Capítulo XXII

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Yo ya sabía que él no era mi padre. Eso lo tenía bien mentalizado pero el hecho de pensar en volver a sentir más dolor, volver a quedarme sola, me aterraba. Por eso siempre preferí cerrar mi corazón a la gente. Por eso prefería encerrarme en mi misma. Pero todas esas barreras que había puesto en mí se estaban empezando a venir abajo y Mike era el causante de ello. Era el culpable de que en mi pecho estuviera volviendo a aflorar ese calor que hacía cuatro años que no sentía. Estaba despertando toda clase de cosas en mi interior y no tenía claro si quería que eso continuara, si quería averiguar hasta donde era capaz de llegar Mike o hasta que punto podía volver a ser la misma de antes.

Cuando Mike acabó de grabar la canción y salimos del estudio ya era de noche y nos tocaba hacer otro viaje en metro hacia casa. En el trayecto de vuelta al piso ninguno dijo nada. Yo seguía pensando en la letra de aquella canción y en la determinación que vi en sus ojos mientras la cantaba. Mike por su parte mantuvo, durante todo el trayecto, una tonta sonrisa en la cara mientras miraba hacia el suelo.

Al llegar a casa cenamos algo ligero en silencio y después nos fuimos a dormir. Me puse el pijama y me tumbé en la cama mirando el oscuro techo de mi habitación.

Cabía la posibilidad de que Mike estuviera dejando de ser simplemente mi compañero de piso y nuestra relación estuviera evolucionando pero sin llegar al punto en el que estaba con Minho. Mike nunca podría sustituir a Minho, pero su apoyo y compañía en mi vida empezaba a ser igual de importante que la de mi primo.

El lunes siguiente fue bastante movidito en el colegio. El festival de primavera se estaba acercando y todos estaban como locos por acudir a los talleres que la escuela y los estudiantes de último año organizaban y donde el resto de alumnos podía participar. Había carteles informativos colgados por todos los pasillos y si uno no sabía que pronto se acercaría el festival, era porque o bien estaba sordo o bien estaba ciego.

En clase de lenguaje musical el tema tampoco pasó desapercibido. Todos estaban alterados porque a los de primer año nos tocaba hacer presentaciones para demostrar que no habíamos entrado allí solo por el dinero, si no porqué teníamos el talento que esta escuela buscaba.

—Bien, como sabéis este año todos debéis preparar una canción para representar en el festival de primavera —la profesora se paseaba por toda la clase, arriba y abajo, mientras iba hablando—. Debéis tener claro que tenéis que dar el máximo —se detuvo en el centro del pequeño escenario mirándonos a todos—. Y este año además contamos con una presentación exclusiva a manos del señor Baek Mike —todos estallaron en aplausos y Khalan palmeó la espalda de su amigo de forma juguetona mientras él les sonreía a todos—. Pero eso no es todo. Uno de vosotros tendrá la oportunidad de participar con él en su canción y en otra más que compondréis juntos —toda la clase estaba atenta escuchando esa nueva noticia—. ¿A quién le gustaría cantar junto a él?

Todas las chicas del aula levantaron la mano —todas menos yo—, e incluso algún chico la levantó también. Todos deseaban, aunque fuera durante unos minutos, compartir escenario con él. Rodé los ojos. Cualquiera de ellos se vería genial delante de tanta gente siendo el centro de atención si es que Mike no se robaba las miradas de todos los presentes.

De pronto Mike se puso en pie llamando la atención de todos los alumnos e incluso de la profesora.

—¿Puedo sugerir a alguien para que sea mi compañero?

La profesora asintió no muy convencida y todas las chicas empezaron a hablar entre ellas pensando que quizá fuera una de ellas la elegida. Parecían tontas haciéndole ojitos a Mike y meneando los párpados de forma exagerada para intentar llamar su atención y que las eligieran aún sabiendo que él ni siquiera les estaba prestando atención.

Los Colores De Tu Música || 1° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora