21) La adrenalina del momento

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Llegué a una conclusión... Esto era producto del momento. Sí, eso era. Esto que empezaba a sentir por Jayden no era más que la adrenalina de saber que estábamos juntos y no podríamos ser más. Amo los dramas de amores imposibles, cómo ambos se enamoran pero saben que no pueden estar juntos, cómo luchan contra sus sentimientos hasta que es irremediable y tienen que reconocerlo. Amo cómo se enfrentan a sí mismos y terminan por confesarse sus sentimientos y de esa forma luchan contra el mundo por lo que sienten porque vale la pena. Me gusta verlo en todas las formas en las que pueda presentarse, pero eso no pasará con Jayden y conmigo. Lo que me atrae de él es eso, que sé que no podemos estar juntos por tantas cosas que no los impiden, y caer en algo así sería increíble.

Ahora era cuestión de hacer que esa locura desapareciera de mi cabeza y concentrarme en lo importante... La boda de mi mejor amiga.

Sí, Génesis, la revoltosa, la alocada y la mejor actriz que conozco, se iba a casar y yo no podía estar más feliz por ella. Quizás, durante la preparación de todo sí estuve un poco nostálgica. No era fácil ver cómo ella se emocionaba incluso al escoger los platos, los vasos, hasta las servilletas. A pesar del estrés se disfrutó su momento y esa pequeña estaca que tanto puja por punzar mi corazón, trató de hacerlo otra vez. Pero eso no me evitaba estar feliz por ella. 

Aunque para í fuese difícil olvidar con quién estaba casada y por qué, sabía que ella lo disfrutaría y para mí era suficiente.

Miré a mi mejor amiga dar vueltas por toda la habitación y no pude evitar sonreír. Estaba muy nerviosa, y las arrugas que empezaban a mostrarse en el vestido lo demostraban. Pero no podía decírselo porque hasta ahí llegaba mi vida.

La pobre ha pasado de todo hoy. Desde que despertó con un nudo en el cabello, hasta que el vestido no lo quiso subir por completo y entró en una crisis. Comenzó a hacer ejercicios con las brazos y a transpirar, pues no tenía un repuesto. Y al final encontramos el problema... Su sostén.

¿Adivinen quién se iba a casar sin él?

Génesis: ¿Y si se arrepiente? —preguntó por tercera vez en lo que llevábamos en la habitación de la iglesia, a la espera de entregarla al hombre que más la ama en el mundo—, ¿Y si ya no se quiere casar conmigo?

Vane: No lo culparía. —Me miré con desinterés, pero ella me dio una mala mirada y resoplé—. Ben no te dejará ahora. Si está contigo después de todo lo que le hiciste, y si te propuso matrimonio sabiendo que estás loca, ¿crees que te dejará ahora?

Génesis: Tienes razón. —Estuvo de acuerdo, pero poco después su rostro se contrajo con una nueva duda y volví a resoplar—. Porque él no puede vivir sin mí, ¿no?

Vane: no, no puede.

Génesis: Yo sé que no. Soy super genial, y si me deja en el altar se arrepentirá por el resto de su vida, ¿no? —Me miró, en busca de ayuda, y yo hice lo que me pareció más prudente, mirar a su madre de la misma forma.

La señora Carlington estaba sentaba en el sofá del fondo viendo el espectáculo que armaba su hija, quien desde hace un rato tiene los nervios a flor de piel, cosa que no entiendo. Bien, Génesis puede que no esté bien de la cabeza, pero es la mejor amiga que se puede tener en la vida. Es esa clase de personas que si consigues su amistad te querrá y te protegerá con todas sus fuerzas, lo mismo en el amor. Además era muy hermosa, y en ese vestido parecía un ángel.

Llevaba un vestido con escote de corazón, sin mangas. Se ajustaba hasta su cintura, y a partir de ahí tenía la falda ancha, todo con encaje. Se veía tan hermosa que me deba un poco de envidia. Su cabello iba recogido en un elaborado moño, con unas flores en el velo. Su maquillaje era sencillo, pero resaltaba a la perfección su rostro y sus facciones.

Un Matrimonio a la FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora