La mañana llego tan rápido como me fui quedando dormida.
Al despertar, una extraña sensación me recorría el cuerpo completo, y un fuerte dolor se presentaba en mi espalda y caderas.
Una suave manta cubría mi cuerpo desnudo y al de Len.
Mi primera impresión fue de sorpresa, al verlo junto a mi aferrado pecho como un niño pequeño.— Mierda.
Y la realidad me golpea tan fuerte como tengo la suficiente conciencia de lo ocurrido ayer por la noche.
Había tenido sexo con Len.
Con mi hermanastro.
Su rostro dormido me parecía lo más lindo que esta vida puede tener. En el puente de la nariz, algunas pecas se exparcian como estrellas y salpicaban hasta sus mejillas. Los labios levemente abiertos, moviéndose al compás de su respiración era tranquilizador.
Recorro el contorno de su rostro con la yema de mis dedos, y su suave piel acaricia mi tacto. Delinio su nariz respingada y recorro sus pecas.
Una risita sale de sus labios, dándome a saber que ha estado despierto. Un pequeño oyuelo aparece al extremo de sus labios, y llego a la conclusión que su sonrisa es la más linda de todas.
— Me haces cosquillas. — sonríe. Su cabello enredado y el rostro somnoliento lo hacía ver como a un bebé.
— Estabas despierto. — contesto más como afirmación, y el se pega más a mi pecho.
— Desde hace como diez minutos, pero no quería despertarte.
Sonrío ante su respuesta, y él me imita. Acerca su rostro hasta mi, y me da un pequeño beso en los labios para después sonreír.
Desliza su mano hasta mi cadera, y empieza a hacer pequeñas caricias en mi muslo.El sonido de la puerta siendo tocada por golpecitos nos pone alerta. Y como primer opción, ruedo hasta caer de la cama y me escabullo debajo de ella.
Una fuerte punzada se hace presente en mi espalda, y suelto un pequeño quejido de dolor.— Len, hijo. — escucho la voz de mi madre — Voy a entrar.
¿Acaso no estaban de viaje?
La puerta se abre, y ante mi vista aparecieron los pies de mi madre acercándose hasta la cama.
— Hola mami. — escucho la voz nerviosa de Len, o quizá divertida ante mi acción anterior.
— Buen día amor. Tu padre y yo acabamos de llegar apenas. — dice, y suelto mi aire contenido de alivio.
Almenos no nos descubrieron desnudos en una cama, eso daba señales muy claras de que algo había pasado.
— Que bueno, yo acabo de despertar. — habla Len mientras bosteza.
— Bueno... Iré a despertar a la pequeña, que quiero que bajen porque les traje algunas cosas. — avisa, y se hecha a andar hasta la puerta.
¡No, no, no!
Si va a mi habitación y no me ve, estaría como loca buscándome por la casa.— ¡Espera! — vocifera, y mi madre detiene su paso — Yo... yo despierto a Rin. Digo, ha estado de mal humor, así que me gustaría despertarla yo.
Me acerco más al filo de la cama, y veo el rostro de mi madre pensativo.
No hay que ser genio para darse cuenta que la relación entre Len y yo estaba decaída, y no nos hablábamos en casa.Mi madre no era tonta.
— ¿Se reeconciliaron ya?
— Algo así.

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Amor prohibido.
AcakRin y Len son hermanastros; los dos se tienen un aprecio indescriptible, pero al pasar el tiempo ese amor fraternal se convirtió en otra cosa que no pueden describirlo, ¿Que les deparará su futuro?