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Como ya había dicho, el destino juega  papel muy importante en la vida de muchas personas. En este caso les tocó a ellas estar en el ojo de la tormenta.

¿Sabrán luchar ante los problemas o simplemente se hundirán en su propio océano?

Mei, se dedicaba a trabajar a parte a luchar para sacar adelante a su nueva familia. Soportaba de todo, por tal de ganar –si acaso– un esperado aumento de sueldo.
No sabía si seguir esforzándose o cambiar de empleo.
Pero, aquella idea de borró por completi cuando pequeñas imágenes de la “chica McDonald's”, no se atrevió a preguntarle su nombre aquel día.
Aquél primer encuentro había generado una gran confusión en su corazón. Aquella chica era muy energética, alegre y sabía llamar la atención de los clientes. Lo que la fascinó al instante.
Entre ella y su “esposa”, no había discusión alguna sobre quién estaba encima de quién.
Ese día salió más temprano para ver o más que nada, obtener el nombre de la desconocida chica que tanto la acosaba.
Se acercó a la barra y pidió un simple helado de vainilla.
Mientras que la chica hacia lo suyo, Mei se limitó a mirar su pecho, ya que allí se encontraba la plaquita metálica con su nombre.

«Sandra»

Bonito nombre, pensó.
Sus mejillas se tiñeron de un rojo escarlata.

—Aquí tienes.

Sus palabras me sacaron de mis pensamientos.

—Ah, gracias.

Me quité de ahí y me quedé cerca, para que haya un poco de contacto visual, quería crear un poco de sazón a la poca "amistad" que había entre ambas.

Sandra.

La había visto un par de veces, la había admirado en secreto. Era hermosa; su rostro era muy delicado, un poco atigrado; su cuerpo muy bien esculpido; era una diosa.

Cuando se acercó la primera vez al McDonald's, no sé qué me pasó. Mi corazón se aceleró de sobre manera.

Desde ese día todo cambió.
Siemore iba a comprar a mi puesto de trabajo, a que sea un agua, o un helado.
Desde ese día quería que me mirara a mí.
Aunque, soy mayor por unos dos años.

En el colegio, siempre la pinto. La amiga que trabaja conmigo en la plaza ve como la miro, ve como suspiro por ella, ve como retrato cada milímetro de piel. Sí, le he sacado fotos. Pero, es para una buena causa.
Pero es que necesito que me necesite, necesito de su amor, suena egoísta pero así soy yo.

Aquél último día que nos topamos, me llamó, se sentí tan feliz que rápidamente fuí hasta ella.

—Si, ¿Qué desea?— estaba muy nerviosa, tal vez demasiado

La otra chica reía , aparentaba estar nerviosa y miraba mucho hacia su vaso de refresco.

—¿Te gustaría ser mi amiga?— soltó todo el aire que había contenido en sus pulmones.

La miré sorprendida. Ella,  mi crush pidiéndome ser amigas. Tal vez se pueda algo con ella.
Sus ojos tenían un algo, un algo que se se resistía. Algo que quería proteger con su vida.
Entonces, me acerque a ella y la besé. Estaba un poco tensa, lo sentía. Inesperadamente correspondió al beso.

No sabes cuando hay una tormenta hasta que escuchas la brisa romper todo.

Flor.

¿Haz sentido como si algo se rompiera por dentro tuyo por sí sólo? Bueno, así me sentía. Como si el suelo donde estaba se caía hacia la nada, dejándome suspendida, vacía. Se estaba destrozando cada centímetro de mi piel.
Me hice un ovillo en la cama, dejando la laptop abierta. Me cubrí con las sábanas, como si fueran los brazos de Mei, ¿Aquello era una señal? Le marqué a la única persona que sentí necesario.

El teléfono sonó una, dos veces, a la tercera sonó una voz del otro lado de la línea.

—Hola, Sakura

Mi voz se había apagado, mi interior estaba siendo abatido por una tormenta.

—¿Qué tienes? Necesitas que te vaya a ver, ¿verdad?

Silencio.

—Dame un momento y estaré ahí enseguida.

Silencio, sorbí la nariz.

—Te quiero.

Y cortó la llamada.

Le mandé mi dirección por whats para que venga.

Pasaron unos diez minutos, en los cuáles me marchitaba, como si me quemara por dentro.

Mei.

Me estaba besando, no se porque no reaccioné con un “aléjate” o algo parecido, tal vez sea porque no quería que lo hiciera, ¿Era eso? ¿Era eso por lo que no pude despegarla de mi cuerpo? O había algo más, ¿amor? Imposible, no era genuino. No me gustaba, negativo.
Tal vez sea por lujuria, pero habría reaccionado.

Me comía la cabeza pensando en lo ocurrido en el comedor.
Mientras tanto un chico de unos diez años me llamaba

—Oiga, señora. ¿A cuánto están éstos earphones de Bluetooth?

Finalmente reaccioné.

Lo pasé por el verificador de precios

—son... 60€

—Ah, gracias— y se fue corriendo con su mamá.

A los diez minutos llegaron ambos a mi caja, tal vez su madre lo había pensado un poco antes de hacer tal compra.

***

—Que tengan bonita noche— finalicé mi turno y me dirigí al checador para poder retirarme.

Hola, chiquillos y chiquillas...
Emm... Ha pasado un tiempo, sin embargo les traigo capitulo doble..
¡Yeiih!

Actualización 21/mayo/19

JAJAJA, no subí el capítulo prometido. Ya lo traje, olvide que había uno pendiente
Tons, adiós :).

Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora