Hacía poco más de una semana desde que Mike y yo habíamos presentado nuestra última canción. Más de una semana desde que lo había abrazado inconscientemente a causa de la excitación por tener tan buena calificación en nuestra presentación. Todavía no me podía creer que yo, que siempre rehuía de las muestras de afecto de la gente, me hubiera lanzado a abrazarle. La Sun del pasado estaba empezando a resurgir de entre la oscuridad y tenía miedo de que, si volvía a ser enterrada, no pudiera volver a levantarme de nuevo.
Solo quedaban tres días para el festival de primavera. Mike ya tenía claro que canción suya era la que cantariamos juntos, por lo tanto solo faltaba que yo escribiera nuestra canción y ya tendríamos todo listo. Y por eso había decidido ir al río Han. La naturaleza siempre me ayudaba a componer y a relajarme. No había vuelto a visitar aquel paisaje de árboles rosas y agua cristalina al que Mike me llevó. Quería haber ido a allí ese día, pero por algún extraño motivo mis pies nos habían traído hasta uno de los parques que había a la orilla del río Han. Estábamos los dos, Mike y yo, sentados en el césped mirando la cristalina agua con la guitarra de mi madre y mi cuaderno de partituras a nuestro lado.
Era extraño como nuestra relación había cambiado tanto desde que lo conocí. Ya no escapaba de su compañía, si no que cada día pasábamos más tiempo juntos. Él me acompañaba a mi trabajo y luego me recogía de este para volver los dos a casa (ya no se fiaba de nadie después de lo que ocurrió con Jun) y cenar lo que él había preparado, y yo le acompañaba a la gran agencia llena de más artistas como él donde me deleitaba con su música y su voz cuando tenía la oportunidad de estar presente en alguna de sus grabaciones.
—¿Cuál crees que debería ser nuestro tema para esta canción?
Llevábamos veinte minutos sentados sin decir una sola palabra mirando el agua mientras escuchábamos a un montón de niños, parejas y familias pulular a nuestro alrededor. No era un sitio tranquilo al estar rodeados de tanta gente, pero aún así me inundaba una tranquilidad indescriptible.
—No estoy muy segura —cogí la libreta y la abrí por una página al azar—. Podemos hacer una lluvia de frases. La primera frase que te venga a la cabeza y te suene bien la dices y si los dos estamos de acuerdo la escribimos. Luego con todas ellas intentamos formar la letra de la canción.
—Me parece bien.
Mike se dejó caer hacia atrás apoyando las manos debajo de su cabeza y cerrando los ojos dejando que su gorra negra le cubriera toda la cara. Al levantar los brazos, la camiseta negra que llevaba se levantó un poco dejando al descubierto un pequeño fragmento de aquella cicatriz que vi cuando lo encontré medio desnudo en nuestro baño. Todavía no sabía como se la había hecho pero por lo que me contó cuando se derrumbó al recordar a sus padres, sabía que era a consecuencia del accidente que tuvieron de camino a aquí.
—Quiero llenar el espacio vacío en tu corazón.
—¿Perdón? —me había quedado embobada mirando la cicatriz que no había escuchado lo que había dicho.
—La canción —se subió la gorra para ver en qué estaba tan concentrada como para no haber escuchado lo que había dicho. Enseguida dejé de mirar su abdomen centrando la vista al frente en ningún lugar en específico—. Quiero llenar el espacio vacío en tu corazón.
Apunté la frase en la libreta. ¿El vacío de mi corazón? La verdad es que desde hacía unas semanas mi corazón había ido llenándose con la voz de Mike cuando cantaba dejando que las canciones le arrastrasen hasta otro mundo donde solo existía la música. Su música. Cada vez que lo escuchaba, mi corazón palpitaba a tal velocidad que creía que saldría de mi pecho y se pondría a bailar al ritmo de su voz.
—Voy a ir a comprar algo de ramen a la tienda ¿Quieres alguna cosa más?
Negué con la cabeza viendo como Mike se levantaba del suelo limpiando sus pantalones, se ponía el cubre bocas y la gorra bien y se iba en dirección a la tienda de conveniencia con los hombros encorvados y las manos metidas en los bolsillos. A ese paso cualquiera lo confundiría con el Jorobado de Notre Dame.
ESTÁS LEYENDO
Los Colores De Tu Música || 1° Parte
Teen FictionSun perdió su risa cuando su padre se largó de casa. Mike perdió a sus padres en un accidente de coche de camino a Seul. Ambos se encontrarán compartiendo piso. Sun no quiere hacer amigos, no quiere sentir más dolor. Mike solo quiere averiguar p...