Capítulo XXXII

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Como nos había recomendado la profesora, habíamos llegado a la parte trasera del gimnasio con media hora de antelación a las presentaciones. Al entrar habíamos observado que ni siquiera cabía un alfiler entre toda la gente que se había congregado cerca del escenario. Subimos las escaleras del escenario para dirigirnos detrás del telón cuando varias personas empezaron a chillar como si estuvieran locas. Me detuve haciendo que Mike, que iba detrás de mi parara también, y me fijé en el público. Por entre los gritos pude distinguir como varias personas gritaban el nombre de Mike a todo pulmón. Me dirigí a mi acompañante cuestionándolo con una ceja levanta. Él solo se encogió de hombros como diciendo que no podía hacer nada, se giró de cara al público y se inclinó en respeto para luego saludar a todos con una gran sonrisa. Me pareció escuchar a algunas chicas de la primera fila suspirar pero enseguida los gritos volvieron a invadir mis oídos.

Después de pasear la mirada entre el público por cuarta vez tratando de encontrar a mi primo, Mike hizo un ligero gesto con la cabeza indicándome que debíamos movernos e ir detrás del telón. Antes de que pudiera girarme para caminar Mike apoyó su mano derecha en mi espalda baja animándome a caminar. No apartó la mano hasta que estuvimos a punto de desaparecer por el escenario y perder de vista a toda esa gente que seguía gritando y llamando a Mike. Antes de apartar la mirada de ellos me pareció ver que algunas de las chicas de la primera fila llevaban carteles con la cara y el nombre de Mike. Puse los ojos en blanco y por fin me decidí a caminar sin la ayuda extra de Mike. Había fans para todo: algunas estaban locas (como las que me pegaron y acorralaron en la puerta del instituto) y otras tan solo eran demasiado entusiastas.

—Perfecto ya habéis llegado —una chica se dirigió corriendo hacia nosotros en cuanto pusimos un pie en la sala. Iba cargada con una libreta en la mano derecha y con la izquierda iba dando indicaciones a las personas de su alrededor—. Mike eres el primero. Tienes exactamente veinticinco minutos antes de salir. ¿Necesitas alguna cosa en especial?

Mike negó con la cabeza a la pregunta de la chica. Me pregunté si la chica sería así de atenta con el resto de nosotros o solo con Mike porque era a estrella. La chica asintió y se alejó de nosotros para volver a dar indicaciones al resto de gente. 

La sala donde debíamos esperar nuestro turno no era pequeña pero si contábamos con que no solo mi clase estaba allí dentro, sino que el resto de clases de primero se encontraban allí, resultaba de lo más agobiante. Me revolví nerviosa en el sitio sin saber que hacer o a donde ir mientras veía a mis compañeros lanzarle miradas curiosas a Mike como haciéndole saber que estaban ansiosos por saber que canción iba a cantar para dar inicio a todas las presentaciones.

La misma chica que había venido para preguntarle a Mike si necesitaba alguna cosa, nos entregó un organigrama donde salía el nombre de los participantes y el orden en que iba a salir al escenario. Mike iba a ser el primero y por tanto el que daría el comienzo a todo, luego pasarían cinco parejas más hasta que nos tocara a mí y a Mike cantando su canción y luego de otras cinco parejas nosotros daríamos el cierre con la canción que ambos habíamos compuesto.

—Debo ir a prepararme, ¿estarás bien si te dejo sola? —Mike me dedicó una amplia sonrisa antes de volver a coger la mano donde reposaba la roja pulsera que el mismo había colocado. 

No podía evitar mirar nuestras manos sintiendo que mis mejillas se prendían y una sonrisa amenazaba con salir. Mirarle a los ojos tampoco había sido buena idea pues siempre me perdía en ellos tratando de contar cuantas motitas doradas tenía en cada uno.

—Prometo que no me iré con el primer extraño que me ofrezca un dulce —mi mal chiste lo hizo reír a carcajadas antes de que apoyara su mano libre sobre mi cabeza dando pequeñas caricias a mi pelo. 

Los Colores De Tu Música || 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora