Capítulo XXVII

16 5 2
                                    

Baek Mike

Pensaba matarlo. No iba a dejar que se fuera como si nada hubiera pasado. Me alegraba que no hubiera ningún paparazzi rondando a mi alrededor desde hacía semanas, porque no habría sabido explicar cómo le estaba dejando la cara a tan semejante capullo. Aunque me importaba una mierda quién grabara la escena porque no tenía otra cosa en mi cabeza que los gritos aterrorizados de Sun llamándome.

El chico no había hecho amago de moverse después de que lo hubiera tirado al suelo, pero no me importaba en lo más mínimo. No después de lo que había visto. No después de que los gritos de Sun me rompieran el alma. Iba a matarlo.

—Mike —reaccioné cuando la escuché. Dejé al chico con la cara ensangrentada y sin moverse en el suelo y fui con ella.

Había estado preparando la cena para los dos sabiendo que cuando ella llegara a casa estaría demasiado cansada como para ponerse a cocinar y cuando miré la hora vi que se me había hecho muy tarde para ir a recogerla. Cogí las llaves y salí de casa corriendo al ver que ya habían pasado cinco minutos de la hora acordada. Sun me iba a matar por no llegar a tiempo.

A mitad camino presentí que algo no iba bien, así que corrí más rápido aún cuando mis pulmones clamaban por la falta de aire. Entonces fue cuando la escuché gritar. No había manera en que pudiera confundir su voz con la de otra persona. Se escuchó otro grito y me quedé paralizado por un momento. Había reconocido su voz una calle antes de llegar hasta donde estaba ella llamándome a gritos. Cuando volví a escucharla gritar desesperada aceleré todo lo que pude hasta llegar hasta ella.

Cuando llegué y vi lo que estaba pasando me quedé congelado sin poder moverme, de nuevo. No supe reaccionar ante lo que veían mis ojos. Quería frotarme los ojos y borrar esa escena. Deseaba que lo que estaba viendo no fuera real, pero así era. Había un chico encima de ella. Manoseándola. Tocándola. Y ella no dejaba de gritar mi nombre tratando de apartar al chico de encima de ella. Exploté por dentro. Salí corriendo hasta ellos y agarré al tipo por las solapas de la chaqueta y lo tiré contra el suelo sin pensar en nada más. Lo reconocí en cuanto me miró con la vista desenfocada a causa, sin duda, del alcohol. Era el mismo tipo que la había molestado en el karaoke el primer día que la conocí, al que le había dado un puñetazo para que la soltara. Bien, esa vez no iba a llevarse un simple puñetazo. Le había partido el labio y una de las cejas y me pareció escuchar un ruido feo proveniente de su nariz. Sino hubiera sido porque estaba preocupado por Sun no me habría importado que el chico estuviera inconsciente, le habría desfigurado la cara a puñetazos.

—Mike, no veo nada —estaba meneando la cabeza de una lado a otro histérica. 

—Sun estate tranquila. Voy a llamar a la policía y a una ambulancia —saqué mi móvil del bolsillo de los pantalones y cuando me iba a levantar para llamar me cogió del brazo. Le temblaban los dedos y las lágrimas salían de sus pequeños ojos.

—No te vayas por favor. No me dejes sola.

Me agaché a su lado y le pasé una mano por la mejillas para borrar el rastro de lágrimas. Tenía sangre en la boca y sus dientes se habían pintado de rosa. Apreté el móvil con fuerza en mi mano mientras marcaba el número de la policía y me lo ponía en la oreja.

—No voy a ir a ningún sitio —cogí su mano y la apreté contra mi pecho para que supiera que no me iba a separar de su lado.

♪♪♪♪

Cuando la policía y la ambulancia llegaron a donde estábamos, Sun ya se había tranquilizado un poco aunque seguía afirmando que no veía nada más allá de manchas lo que hizo que me preocupara bastante. La ambulancia se la llevó a ella y al chico y yo fui con la policía hasta el hospital. Ellos necesitaban que Sun les dijera que había pasado exactamente y yo necesitaba estar con ella y saber que estaba bien. 

Los Colores De Tu Música || 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora