Aún sin poder creerlo, me giré para verlo y sin esperar me lancé sobre él y lo abracé con efusividad, disfrutando del calor de su cuerpo y las ganas que tenía de volver a sentirlo. Llevaba días sin recibir nada de él y estar así, en mi cumpleaños, y justo en ese momento... Algo dentro de mí se llenó.
Me separé todavía sin creer que estuviese frente a mí. Al ver su sonrisa mi corazón se disparó, y al sentir su mano en mi mejilla algo dentro de mí explotó.
Con esa misma sonrisa se acercó a mis labios y me besó. Ahí, en medio de la pista de baile, con muchas personas a nuestro alrededor y con la música resonando a todo volumen, justo ahí me besó, y nada más que eso importó.
Mi estómago se removió.
Me apegué a él, buscando más contacto y más calor. Me dejé llevar por su ritmo, tranquilo, espontaneo... Amoroso.
Mi pecho se hinchó más cuando colocó su otra mano en mi cintura para acercarme, y se inclinó hacia a un lado, para profundizar el beso. Mi mundo completo explotó en millones de pedacitos. No me importó la música, no me importaron las muchas personas a mi alrededor, no me importó que todo eso fuese incorrecto. En ese momento me sentía tan feliz de tenerlo conmigo, que sonreí en medio del beso, consiguiendo una sonrisa y un último beso de su parte.
Al separarse abrí los ojos, escuchando nuevamente la música a mi alrededor.
Volví a abrazarlo para confirmar que esto era real y no una alucinación por el alcohol. No estaba borracha, pero con mi deseo de verlo pudo haber pasado cualquier cosa.
A lo lejos vi a Génesis y Eva acercarse con el ceño fruncido. Dejando de lado las copas que traían en sus manos, miraron directamente a Jayden, como si fuese una ilusión o estuviesen viendo mal. Las entendí, yo tampoco podía creer por completo lo que pasaba. Pero mi corazón parecía que sí, porque estaba tan acelerado, que me asustó.
Como era de esperarse, Génesis fue quien se aventuró a preguntar.
—Génesis: ¿Jayden, qué haces aquí?, ¿No estabas en Kansas? —Eva lo saluda con la mano, recibiendo una sonrisa agradable de su parte.
Mi interior se revolvió al ver esa sonrisa. Oh rayos, el alcohol estaba empezando a hacer efecto, y si no quería que las terminaran mal, debía dejar de beber.
—Jayden: Hola, Génesis, qué bueno volver a verte. Yo estoy muy bien, el viaje fue muy bueno, gracias por preguntar. También me alegro de que estés bien —contestó, mirando con diversión a mi mejor amiga. Ella lo golpeó en forma de juego, con la misma sonrisa.
Yo no podía dejar de verlo. Era tan lindo. Eran tan, tan... Él.
—Génesis: Oye, claro que estoy feliz de que estés aquí, es sólo que Vane, aquí presente —me señaló—, me dijo que regresarías en noviembre.
Él se giró a verme, pasó un brazo por mi hombro y me acercó a él. Yo sin embargo, no podía dejar de verlo.
—Jayden: Esa era la idea. Tuve que trabajar hasta el cansancio para estar aquí ahora, pero valió la pena .—Me sonrió y estaba segura de que lo estaba mirando como estúpida—. De paso —sacó una pequeña caja de su bolsillo, sin dejar de abrazarme—, feliz cumpleaños, neurótica.
—Génesis: Gracias, cavernícola. —Lo tomó, antes de abrazarlo—. Más te vale. Nadie me deja sin regalo en día de mi cumpleaños, y menos tú.
En ese momento reaccioné.
—Vane: Oye, ¿y el mío? Dijiste que cuando regresaras me traerías un regalo.
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Un Matrimonio a la Fuerza
Roman d'amourUn acepto puede cambiarlo todo. Subestimé el poder de esa palabra hasta que me tocó decirla... Dos veces. Creía que mi vida era bastante buena, se podría decir que incluso tenía suerte. Mis padres eran grandes empresarios, tenía buenos amigos, un fu...