| 32 |

523 37 1
                                    

No sabía como abordar el ansiado tema, ya que posiblemente ni ella misma sabía que tenía.
Los nervios carcomian cada centímetro de piel. Están de frente una de la otra, ambas con Noticias que beneficiarían a ambas.

-Y bien, ¿Qué querías decirme?

El ambiente era notoriamente tenso, sin embargo podía mantenerse.

-Bueno, son dos cosas que tengo que decirte.

Carraspeó antes de hablar.

-La primera es que tengo trabajo y la segunda es que...

Se detuvo antes de hablar, los nervios la mataban.

-...Es que... Es que compré una laptop en donde trabajo, pensando en ti para que no te aburras en casa.

El silencio retornó y el rostro de la otra inspiraba tranquilidad.

-¿Y tú que querías decirme?

Flor, dió un respingo ante su llamada.

-Pues, estoy embarazada

Mei, abrió los ojos del tamaño de un plato familiar. No lo podía creer, aunque era sospechoso ya que ambas eran mujeres y no cree que le era infiel.

-Tranquila, no te estoy siendo infiel.

Soltó como si la hubiera leído la mente.

La noche pasó muy amena, estaban cenando en una pequeño restaurante cerca de casa.
Caminaban de vuelta a casa, platicando del día de ambas por lo tanto le puso del tanto de la cantidad de comida o "antojos" había tenido durante el día.

Rieron, después de tanto. Reían como si nunca se hubieran reído. Tanto tiempo juntas, hacia que el tiempo nunca pasase, que se detuviese, eran amas de su propio tiempo.

Habían llegado a casa, abrieron la puerta. Subieron a su cuarto, tranquilamente se cambiaron para dormir.

-No te lo pregunté cuando estábamos cenando, ¿pero cuanto tienes de embarazada?

-Apenas unos días, pero he sentido mareos y mucha, mucha hambre.

Rió de nuevo, amaba cuando estaba con ella.

-Te amo...

Aquella palabra se perdió entre las paredes de la habitación, sin embargo, para Flor, aquella palabra le gustaba mucho.

-También yo- susurró.

El sonido de Flor moveteandose despertó a Mei, aquella se giró a sí misma y quedó viendo hacia ella y la atrajo a su pecho, el suave movimiento del pecho de Mei tranquilizó de sobremanera a Flor, más a parte el sonido de los grillos afuera de la casa hacían que cualquiera se quedase profundamente dormido.

Al día siguiente, Mei tenía que trabajar; por lo tanto tenía que despertar temprano sin tener que despertar a la otra. Se vistió y dejando un tierno beso en la frente de Flor se marchó.

Antes de irse, en la cocina estaba preparando café para el camino le agregó azúcar y crema y finalmente se fue, de camino al trabajo su compañera de área se aproximó hacia ella en auto.

-¿Quieres aventon?- dijo ella de forma un tanto amistosa

-Tal vez

Se subió al coche y abrocho su cinturón, por precaución.

Estaba viendo por la ventana mientras por la radio sonaba un artista que ella desconocía, de la nada empezó a tamborilear al ritmo de la canción.
Bebía su café con tranquilidad, de vez en cuando la miraba y de cierta forma era bonita y se engañaba mentalmente por mirar de otra forma a una chafa literalmente desconocida.

Habían llegado al trabajo y camino lo más rápido para alejarse de ella y poner nuevamente a Flor en su mente.

Como siempre, su trabajo se limitó a cobrar.
No hacia más y en el almuerzo era acosada por una chica del McDonald's, quien le sonreía de forma muy tierna, pero no podía corresponderle. Sin embargo, podía convencerla de ser amigas. La llamó a la distancia y ella se acercó felizmente hacia ella.

—Si, ¿Qué desea?— la otra de miraba nerviosa, tal vez demasiado.

Mei, río nerviosa y miraba mucho hacia su vaso de refresco.

—¿Te gustaría ser mi amiga?— soltó todo el aire que había contenido en sus pulmones.

La otra chica se miraba sorprendida de lo que Mei dijo.
Río nerviosa y se fue, dando la plática por finalizada.

Regresó al trabajo y su tarde siguió igual.

Mientras tanto en casa, Flor estaba en su cuarto con el computador en su vientre, sabiendo que esta embarazada, quiso indagar sobre lo que puede comer, por lo tanto, le diría a Mei que la acompañe al médico para el chequeo —el primero— regresó a la cocina a volver a comer. Había pasado una hora desde que comió y ahora volvió.

Volvió a su cuarto y siguió frente al computador.

Sentía sueño, así que decidió dormir un rato; dejó el computador en la mesita de noche y cerró sus ojos.

Estaba soñando. Soñaba que formaba una familia, especial para ella y Mei, especial porque se querían, especial porque así lo querían. Es más, ya estaba pensando en los posibles nombres para el bebé, si era niño se llamaría Adrian y si era niña de llamaría Ariel. Miles de combinaciones se le ocurrian para el o la bebé. Se sentía muy entusiasmada.

Pero, yo les pregunto ¿Qué pasaría si el destino les hace una mala jugada?

Tal vez, eso se descubriría tarde o temprano las mentiras se descubren.

Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora