Cuando llegué a casa no sentía mi cuerpo. Lo notaba completamente vacío, ligero. Como si hubiera perdido algo en el camino del hospital al trabajo y de este a casa. Había perdido la esperanza. Esa pequeña parte de mi que esperaba todas las noches a que mi madre apareciera por la puerta de casa y me dijera que todo había pasado, que saldríamos adelante a partir de ahora. Que se quedaría conmigo de ahora en adelante. Pero eso no era real. La realidad era que mi madre se iba y yo me quedaría sola. ¿Por qué las madres no podían ser eternas? ¿Por qué tenía que irse la persona que siempre me quiso y me cuidó? ¿Por qué?
La casa estaba en completo silencio y a oscuras cuando entré. Pensé que Mike habría salido así que no me moleste en esconderme en mi cuarto. Me dejé caer delante de la mesa de café y lloré. Lloré todo lo que sentía. Lloré mi soledad. Lloré mi dolor. Lloré hasta que sentí que me escocían los ojos y que el nudo de mi garganta me dificultaba respirar.
Y entonces lo escuché. Su puerta se abrió lentamente. No estaba sola como había creído. Él estaba en casa y me había escuchado.
Levanté la vista del suelo y lo miré. Mis ojos seguían empañados por las lágrimas que ya no caían. Pero lo veía, lo sentía mirándome. Seguro estaba pensando que estaba realmente loca. Que debería haber montado ese cuadro en mi habitación y no donde él me pudiera escuchar y ver. Que equivocada estaba.
—¿Estás bien? —cerró la puerta de su habitación y se acercó lentamente hacia donde estaba, como si yo fuera un pequeño tigre y al mínimo paso en falso que hiciera me fuera a lanzar encima de él para morderle el cuello. La verdad es que no tenía ni fuerzas para eso.
—Sí —me limpié los restos de agua de la cara. Mike no se había molestado ni en encender la luz, solamente la luz de la luna, que entraba por las ventanas del salón, era nuestra única manera de vernos.
—No lo parece —se sentó a mi lado en el suelo.
No entendía a este chico. Era un arrogante y un completo capullo conmigo. ¿Por qué ahora se preocupaba por lo que me pasaba?
—No es nada —no me moví de la alfombra. Mi cuerpo estaba demasiado cansado como para pensar en levantarse, subir tres escalones y entrar en mi habitación.
—Puedes contármelo. No diré nada —yo solamente le asentí, pero no dije nada. Me pesaban los ojos y mi cuerpo empezó a relajarse después de la llorera.
Retrocedí un poco y apoyé la espalda contra el sofá. Rodeé mis brazos alrededor de las piernas haciéndome una especie de bola con mi cuerpo y apoyé la cabeza en las rodillas dejando que el sueño me venciera.
♪♪♪♪
La alarma no dejaba de sonar y era raro porque en el comedor no había ningún despertador. Abrí lentamente los ojos y reconocí mi habitación. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Si no recordaba mal, y no lo hacía, me había quedado durmiendo en el comedor y yo no era sonámbula que se dijera para haber caminado hasta mi habitación, bajar la persiana y taparme con las sabanas. Apagué el despertador, me levanté con pereza de la cama y me puse el uniforme. No tenía ganas de atarme la corbata así que la dejé colgando alrededor de mi cuello para atarla antes de salir de casa. Se podría decir que me había vestido de malas maneras. Llevaba la falda girada hacia la derecha, la camisa desabrochada en los primeros dos botones botones y el pelo como un nido de pájaros. Hoy no tenía ganas de hacer nada, ni siquiera de intentar domar mi pelo. Me seguía doliendo el cuerpo por el cansancio acumulado y, la verdad, no me lo habría pensado dos veces en quedarme en casa y descansar, pero hoy tenía que empezar a componer la canción junto con mi compañero.
Cuando salí de mi cuarto vi a Mike sentado en la mesa desayunando. Tenía dos platos delante suyo y enfrente de él otros dos. Me acerqué a la mesa, miré los platos que tenía frente a mi y luego lo miré a él.
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Los Colores De Tu Música || 1° Parte
Teen FictionSun perdió su risa cuando su padre se largó de casa. Mike perdió a sus padres en un accidente de coche de camino a Seul. Ambos se encontrarán compartiendo piso. Sun no quiere hacer amigos, no quiere sentir más dolor. Mike solo quiere averiguar p...