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Flor.

No sé qué pasó con ella, solo me deje llevar y acabamos haciendo eso. Me sentía bastante extraña, al salir de su casa me encontré con dos personas, no les hablé pero sí me vieron extrañadas.

Salí, llegue al portón hasta llegar a la calle y agarré un taxi para volver a casa. Realmente no sé en donde me encuentraba en ese momento.

Llegué a casa y saludé a mi familia que estaba en la sala viendo televisión.

Entré a mi cuarto, me encerré, no quería ver a nadie. Me dormí.

Estaba en un cuarto completamente blanco, con una cama y mi cuerpo sin vida. ¿Qué es esto? Me acerqué a mi cuerpo que yacía en la cama, lo moví muchas veces. En eso llega un vago recuerdo de lo que hicimos Mei y yo en su casa.

Desperté.

Sobresaltada, me senté en la cama y talle mis ojos, me ardían. Toco mi cuerpo y reviso a mí al rededor todo está bien.
De pronto, siento algo húmedo. Estoy mojada, no resisto y bajo mi mano y rozó,  tal vez si calmo lo que siento deje de estar así. ¡Equivocación! Me sentía mucho peor.
Seguí rozando, y rozando y tal sensación parecía no tener fin, bajé la ropa interior hasta las rodillas y mi mano hizo lo que tenía que hacer. Pasados unos minutos de hacer tal cosa, me corrí. Con la respiración agitada y jadeando me dormí.

Desperté.

Revisé si todo estaba en su sitio, y también abajo. Respiré resignada. Todo fue un sueño. Bastante extraño.

Volví a dormir.

Desperté en la hora normal e hice mi ritual de cada mañana. Baje y me encontré una pequeña nota.

Hija, estaremos de viaje de negocios. Estaremos fuera unos días, dejamos comida y un poco de dinero en tu habitación. 

Te queremos, papá y mamá.

Dejé la nota en su sitio.

Desayuné con calma, ya que tenía un poco de tiempo.
Dejé los trastes en la vajilla y regrese a mi habitación para vestirme y asearme.

Una vez lista, agarre mis cosas y me fui al colegio.

No quería hablarle, después de lo que pasó. Aunque también necesito una explicación de lo ocurrido. ¡Qué nervios! Llegué al salón, allá estaba ella recostada en su banca.

Me senté, no quería hablar con ella.

Mei.

La primera clase empezó, y me sentía de lo peor al no poder hacer nada para hacerle reaccionar, y a mi también.

Le envié una notita, describiendo como me sentía desde la última vez que la vida en mi casa y durante esas horas de clase.

Hola, de verdad me siento mal. Las cosas se salieron de control y no quería hacerte daño. Perdón.

Se lo di y pude observar una sonrisa ladina en su delicado rostro. Sentí felicidad en ese momento ¿Me habrá perdonado? No sé, habrá que confirmarlo.

Las siguientes clases, pasaron y por fin había llegado la hora del descanso. Ella, se paró rápido de su asiento dispuesta a salir.
Planee seguirla hasta fuera del salón. Paró en seco y se volteó, como si supusiese que yo estaría atrás de ella en ese preciso momento. Me miró con una amable sonrisa. No sabía que iba a pasar.

Flor.

La ví escribiendo una nota, pero, lo ignore completamente. Hasta que toco mi mano izquierda.

La nota estaba escrita de manera tan delicada y decía lo siguiente:

Hola, de verdad me siento mal. Las cosas se salieron de control y no quería hacerte daño. Perdón.

Esa nota me reconforto, sabiendo que hizo mal supo disculparse como es debido.

Habían timbrado, y sabía perfectamente que ella no me dejaría salir tan a la ligera; Así que esperé a salir cuando ella estaba atrás de mí con cierta sorpresa. Lo cara lo decía bien.

—Hola.— dije con semblante serio.
—Hola.
No quería ser precipitada, de hecho quería abrazarla y decirle lo mucho que la extrañaba. Debía ser fuerte.
—¿Sigues molesta?— ella habló esta vez.
—Mmm...— lo pensé unos minutos. —No, ya no— en ese momento ví una sonrisa en su rostro. Creo que no debí irme sin una explicación. Y eso quería obtener en este preciso momento.
—Oye, ¿Que pasó contigo aquél día?— le pregunté cómo si nada.
—¿Eh?— se puso tensa. —N-no s-se de qué hablas— tartamudeo. Sí sabe de qué hablo.
—Puedo jurar que estabas en una especie de trance o celo.— se tenso demasiado, a tal grado de alejarse un poco.

Suspiró.

—Tal vez tengas razón— estaba cabizbaja, estaba dispuesta a contarme. — Soy un híbrido, mitad gato y mitad humano.— empezó a llorar. Como si automáticamente pensará que la odio o algo parecido.
Me acerqué a ella sin que se de cuenta y le susurré en el oído. —Debes verte hermosa con cola y orejas.— le dije en tono seductor. Soltó un pequeño gemido, el tacto que le hacía era bien respondido.

Me aleje. Sabía que tenía algo que le espantaba a los demás compañeros del salón, pero no pensé que fuera algo tan delicado como esto. De cierta forma quiero saber si ella es una híbrido. Me sentía con mucha curiosidad.

La agarré de la mano y la lleve al baño, al cubículo más apartado de la puerta.

—¿Qué hacemos acá?— estaba nerviosa.
—Quiero saber si eres tal cosa— le susurré en el oído, como anteriormente hice.
—¿Q-qué quieres saber?— sus quejidos y gemidos casi imperceptibles se hacían notar poco a poco.
—Si eres un lindo gato.— le di un beso en el cuello, seguido de lamidas y mordiscos. Jamás había sentido tal curiosidad y deseo de ver el secreto que a todos oculta.
—Mmg..— quejidos y gemidos ya eran evidentes en el baño, sonaban muy alto. Eso hacia aumentar mi deseo por ella. —Mmg— ahogaba sus gemidos. Le saque el suéter que tanto llevaba y lo ví. Quedé atónita, tal chica si estaba llena de sorpresas.
—Que inesperado.
Ella estaba regulando su respiración, sentaba en el inodoro, se veía tan delicada y tan, tan sexy. Mejillas coloradas, ojos llorosos, pequeños rastros de saliva cayendo de sus labios hasta su cuello, cabello despeinado y su camisa delineada.

—Me odias, lo sé. Piensa que soy rara y que no debería de existir. No es mi culpa.

— Yo no te veo de esa forma, yo pienso que eres hermosa.— se puso colorada. Se veía muy kawaii.
—Gracias— me lamió la mejilla.
—Yo lo quiero aquí— le robé un beso en los labios. Quería estar dispuesta a aceptar a aquella chica que de la nada apareció en mi vida de una forma inesperada.

Lo sé, un capítulo corto y además algo tarde. Disfrútenlo y voten.

¡Hasta la próxima!♥

Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora