—No debería haber tomado café esta mañana. Me habría venido mejor algo que me tranquilizara un poco —Kate tenía el estómago revuelto y los movimientos de la camioneta de Donghae no la ayudaban demasiado.
Su cometido era vigilar lo que transportaba el vehículo de delante, la casa de la abuela de Kate. Mientras, Donghae iba canturreando.
—Esa cancioncilla no es de mucha ayuda —protestó Kate.
—Para mí sí lo es.
—¿Admites que estás nervioso? Parecías tranquilo mientras lo preparaban todo. Hasta has estado bromeando con Kyuhyun —el corazón le dio un vuelco al ver cómo se movía la casa en una curva.
—Claro que estoy nervioso. Nunca había trasladado una casa entera.
—Pero crees que saldrá bien, ¿verdad? Quiero decir, subirla a ese camión era lo más complicado, ¿no es cierto?
—Todo es complicado. Hay una curva muy cerrada en el camino hacia el solar.
—Deberíamos haber elegido otro lugar.
—A ti te encanta ése.
—Sí —estaba a menos de dos kilómetros de la casa de Donghae y las vistas del Sentinel eran aún más impresionantes que desde casa de Donghae.
—Ahí está la curva —Donghae contuvo la respiración—. Vamos, pequeña, aguanta.
—¿Me estás hablando a mí o a la casa?
—A las dos. Esperemos que tu abuela nos esté ayudando.
—Es curioso que digas eso. Hace un rato estaba pensando lo contenta que estaría ahora mismo.
—Esperemos que siga habiendo motivos para ello.
—Sí —Kate cruzó los dedos de ambas manos y concentró todas sus energías en la casa, que se movía precariamente.
Por mucho que deseara que llegara de una pieza, también estaba preparada para lo peor. Cada vez que pensaba en el amor que Donghae le había demostrado intentando trasladar la casa, se le hacía un nudo en la garganta.
Pasara lo que pasara con la casa, siempre le estaría agradecida por haberlo intentado, pues eso era lo que realmente importaba.
Pasaron la casa de Donghae, que seguía teniendo el cartel de Vendida en el jardín. Donghae la había puesto a la venta como prueba de la fe que tenía de que la casa llegaría sana y salva.
En esa casa celebrarían su boda y vivirían juntos para siempre.
Le había dicho que mantener su casa como alternativa era una cobardía, y no querían empezar su vida en común siendo unos cobardes.
Pero aquella curva parecía diez veces peor que cuando habían pasado por allí la noche anterior. Y la casa parecía diez veces más grande y más inestable.
Al comenzar la curva, Kate miró a Donghae.
—Te amo.
—Yo a ti también te amo —no apartó la mirada de la casa.
—No importa lo que ocurra.
—Me alegra oír eso. Ay, Dios, mira cómo se mueve.
Kate no quería mirar, pero se obligó a hacerlo. La curva parecía interminable y la casa cada vez se movía más.
—Ponte recta, maldita sea —murmuró Donghae.
Trató de no taparse los ojos. Debería haber elegido un solar situado en un lugar más accesible. Debería haber... En el siguiente movimiento la casa se puso recta.
—Gracias, abuela.
Kate lo miró sorprendido.
—¿De verdad crees que está vigilando desde algún lugar?
—No lo sé, Kate, pero esa casa ha vuelto a unirnos después de tantos años y, cuando pensé en moverla, supe que quería que viviésemos juntos en ella. Dijiste que la de tus abuelos había sido una verdadera historia de amor. La nuestra también lo es.
El corazón se le llenó de felicidad al oír aquello.
—Sí —dijo suavemente—. Tienes razón.
—Así que esto tiene que salir bien. Tu abuela habría querido que saliera bien.
—Y va a salir bien —lo dijo con total seguridad. Unas horas más tarde, cuando la casa estuvo colocada en su sitio sin incidente alguno, Kate no se sorprendió.
Después de que todos los demás se hubieron marchado, Donghae y ella se quedaron allí abrazados, observando la pequeña construcción de adobe.
—¿Crees que será lo bastante grande? —preguntó Donghae.
—¿Para nosotros dos? Claro que sí.
—Yo estaba pensando en tres, o quizá cuatro.
Kate se volvió a mirarlo.
—¿Es ésa una manera sutil de preguntarme si quiero tener hijos?
—Sí.
—La respuesta es «sí». Quiero hijos, un perro y una habitación de juegos en el jardín.
—Yo la construiré —respondió, estrechándola con fuerza.
—¿Quieres decir que la levantarás? —le preguntó con picardía.
—Exacto —Donghae le puso las manos en las nalgas y la apretó fuertemente—. Y será muy alta porque siento la necesidad de construir algo muy grande. Además utilizaré cientos de tuercas y tornillos, por no mencionar mi poderoso martillo.
Kate lo miró con una sonrisilla malévola que le iluminaba los ojos.
—Donghae, ¿estás hablando de sexo?
—No, tú eres la que habla de sexo, Kate. Yo prefiero la acción. Volvamos a la camioneta y te enseñaré mis herramientas.
—¿Quieres hacerlo en la camioneta? —como de costumbre, no hacía falta más que un beso, una sugerencia, y Kate estuvo lista y ansiosa.
—Sí —le dijo, dándole un mordisquito en el labio.
—A lo mejor estamos un poco apretados.
—No importa —susurró sonriéndole de un modo que siempre le hacía perder la cabeza—. Me sé el Kamasutra de memoria.
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about sex - donghae
FanfictionDonghae, un famoso arquitecto, se encontraba realizando el edificio más alto de la ciudad. Kate, es una sexologa que tenía su propio programa de radio en la misma ciudad. Donghae solía reírse con los comentarios que la locutora había empezado a dec...