo con sus pequeñas manitas las de una mujer y un hombre. Parecían sus padres por los rasgos similares que compartía con ellos. La foto era en color por lo que pude observar que Mike había heredado sus ojos azules y el pelo rojizo de su padre el cuál no parecía coreano por estos mismos. En cambio su madre si que parecía coreana, tenía todos nuestros rasgos: pelo oscuro, ojos oscuros, pequeños y rasgados, además de la piel pálida. ¿Mike era coreano o al menos la mitad de él lo era? Si no era así, su acento coreano era muy bueno, ni siquiera yo podía diferenciar si era de aquí o no. No podía dejar de mirar la foto. Se les veía tan felices sonriendo hacia la cámara. Por un momento me dió envidia. Mi familia también había sido así antes de aquel día.
—Mis padres.
Me asusté tanto al escuchar su voz detrás de mi que casi dejé caer el marco al suelo. Por suerte lo sujeté con fuerza contra mi pecho soltando un suspiro de alivio.
—Que susto me has dado —dejé de nuevo la foto en su sitio y me di la vuelta para mirarlo—. ¿Qué... —me tapé los ojos con las manos en un acto reflejo—. ¡Mike! Ponte algo de ropa.
Volvía a ir solo con la toalla alrededor de la cadera y con el pecho desnudo. Si seguía así me daría un ataque al corazón un día de estos.
—No puedo si estas en mi habitación —se burló de mi.
Me acerqué a ciegas hacia la puerta y por no abrir los ojos me choqué contra él. Me destapé los ojos lo suficiente para quedar cara a cara con su pecho desnudo, levantar la cara para ver su sonrisa burlona y esquivarle para encerrarme rápidamente en mi habitación.
Sentía mis mejillas calientes. ¿¡Es qué siempre me lo tendría que encontrar en toalla por las mañanas!? Me apoyé contra la puerta y me fui deslizando por ella hasta acabar sentada en el suelo con las manos en el pecho. Aún con el corazón martilleandome en las orejas todavía seguía escuchando a Mike reírse en su habitación. ¡Maldito cabrón!
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Los Colores De Tu Música || 1° Parte
Teen FictionSun perdió su risa cuando su padre se largó de casa. Mike perdió a sus padres en un accidente de coche de camino a Seul. Ambos se encontrarán compartiendo piso. Sun no quiere hacer amigos, no quiere sentir más dolor. Mike solo quiere averiguar p...