Capítulo XLI

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Mike tenía razón. Todas y cada una de sus palabras habían sido verdades convertidas en puñetazos que había recibido mi pobre corazón. A medida que lo había escuchado hablar sentía como mi corazón se hacía cada vez más y más pequeño, encogiéndose ante la verdad que llevaban impregnadas sus palabras. Mi primera reacción había sido llorar, aunque también había querido desgarrar mi garganta gritándole que se callara, que dejara de hablar. La cabeza me había dado vueltas al comprobar que lo que decía no tenía opción a duda. Él mismo sabía de lo que estaba hablando pues él mismo había pasado por ello. ¿Quería volver a recomponerme? Sí. ¿Quería dejar de sentir todo este dolor? Totalmente. Y Mike se había ofrecido a no separarse de mi lado ni siquiera unos segundos, quería que pasáramos por esto juntos. No me había atrevido a negar su ofrecimiento justificándome con que tendría cosas mejores que hacer que estar detrás de mi todo el día, pero pensé que tal vez esto también lo ayudaría a él a aliviar su dolor. No es que Mike expresara demasiado sus sentimientos, sobre todo cuando se sentía triste, infeliz, deprimido o tan solo quería llorar, pero podía escuchar que cuando nombraba a sus padres era como si su voz se volviera más fina, más aguda. Y, en realidad, me alegraba no tener que pasar por todo esto sola. Tan solo pensar en la idea de seguir viviendo mi vida sin él me abrumaba. Por suerte no tenía que pensar ni pasar por ello con él a mi lado.

♪♪♪♪

Era lunes, el mejor día de la semana pues se acababa el instituto y empezaba el fin de semana. Mike y yo llevábamos casi una hora sentado alrededor de la mesa japonesa con la guitarra de mamá y muchas hojas de partituras entre nosotros. Nada más llegar del instituto, habíamos hecho algo rápido de comer que devoramos en menos de quince minutos y lavamos lo que habíamos usado antes de sentarnos para exprimirnos el cerebro en busca de ideas para nuestra canción. Nos quedaban tan solo dos días para componer algo de calidad que presentar a nuestros compañeros y profesora y ninguna idea había venido para inspirarnos. Mike estaba tumbado sobre la blanca alfombra con un lápiz bajo su nariz sujetado por su labio superior. No habíamos tenido tiempo ni siquiera para cambiar nuestros uniformes por ropa más cómoda por lo que podía observar cómo los bajos de sus pantalones no llegaban a cubrir sus tobillos y su camisa, al tener uno de sus brazos doblador bajo su cabeza, dejaba al descubierto la parte izquierda de su plano y trabajado estómago.

Yo, por mi parte, estaba en el sofá, con las piernas cruzadas en forma de indio y teniendo cuidado de que la falda tapaba en todo momento mis zonas intimas mientras paseaba el lápiz por mi pelo. Me estaba aburriendo demasiado tratando de encontrar algo que quisiera decirme a mí misma en esta canción, pero la vista del vientre de Mike me tenía bastante embelesada y entretenida. 

—¿Disfrutando las vistas? —alcé la mirada de su tripa a su cara y lo encontré mirándome con una sonrisa canalla que decía "te he pillado" y los ojos brillando con picardía. 

—Bastante —ambos nos quedamos asombrados ante mi comentario, creo que ninguno se veía venir que contestaría con tanta sinceridad y sin sonrojarme como hacía cada vez que pensaba en él. Mike estalló en carcajadas mientras se retorcía por el suelo cuál gusano.

Cogí uno de mis zapatos y se lo lancé en el estómago para que dejara de reírse de mí. El zapato dio de pleno en el blanco y su risa se entrecortó para pasar a toser tratando de recuperando el aire que el repentino golpe le había robado.

—¡Ey! Eso ha sido muy cruel por tu parte —me dijo mientras lanzaba mi zapatilla de vuelta junto a la otra. Por un momento su comentario me había sonado demasiado a mi primo. Juntarse tanto estaba perjudicando la mente de Mike.

—Suenas como Minho, creo que haberos hecho amigos no ha sido una buena idea —me burlé de él—. Si sigues hablando igual que él pasaré de tener un primo y un novio a tener dos personas que hablan igual, lo cual, conociendo el carácter de Minho, es mejor evitar.

Los Colores De Tu Música || 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora