64. Radio

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No había más que un par de coches aparcados cuando Donghae llegó a la cima del pico Sentinel poco antes de las nueve. Cualquiera lo habría llamado masoquista por ir allí después de todo lo sucedido, pero en casa se estaba volviendo loco y no estaba de humor para estar con nadie.

Así que allí estaba, metido en el coche a una distancia prudencial de los demás vehículos.

En un gesto inconsciente, encendió la radio. Luego se dio cuenta de que estaba solo, no tenía por qué justificarse ante nadie por querer oír el programa de Kate, aunque quizá no fuera muy buena idea escucharlo precisamente allí.

Entonces se preguntó si Kate habría podido hacerlo, pues la última vez que la había visto parecía empeñada en emborracharse a fondo.

En cuanto terminaron las noticias, aguantó la respiración, esperando oír su voz.

—¡Hola, Tucson! Aquí está Kate, emitiendo desde el precioso edificio de la KRZE en esta bonita noche de miércoles. A todos esos amantes que os encontráis en la cima del Sentinel, ¿sabéis dónde tenéis los preservativos?

Donghae soltó el aire de golpe. No tenía por qué haberse preocupado por Kate, estaba claro que era una mujer muy dura. Tan dura como para hablar del Sentinel como si no tuviera un significado especial para ella.

Claro que quizá sabía que él estaría escuchando.

Donghae tuvo que admitir que le resultaba reconfortante pensar que trataba de mandarle mensajes a través del programa, aunque fueran ataques.

Prefería creer que estaba enfadada con él a pensar que ya ni siquiera lo recordaba. En cuanto a él, pensaba en ella constantemente y no sabía qué hacer al respecto porque lo hacía de manera natural, igual que el respirar.

—¿Estáis preparados para el consejo del Kamasutra? Hoy gira en torno a algo básico... los besos. ¿Siempre besáis igual? Espero que no.

No sabía si iba a poder escucharla hablar de besos. Le despertaba demasiados recuerdos y no podía evitar pensar que seguramente no volvería a besarla nunca más. Pero tampoco podía apagar la radio.

—El consejo de hoy es que variéis la presión de los besos y no olvidéis utilizar la lengua. Chicos, si os apetece, cubrid a vuestro amante de besos, mordisquitos y caricias con la lengua y os aseguro que seréis recompensados. Os hablo por experiencia, esta estrategia tiene el éxito garantizado.

A punto estuvo de ahogarse al oír aquello.

¡Estaba hablando de la noche anterior! No podía creerlo. No sólo hablaba de ello, sino que además lo hacía como si lo recordara con cariño.

¿Cómo podía hacerlo, teniendo en cuenta lo que sentía ahora por él?

Nunca conseguiría entender a las mujeres. Durante la pausa publicitaria, Donghae no podía dejar de preguntarse por qué habría hecho esa referencia tan obvia a lo que había sucedido entre ellos la noche anterior.

¿Habría adivinado que él estaría escuchando? ¿Sería posible que fuera una manera de invitarlo a ir a verla después del programa?

No, no podía ser. Pero lo cierto era que aquellos comentarios parecían destinados a él. No tenía la menor idea de qué pretendía, pero si creía que iba a aparecer en el estudio como lo había hecho el viernes anterior, estaba muy equivocada.

Y si pensaba que podrían continuar con su aventura sexual, también se iba a llevar una buena decepción.

Donghae ya no podría volver a eso, ahora quería algún tipo de compromiso o nada.

—¡Ya estoy aquí! Antes de hablar con una estrella del porno, me gustaría hacer un pequeño comentario sobre el proyecto inmobiliario del barrio en el que se encuentra la emisora. Parece que finalmente van a levantar el enorme edificio de aquí al lado. Los estudios de la KRZE se trasladarán a la calle Main y esta casa... será demolida. Ésa es la noticia y me gustaría daros las gracias a todos por vuestro apoyo. Así que eso era todo.

Donghae no podía creer que lo hubiera contado con tanta calma a pesar de lo mucho que le dolía. Era admirable.

Sí, Donghae la admiraba enormemente. Unos segundos después, estaba oyéndola hablar con un actor porno.

¿Se sentiría atraída por él?

Dios, esperaba que no. No quería que Kate se sintiera atraída por nadie, pero si no hacía algo, volvería a perderla.

En el pasado había dejado que su orgullo le impidiera buscarla y explicarle por qué había actuado como lo había hecho. Como resultado, había perdido trece años.

Y ahora la historia volvía a repetirse, pero si no hacía nada, esa vez perdería el resto de su vida. Quizá Kate no lo aceptara si le contaba su plan de trasladar la casa, pero al menos debía intentarlo.

Entonces escuchó al actor porno explicando cómo se había desarrollado su carrera: —Yo quería ser actor de Hollywood, pero cuando quedó claro que no iba a conseguirlo, tuve que buscar otras opciones. Busqué un director en el que pudiera confiar y una mujer con la que después de algunas películas me casé. Nos divertimos mucho trabajando juntos y ganamos el dinero suficiente para retirarnos.

Donghae se relajó un poco. Aquel tipo estaba casado. Pero Kate no siempre conocería hombres felizmente casados.

Tenía que ir a verla. Kate comentó que había tenido una carrera de éxito, a lo que el actor contestó con increíble sensatez: —Las cosas han salido bien, pero podría haber sido muy desgraciado si no hubiera estado dispuesto a amoldarme a la situación, a cambiar de objetivos y aceptar la realidad. Hay que tener una mentalidad flexible.

Donghae estaba deseando escuchar qué contestaba Kate a eso, pero justo cuando iba a hablar, pasó un coche con la música a todo volumen y no pudo oír nada.

No importaba, iba a hablar con ella, la convencería para que escuchara lo que tenía que decirle. Y si era necesario, se lo suplicaría. Al demonio con su orgullo. Lo único que importaba era su futuro juntos. (Más hombres así por favor).

about sex - donghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora