Sorpresa para mis lindxs lectorxs por su paciencia 😌 Este no se viene tan largo.
Mi corazón se aceleró como un tren. Si no fuese porque la habitación estaba iluminada por la luna, afuera, desde hace un rato, hubiese notado el sonrojo que me asaltó. Y ni siquiera sabía por qué me sonrojé.
No estaba bien sentirme así, pero saber que él me quería aquí hacía que mi corazón se acelerara mucho más. No me importaba quedarme sentada en una silla con tal de estar a su lado, asegurarme de que esta bien y, como hice toda la noche, ayudarlo si necesita algo.
Sin embargo, el destino parecía estar en nuestra contra, pues no bien abrí la boca para responderle, la puerta de la habitación se abrió, llamando nuestra atención. La sangre se me subió a la cabeza, y casi echando humo por las orejas me giré hacia Jayden, quien también miraba la puerta.
Me contuve para no soltar algo de lo que me arrepentiría después.
—Vane: Creo que ya tienes con quién pasar la noche. Pero tranquilo, volveré mañana. —Apreté los puños un poco más cuando sus ojos viajaron a los míos y trató de decir algo. No lo dejé. Me alejé de él y caminé hacia la puerta, conteniéndome para no decir más que—: Buenas noches, Verónica.
Escuchando la misma respuesta de su parte, salí de la habitación y posteriormente del hospital. Pedí un taxi. Mientras esperaba comencé a tiritar y no de frío. Esta vez el frío no era mi problema, sino otro que quería sacar a toda costa de mi cabeza y se empeñaba con quedarse ahí.
Cuando el taxi llegó le di la dirección de mi casa.
En el camino estuve pensando en lo que pasó en el hospital ya sin poder evitarlo. ¡Como me enfurece esa chica! ¡Por Dios! Tenía que reconocerlo de una buena vez. Me enfurece, siempre tiene que estar cerca de Jayden, siempre cerca, jamás deja nada pasar. Es como si tuviera algún especie de sensor por el que supiera el momento justo en el cual interrumpir. ¡Y ya me tiene cansada!
Una de las cosas que más me enfurecían de ella era que era así, no se molestaba, no trataba de restregarme el poder que tenía en la cara, no me insultaba ni me miraba mal. Era como si supiera cuánto afectaba a Jayden y fuese más que suficiente.
¡La detestaba!
La detestaba por ser tan linda, por tener los ojos azules que a Jayden tanto le gustaban, por ser tan delicada a la hora de hacer cada maldito movimiento. La detestaba porque era lista, demasiado para mí que de tenerla en frente me es imposible disimular mi enfado.
Y estaba rabiosa con él, porque no había una ocasión en la que la detuviera. ¿Y por qué debería hacerlo? A fin de cuentas ella es su novia, yo solo su amiga. Y aun así, ¿no respeta nuestra amistad? ¿No respeta que debe elegirme a mí a veces? ¿Qué yo también soy importante?
Es como si se compaginaran para hacerme sentir mal. Él ponía la situación perfecta, y ella interrumpía en el momento justo.
Sin importarme dejarle una buena propina al taxista salí de ahí y entré a casa. Toda la noche, pensé en quedarme con él toda la noche y ella llega y todo se desmorona.
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Un Matrimonio a la Fuerza
RomansaUn acepto puede cambiarlo todo. Subestimé el poder de esa palabra hasta que me tocó decirla... Dos veces. Creía que mi vida era bastante buena, se podría decir que incluso tenía suerte. Mis padres eran grandes empresarios, tenía buenos amigos, un fu...