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Los días pasaban, la pareja se hablaba menos; ya no se besan, ya no se abrazan, ya no platican, ya no hacen el amor. Los días pasaban y el embarazo seguía con 7 meses, Flor se iba distanciando de Mei; le dolía que esto haya pasado, fue algo que poco a poco la iba matando lentamente; algo así como las drogas.
Ya no veía el color en las cosas, ya no sonreía, poco a poco le iban apareciendo orejas y bolsas por lloraré cada noche a la única mujer que amó.

Mientras tanto, la otra se la pasaba bien, ella sí se podía divertir agusto sin notar el daño que hacía a su alrededor y a quién se lo hacía.
Era feliz, ya vivía con aquella chica tonta del McDonald's.

Nunca notaron a la flor más hermosa del jardín hasta que se marchitó.

O eso es lo que dice la madre de Flor cada que la veía llorar hasta dormirse.
Y cada quién se fué con quién su alma llamaba, Flor se fué con la esperanza de volver.

Ha pasado un año, un año en que la soledad se volvió fortaleza, un año de lucha incansable para mantener y criar y la pequeña niña que se formó en su vientre en lo que según fue un amor verdadero.
Flor, trabaja en la guardería donde lleva a su hija para que conviva con otros niños.
La amaba, amaba a su hija como una vez pudo amar; como lo recordaba. Porqué tal vez, solo tal vez aún la extraña.

Valentina crece, con dudas que Flor sabía disfrazar muy bien; dudas que todo niño hace acerca de su padre o en este caso madre, aunque la chiquilla no lo sepa.

No es por alarmar a nadie, sólo que la historia de un par de chicas y su verdadero amor siempre sigue, tal vez no hoy, pero sí en un futuro próximo y se reencontrarán de la forma más inesperada que el destino ensayo a la perfección y solo así sabrán la fuerza del amor.

Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora