• Thor x Loki •

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~LIGHT~

*NARRA THOR*

Me lo encontré leyendo. Debajo de un grandioso sauce llorón que descansaba en el gigantesco jardín del palacio real de Asgard.

Me acerque sigilosamente hacia él para que no se diera cuenta de que estaba ahí, aunque conociéndolo probablemente ya se habría dado cuenta. Cuanto más me acercaba más podía ver el calmado rostro de mi hermano. Es tan bello como un ciervo pero tan astuto como una serpiente.

Toque el tronco de ese frágil árbol y me senté con delicadeza al lado del pelinegro. Mire detalladamente su bello rostro. Era relajante verlo sin esa expresión cabreada y con el ceño fruncido. Sus ojos verde azulados transmitía paz, paz interior.
Concentrado en la lectura, siempre tranquilo.

Él poso su mano a un lado con la palma mirando al cielo. No me contuve y entrelace mi mano con la suya.

- Estuviste mucho tiempo en Midgard.- se animo a hablar.

- Si... pero ya estoy aquí. Y me quedare por bastante tiempo.- él giro a mirarme. Por fin desviaba la vista del libro.

- ¿Por qué? Tienes mucha gente allí. Son como tu familia.

- Exacto...- no atrevía a mirarlo a la cara, pero notaba su confusión.- Son como mi familia, pero mi familia esta aquí.

Hubo un rato de silencio, un silencio para nada incómodo. Un silencio cálido y lleno de amor. Ninguno de los dos se miraba. Loki continuó leyendo y yo jugaba con Mjolnir. Pero en ningún momento separamos nuestras manos.

- Padre debe de estar feliz por tu regreso.- volvió a hablar él.

- No creo que lo sepa, aún no he ido a verle.

Él volvió a girar su cabeza hacia mí mirándome.

- Entonces... ¿es a mí a quien has buscado el primero?- yo asentí.

Por primera vez me atreví a mirarlo y nuestros ojos se encontraron. Note su confusión mezclado con rubor. Jamás hubiera imaginado que sería a él a quien buscaría.

Yo lo miraba con cariño, dulzura y cierto toque de deseo. Apreté más su mano y él lo devolvió. Mi hermano se acerco más a mí y guió mi brazo para abrazarlo por los hombros. Este dejo el libro en la hierba que rodeaba la base del árbol y apoyo su cabeza en mi pecho. Colocó sus piernas encima de las mías y por último rodeo mi abdomen con su brazos más alejado de mí.

- Te eche de menos.- salió un susurró de sus finos labios.

Lo acerque más a mí y bese su cabellera.

- Y yo a ti.

A la tarde todo Asgard supo de mi llegada. Todos ansiaban el día que yo volviera y no tardaron mucho en hacer un banquete de bienvenida, en el cual no encontré a Loki por ningún lado. Seguramente se habrá encerrado en su cuarto practicando su magia o el la biblioteca para seguir leyendo sus libros. Jamás le ha gustado el celebrar este tipo de cosas, le parecía ridículo.

Aunque la fiesta estaba preparada para mí, no lo disfrute. Yo quería que él estuviera aquí conmigo. En cambio están las mujeres que hacen un intento de seducción para llamar mi atención, algo que no consiguen debido a que estoy muy concentrado en una persona. Loki.

Loki abunda ahora mismo en mi mente. No me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Que estará haciendo? Eso es lo que me pregunte antes de levantarme e ir a buscarlo. Necesitó tenerlo hoy conmigo.

Me dirigí a su habitación en donde no lo encontré. Rápidamente busque en la inmensa biblioteca, sin resultado. ¿Donde esta? Siempre que lo buscaba estaba en uno de estos lugares. No importaba donde estaba, lo encontraría. Recorrí el palacio de arriba a abajo. Desde el comedor hasta el sótano. Pero ningún rastro de mi hermano. Suspire al no dar con él y me rendí. "Ya aparecerá mañana" pensé con un semblante triste.

Decidí salir fuera. Ya era de noche, las estrellas brillaban y la gran luna alumbraba todo el jardín. Paseé sin rumbo mientras de vez en cuando elevaba la vista y veía el universo. Era tan hermoso. Mirar al cielo me hacia olvidar las cosas que más me duelen. Me alivia el saber que hay más haya.

- ¿No deberías de estar dentro en tu fiesta?- sonreí al escuchar esa voz.

Me gire lentamente y lo vi.

- ¿Que haces aquí fuera?- pregunte yo.

- Yo pregunte primero.

- Necesitaba aire. Me estaba agobiando.

- ¿El que te agobiaba?- dio un paso al frente así acortando la distancia entre nosotros.

- El no estar contigo.- e hice lo mismo que mi hermano, me adelante así teniendo una mínima distancia entre nosotros.

Nuestros pechos llegaban a rozarse. Nos mirábamos directamente a los ojos.

- ¿Por qué te agobia tal tontería?

- No lo se.- tome delicadamente sus manos.- Solo, quería estar contigo.

Vi una sutil sonrisa en el rostro del pelinegro.

- ¿Te apetece pasear?- dijo él.

- Si, me apetece.

Así es como paseamos por todo el jardín. Sin decir ni una palabra entre nosotros. Solo disfrutábamos de la compañía del otro. No soltabamos nuestra mano en ningún momento, ninguno de los dos quería perder el contacto con él otro.

De vez en cuando nos mirábamos y nos sonreímos.
De vez en cuando parábamos y mirábamos el cielo juntos y Loki me hablaba de astronomía. Yo preguntaba y él respondía. El oír su voz me relajaba. Me encantaba esa preciosa melodía que salía de su boca.

Lo mire mientras él seguía explicando lo que yo le pregunte. Y entonces deje de escucharlo. Solo lo veía a él. Nada más existía. Solo yo y él. Nadie más. No había nadie más en el mundo para mí, solo él. Loki, mi hermano, mi mundo. No aguantaba más.

- Loki.- lo interrumpí llamando su atención y consiguiendo que me mirara.

No le deje responde porque yo ya tapaba su boca con un dulce y delicado beso. Para mi sorpresa, el menor me correspondió.

Pose mis manos en la cintura de mi contrario mientras que él acariciaba mi pecho por encima de la armadura. Sus labios temblaban ante la rudeza de mi lengua con la suya. Y por primera vez en mi vida vi la sumisión de Loki ante mis pies. Él normalmente es el que controla todo, pero esta vez era yo. Mi mano derecha agarro la nuca del pelinegro haciendo que nos fundiéramos más en el beso. Mi mano opuesta rodeo complemente la cintura del más pequeño así acercándolo mucho más a mí. Él no dudo en rodear mi pecho con sus brazos así haciendo que nuestro contacto sea mucho mayor.

Finalmente nos separamos y respiramos agitados por la falta de oxígeno. Nos miramos nuevamente a los ojos y no hacia falta decir nada para que los dos descubramos lo que realmente queremos.

- Me gustaría pasar la noche contigo...- se ánimo a decir él. Propuesta a la cual accedí sin ningún problema.

Los dos nos manteníamos en mi cama. Uno abrazado al otro. De vez en cuando intercambiamos sonrisas que acababan en besos. Con total confianza tocábamos al otro. Mirábamos sin pudor a nuestro acompañante. Nos dimos el placer de pasar una noche juntos, como tantas veces hemos hecho, pero esta vez diferente. Esta vez no fue una simple noche de hermanos, sino algo más.
Al siguiente noche fue igual.

Y la siguiente.

Y la siguiente.

Y la siguiente.

Así convirtiéndose en las mejores de mi vida.

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