No puedo dejar de amarla.

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—¿Y qué tienen que decir respecto a esto?

A diferencia de León, quien mantenía un rostro neutral y más calmado, Lily tenía una mirada severa encima de sus hijos.

Aunque a ella ya le parecía sospechoso aquel apego y cariño que ambos rubios mantenían, nunca se imaginó que pudieran tener aquel tipo de relación a espaldas de ambos padres.

Repitió su pregunta en un tono más fuerte, evidentemente impaciente.
Aunque sabía que no debían explicar nada, las pruebas estaban claras y sobre la mesa.

Ambos hermanos tragaron fuerte, sabían que si Lily se enojaba más de lo que estaba esto podría salir peor aún.

Len dio una fuerte bocanada de aire, intentando calmar sus nervios y el miedo.
Porque si, tenía miedo que Lily se sintiera decepcionada de él. Que aquella mujer que lo había recogido con cariño desde pequeño se sintiera traicionada.

Entonces, le dirigió una mirada a la mujer frente a sí, enfrentándola— Rin y yo estamos en una relación. — declaró claro y conciso. Sintió un alivio interno al no trabarse en sus palabras.

La mujer cruzó sus brazos y se dejó caer en el respaldo del sillón.

— ¿Y?

— Soy muy serio con ella, madre. — apretó los labios — Yo... yo realmente no puedo eliminar estos sentimientos que tengo por Rin. La amo.

— Hijo, pero ella es tu hermana. —trató de hacerle entender el adulto.

— ¡No es mi hermana! — estalló, levantándose de su lugar y sorprendiendo a todos — No tenemos ninguna relación sanguínea, no es una relación prohibida y mucho menos estamos pecando. — un cúmulo de lágrimas cristalizaron sus ojos — Si quieren que me vaya de la casa lo haré, pero eso no hará que deje de amar a Rin.

Len y Lily se miraban. Ella mantenía una postura rígida y había mantenido sus labios sellados.

— Yo a ustedes los veo como mis padres, desde que soy pequeño. Pero no puedo verla a ella como a una hermana.

— Len... — Rin desde su lugar le veía asombrada. Estaba segura que el rubio se dejaría intimidar por Lily, que no dudaría en dejarla por quedar bien con su madre.
Al igual que él, a la pequeña rubia se le acumularon las lágrimas, amenazando con salir.
— Madre, padre. — llamó la atención de ambos adultos frente a ella. Estaba decidida, si Len mantenía la esperanza de convencer a sus padres ella también las tendría — Se que posiblemente estén decepcionados de nosotros, pero no pude evitar amar a Len. ¡Por favor, acepten nuestra relación.! — inclina su cabeza hacia ellos.

— ¡P-por favor! — Len imita su acción. Aprieta los labios.

Un silencio se hizo presente, ambos rubios aún mantenían sus cabezas inclinadas esperando la respuesta de ambos padres. Rin sentía su corazón retumbar sobre sus oídos, nunca había desafiado las decisiones de su madre y ésta sería la primera vez.

Un suspiro salió de los labios de Lily, deshizo su postura rígida y se masajeó la sien con cansancio.
Nunca había visto la mirada decidida de Len, ciertamente estaba sorprendida de que al menos tuviera el valor de enfrentarla.

Sus hijos habían crecido, ya no eran aquellos niños que se aferraban a ella buscando su consuelo.
Len ya no era aquel miedoso niño de cinco años que había llegado a su vida, aquella criatura que había perdido a su madre.

<<Aliz, si al menos pudieras ver cuanto ha crecido tu hijo>> Pensó en sus adentros.

Carraspeó antes de hablar — Suficiente. Levanten la cabeza. — ambos obedecieron la orden, y la miraron esperando su respuesta. — Estoy molesta con ambos por no decirnos desde un principio y tuvimos que enterarnos por alguien más. — Tomó las cinco fotografías de la mesa y se las entregó a Len.

— No estoy en contra de su relación, niños. Supe que eventualmente esto pasaría. — habló León, quien se había mantenido en silencio todo el tiempo.

— ¿Lo sabías? — le reprochó la rubia mayor, mirándole enfurecida.

— Por favor, mi amor. — sonrió a su mujer — Solo debías prestarles un poco de atención para darte cuenta la manera en que se miran. — deposita un beso en la tersa mejilla de Lily. Mira sus ojos antes de continuar — Se parecen a nosotros cuando apenas éramos novios.

— Oh, León. — ríe bajito, acurrucando su cabeza en el cuello del contrario. — Aunque ya no soy tan guapa como antes, pronto me llenaré de arrugas.

— Con o sin arrugas, me pareces la mujer más hermosa del mundo. — ambos se besaron, olvidando completamente que estaban en medio de un asunto serio.

Rin y Len se miran avergonzados, sus padres podían volverse melosos y olvidar que ellos estaban presentes.
Ambos aprovechan aquella oportunidad y se escabullen del lugar, dirigiéndose así a su habitación.

— ¿Tú crees que los convencimos? — preguntó Rin, con un cierto rubor en sus mejillas.

Len sonrió, tomó la pequeña mano de su contraria y se la llevó a sus labios, depositando un tierno beso que hizo estremecer a la rubia. — Yo creo que por el momento están de acuerdo, ya verás que papá la va a convencer.

La ojiazul sonrió, acercándose al mayor con nerviosismo y besando su mejilla con dulzura — Me alegro que todo haya salido bien. —sonrió.

— A mi también. — tomó la delgada cintura de Rin y la apegó a él con suavidad — Solo falta encontrar al culpable de todo esto. — dijo en un tono de voz frío, tan bajo que Rin no pudo escucharlo.

— ¿Dijiste algo?

— Nada, hermosa.

🐥

Holaaa :D

Tenía pensado actualizar en navidad, pero al final no pude :'(

Espero que hayan tenido una linda navidad :) muchas gracias por acompañarme este año con sus lindos comentarios que me dan años de vida❤️

Pronto llegaremos al final de la historia, estoy muy emocionada por empezar un nuevo proyecto para ustedes uwu.

Que tengan un lindo día ❤️.

Amor prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora