¡Volví, como había prometido! Dije que sería más responsable y debo ser más responsable. Si quieren pueden escuchar la canción mientras leen, le da cierto detalle a las palabras.
Pregunta:
¿Qué creen que pasará en el capítulo?
Estaba intentando calmar mis nervios, pero cuando papá entró estos explotaron y la idea de esconderme en el pacífico se hizo más razonable.
Hace un rato mamá y las chicas salieron de la habitación a petición mía, quería estar sola y ellas me lo permitieron. Caminé por toda la habitación buscando calmarme. A pesar de todo, y de que me vaya a casar con alguien a quien conozco de prácticamente de toda la vida, me sentía muy nerviosa, y no era sólo por la cuestión de que tenga que casarme con él, sino que ese era problema, que me tenía que casar y no quiero.
Sin embargo sabía que si no lo hacía todos podríamos tener consecuencias. Pensaba en eso para calmarme.
Papá cerró la puerta detrás de él. Iba vestido de un traje negro bastante elegante, y la mirada en sus ojos me advirtió de sus siguientes palabras.
—Fer: no me voy a cansar de pedirte perdón por ésto. Lo siento, lo siento mucho. Tú mamá me lo advirtió y no le hice caso. Ahora siento que hice algo mal y aunque me hayas perdonado siento que no lo merezco.
—Vane: ya no importa, lo hecho hecho está. Además, sé que lo hiciste por nuestro bien.
Negó.
—Fer: soy un hipócrita ¿no crees?
Esta vez fue mi turno de negar. Me acerqué a él y tome sus manos, sintiendo mi corazón pesado.
—Vane: bien, tienes razón, hiciste algo mal, muy mal de hecho —me reí con nerviosismo porque en vez de ayudar empeoraba las cosas—, pero estás aquí disculpándote y eso es lo importante. Sé que si tuvieras la opción de cambiarlo lo harías. Y de cierta forma debo agradecerte, porque esa decisión nos mantiene aquí donde estamos. ¿Quién quita que si no hubiese sido por eso tú no estarías muerto el día de hoy? ¿o mamá? O tal vez estaríamos en la calle sin nada para comer. Eso es lo que pienso ahora.
—Fer: no es cierto —lo miré con el ceño fruncido, ¿Cómo que no era cierto? —. Te tiemblan las manos, estás a un paso de usar la puerta que está detrás de ti. Pero para tu mala suerte, señorita, esta mañana la cerraron y cuando pedí la llave me dijeron que no me la podían dar. Así que nuestro escape al pacífico no se va a poder.
Reí mientras me lanzaba a su brazos y lo apretaba. Amaba a papá a pesar de todo. Las ideas venían a mi mente cuando estaba sola, incluso llegaba a enojarme con ellos por negociar conmigo. Pero cuando los tenía en frente y veía que en serio me querían esas cosas desaparecían.
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Un Matrimonio a la Fuerza
RomansaUn acepto puede cambiarlo todo. Subestimé el poder de esa palabra hasta que me tocó decirla... Dos veces. Creía que mi vida era bastante buena, se podría decir que incluso tenía suerte. Mis padres eran grandes empresarios, tenía buenos amigos, un fu...