Capítulo XVIII

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El domingo fue un día extraño. No habíamos vuelto a hablar sobre los padres de Mike. Pero habíamos pasado un día agradable en casa. Los dos. Solos. Y eso fue lo más extraño de todo, que no me sentía incomoda estando a solas con él. Ya no.
Habíamos pasado la mañana cada uno a lo suyo y por la tarde habíamos decidido ver una película en la televisión tirados en el sofá. La verdad es que todo me estaba empezando a resultar raro. Era extraño como nuestra relación había cambiado tanto en tan solo unas semanas. Ya no nos saltabamos al cuello a la mínima de cambio, sino que ahora veíamos películas los dos juntos, como personas normales, tirados en el mismo sofá con nuestros pies tocándose. Se sentía extraño. Y si eso fuera poco, sentía que algo dentro de mi estaba cambiando. No sabía el que, pero el pecho ya no me oprimía como antes. Se sentía un poco más libre, algo que no sentía desde hacía años. Y no sabía si eso me asustaba o me gustaba. Quizás una mezcla de los dos.

El lunes en clase de lenguaje musical la profesora nos trajo una noticia que alegró a toda la clase y que yo creí que me daría algo.

—La semana que viene haremos una pequeña excursión a las montañas Namsan. Pasaremos allí tres días y dos noches. Espero que el viaje os sirva de ayuda e inspiración para componer vuestra siguiente canción. Esta vez no os daré un tema a elegir, deberéis elegirlo vosotros y hacer que el resto de la clase sienta el mensaje que queréis compartir sin mencionar este. Durante los próximos días os daré más detalles sobre la salida —la clase explotó en vítores hacia la profesora y enseguida todos empezaron a hablar entre ellos sobre lo que iban a llevarse. Yo solo pedía ayuda para que me sacaran de allí como fuera. Una cosa era empezar a convivir con un ser que se paseaba semi desnudo por casa en los momentos más oportunos y otra muy diferente iba a ser estar día y noche con una panda de críos que hablaban hasta por las orejas. Si tenía que ir, sabía que esas noches no dormiría las horas que recomendaban los médicos.

Mi petición fue escuchada por el bando equivocado y aparecieron Mike y Khalan delante de mis narices con unas sonrisas que no presagiaban nada bueno.

—Sun, Sun, Sun... —se me erizaron todos los pelos del cuerpo al escuchar a Mike decir mi nombre con esa voz profunda y traviesa.

—¿Si? —esperaba por lo que más quisiera que no estuviera haciendo planes para que pasáramos esos tres días los tres juntos como si fuéramos amigos de toda la vida.

—¿Sabes que no te vas a escapar ni del viaje ni de nosotros, verdad? —por tonto que sonara sabía que no podría hacerlo. Sabiendo como eran la super estrella y su amigo sabía que de esa excursión no había quien saliera impune.

No les dije nada más, no valía la pena discutir si sabía que aunque me negara Mike me sacaría de casa arrastras si hacia falta. Así que dejé caer mi cabeza sobre el pupitre de golpe mientras soltaba un sonoro suspiro y cerraba los ojos. Iban a ser los tres días más largos de mi vida.

♪♪♪♪

Ya tenía muy claro que el universo conspiraba contra mi, porque hoy volvía a ser lunes y eso solo significaba que no conseguiría quitarme a Mike y a su amigo de encima en tres días. Tres días sin ningún momento de paz. Deseaba con todas mis fuerzas poder quedarme en casa, poner alguna excusa tonta —que Mike no se creería y me sacaría a patadas de casa hasta el instituto—, y quedarme sola en casa durante esos extensos tres días. Lastima que solo pudiera soñar con ello mientras arrastraba la maleta fuera de mi habitación.

La noche anterior había hecho la maleta con pocas ganas, metiendo solamente lo fundamental —todo ropa de abrigo a petición de la maestra ya que, según ella, allí arriba haría demasiado frío para ser primavera— para sobrevivir durante tres días. Tenía lista también la guitarra, metida en su funda, y la libreta de letras, también dentro de la funda de esta.

Los Colores De Tu Música || 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora