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Mei.

Habiamos llegado a casa, las cosas estaban normales; sus padres ya me reconocían y pues todo iba entre Flor y yo.

Estabamos haciendo la tarea como era costumbre, ella en el escritorio y yo en el piso.

-Todo bien con la tarea, ¿verdad?-  se reflejaba en su tono preocupación.

-Sí, es solo que quiero hacer esto.

Me paré del suelo y fuí donde ella, estaba nerviosa por lo que iba a pasar en ese momento.

-¿Todo bien, pequeña?- el tono de mi voz cambio a una lasciva

-S-sí- veia a todos las dos, tratando de evitarme.

-¿Entiendes que va a pasar?.

-N-no se de q-que hablas- se mordía los labios, juegueteandolos.

Rompí el espacio que había entre ambas con un beso; uno lento, suave, que transmitía mis sentimientos hacia ella.

-T-te amo- dijo ella con un leve sonrojo.

La llevé a la cama, me posicioné encima de ella y la seguí besando con pasión, con lujuria. Le quité la ropa poco a poco disfrutando de su desnudez, le besaba el cuello dejando pequeñas marcas. La escuchaba gemir muy, muy bajo; baje a su pecho desnudo, sus pezones estaban duros por la excitación presente, me acerque a sus senos y los mordí sacando un gemido sonoro, les pasaba la lengua en pequeños círculos, ella seguía gemiendo; tenía sus ojitos cerrados, sus boquita esba tratando de omitir sus grititos. Se veía muy mona, dulce y frágil.
Bajaba por su torso con pequeños besitos y mordidas.

-¿Te gusta pequeña?

-Sí... D-digo u-un p-poco- su ternura me mataba.

Llegue a sus caderas y la miré de reojo, tenía sus ojitos cerrados con fuerza, esperando la tortura la cual llegaría cuando menos se lo espere.
Besé sus muslos, masajeaba sus piernas. Se notaba que quería que le devorara su sexo.

-¿Ya?- preguntó desesperada.

-¿Ya que?- pregunté incrédula

-¿Ya me vas a comer?- preguntó con sonrojo en toda su cara.

-Paciencia.

Subí a su cabeza y besé sus labios. Un simple pico.

Hizo un mohin muy tierno.

Le tapé los ojos, quería jugar con su impaciencia.

Bajé nuevamente a su sexo y lamí un poco, me despegué y espere unos segundos, asi me la pasé hasta que se quitó la venda y se acomodó para masturbarse ella misma. Sus ojos cerrados, disfrutando de sus movientos, me reía de ella.

-C-cállate.

Seguía masturbandose hasta que se corrió. Me acerque a abrazarla.

-Que mala fuiste- hizo un pucherito

-te quierucho- le mande un beso volado.

El día terminó muy bien.

Quién sabe que tipo de cosas experimente con ella.






Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora