Me perdí un buen rato, ¿no?
¿Alguien me extrañó aunque sea un poquito?
No les voy a decir que a partir de ahora las actualizaciones serán más seguidas porque ahora mismo estoy atascada en un mal de responsabilidad que cada vez es más profundo y del cual es difícil salir. Per ya casi vienen esos capítulos a los que solo les tengo que hacer unos retoques, porque estos he tenido que reescribirlos en su mayoría porque no me gustaban y creo, no me crean del todo, que ya después de ahí veremos el horizonte y las maravillas que nos traerá.
Espero que me tengan un poquito de paciencia porque nunca los dejaré abandonados ni a la historia, y también disfruten de las locuras de mi mente, porque esto lo hago con cariño para mí y con más cariño para compartirlo con ustedes.
Al final me dicen qué les pareció el capítulo. Me anima mucho más a escaparme un rato y escribir saber que a alguien le está gustando lo que estoy haciendo😉
En tanto su mirada se posó en la mía la dirigió hacia la pared que quedaba al otro lado de la habitación, como si verme le quemara los ojos y no quisiera denigrar la poca dignidad que me quedaba.
Recogí la toalla de inmediato, me la puse y salí corriendo al armario. Cuando estuve ahí gruñí con frustración.
Nada más a mí me pasan estas cosas.
Como pocas veces hacía, maldije al mundo por ser tan cruel. ¿Tuvo que ser justo cuando estaba entrando? Ahora de seguro pensaba que era una depravada o una exhibicionista. No lo juzgaría si estuviese armándose mil hipótesis en la cabeza y recogiendo sus cosas para dormir abajo.
¿Cómo iba a enfrentar eso?
Dejándolo por un lado me vestí por la pijama más grande que tenía. Pensaba que de esa forma no pensaría mal de mí, como si el sol fuese capaz de taparse con un dedo, o en este caso dos piezas de ropa bastante holgadas.
No saldría de ahí en un buen rato.
Y no lo hice. Me quedé en el armario lo que pudieron ser años pero nada más fueron quince minutos, y después de llenarme de valor, diciéndome que Jayden no iba a juzgarme por esto, decidí salí.
Me temblaban las manos. Él estaba en la cabecera de la cama con la cabeza apoyada de la pared y los ojos cerrados, como si estuviese pensando algo. No sé cómo, pero ya estaba vestido con su pantalón de vestir y nada más... como siempre.
La vergüenza se instaló en mis mejillas con un sonrojo. ¿En serio me vio desnuda? Debía ser una broma o un mal sueño. ¿Cuántos casos de mejores amigos que accidentalmente se veía desnudos habían? Ninguno que yo supiera.
Como si me sintiera, sus ojos se abrieron y se centraron en mí mientras trababa de llegar a la cama... Me detuve de inmediato.
Se me quedó viendo, yo me le quedé viendo, ninguno decía nada y la verdad había que decirla... Nos sentíamos incómodos.
ESTÁS LEYENDO
Un Matrimonio a la Fuerza
RomansaUn acepto puede cambiarlo todo. Subestimé el poder de esa palabra hasta que me tocó decirla... Dos veces. Creía que mi vida era bastante buena, se podría decir que incluso tenía suerte. Mis padres eran grandes empresarios, tenía buenos amigos, un fu...