Los pies en el suelo

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- Pero todo puede pasar ¿No lo crees?

- Sí, pero siento que tú cambio de actitud conmigo es muy repentino

- Mi cambio de actitud fue porqué siento que he sido muy malo contigo y quisiera conocerte, platicar contigo, ser tu amigo.

- Me agrada la idea - respondí con una pequeña sonrisa

La actitud que está tomando Leo conmigo me agrada, pero siento que hay algo que no está bien o talvez es mi desconfíanza pero me gusta que comencemos primero como amigos.

- Ya llegamos - contestaron Sarahi y Dulce interrumpiendo el momento

- Bueno... Yo ya me voy. Nos vemos al rato - dijo mientras se incorpora y sale del salón.

- Wow, es extraño que ahora esté mucho tiempo contigo ¿No lo crées? - contestó Sarahi miestras abre sus papas

- Sí, pero siento que está cambiando ¿No? - respondí

- Artemis ellos nunca cambian y  quiero decirte una cosa... Porfavor no quiero que tus pies dejen de tocar el suelo. Es bonito soñar pero siempre tienes que estar un poco en la realidad - contestó Dulce

- Sí, no te preocupes... Lo tengo controlado

- Dulce tiene razón, Artemis, siempre tienes que tener la guardia arriba... sino puedes salir lastimada - contestó Sarahi

- Sí, se los prometo...

- ¿Y porfin van a hacer el trabajo hoy? - preguntó Dulce

- Sí, de hecho irá a mi casa para comenzar a hacerlo

- Súper. - dijo Sarahi

Después de esa charla estuvimos platicando sobre otras cosas y minutos después comenzó la última clase.

(...........)

- Ya nos tenemos que ir Artemis pero mañana nos vemos ¿Okey?- dijo Sarahi ya que ella y Dulce se iran a otro lado

- Sí, está bien - respondí mientras guardo mis cosas

- Adiós - dijeron las dos mientras me daban un beso en la mejilla y se iban

Yo estoy guardando lo que me falta y cada uno de mis compañeros comenzaba a salir, pero me di cuánta que solo estabamos Leo y yo, y él se comenzó a acerca a mí y dijo:

- ¿Nos vamos?- preguntó

- ¿Quieres irte ahorita?, ¿No es mejor que llegues al rato a mi casa? - pregunté tomando mi mochila

- Comenzó a reír un poco — Tengo que confesarte algo — dijo nervioso

- ¿Qué? - pregunté confundida

- No traje mi coche...

- Reí — Ahh... ¿Entonces te quieres venir conmigo por qué no tienes con que regresarte a tu casa?

- Sí...

- Está bien, vámonos - respondí con una pequeña sonrisa 

Caminamos hacia el estacionamiento, nos subimos al auto y comencé a manejar.

*Llegamos a mi casa y entramos juntos*

Por suerte no esta nadie y así podremos estar más tranquilos. Hice unos lonches  y puse una botana en unos platos, nos sentamos en la sala y comenzamos a ser el trabajo.

Un novio de mentira  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora