Donghae no recordaba la última vez que se había tomado un descanso tan largo para comer y, desde luego, jamás había dejado de lado el trabajo para satisfacer un asunto personal.
Y sin embargo allí estaba, en la tranquilidad del monte, muriéndose de excitación por la mujer que tenía delante. Kate se dispuso a salir del coche.
—No, quiero que te quedes ahí. Sólo gírate hacia mí.
Hizo lo que le pedía y en sus ojos vio curiosidad y mucho, mucho deseo. Parecía que no lo estaba haciendo mal.
—Bienvenida al pico Sentinel —susurró, inclinándose sobre ella para besarla.
Kate se rindió a su beso con un suspiró de placer que no hizo más que aumentar la presión que Donghae sentía en la entrepierna.
Aquello le resultaba deliciosamente familiar; todo empezaba siempre con un beso... y acababa en la tortura de no poder satisfacer del todo el deseo.
Hoy tampoco obtendría alivio alguno, pero no le importaba porque tenía grandes planes para Kate. Lo primero que haría sería besarla hasta que se le entrecortara la respiración.
Algo que no tardó mucho en suceder. El modo en el que se agarraba a sus hombros le transmitía su ansiedad. Le encantaba besar a aquella mujer porque notaba cómo ella disfrutaba con el baile desesperado de sus lenguas.
Y habría continuado besándola durante horas si no hubiera tenido algo mejor que hacer. Mientras le mordisqueaba los labios, fue subiéndole la falda con una mano.
Ella retiró la boca sobresaltada.
—¿Te he dado yo permiso para hacer eso?
—Fuiste tú la que se quitó las braguitas —le recordó, colando la mano entre sus muslos—. ¿Vas a decirme que pare?
Kate tragó saliva.
—Yo...
—Vamos, Kate —le susurró acariciándola lentamente—. Acércate más. Dime que siga.
—Esto es un error.
—En realidad no piensas eso.
—Sí que lo pienso, pero también deseo... esto —con un gemido, se deslizó en el asiento hacia él y abrió bien los muslos.
—Dime cómo te gusta —murmuró, ansioso por hacerla gozar. Empezó a tocarla muy despacio. Estaba tan mojada, tan increíblemente dispuesta... Entonces farfulló algo que no pudo entender.
—Diosssss —repitió por fin. Aquello era todo lo que necesitaba para continuar explorando, buscando el punto G mientras no dejaba de besarla en la boca, en el cuello, en las mejillas. Sus gemidos de placer le indicaron que había dado con lo que estaba buscando.
Unos minutos después, y con su nombre en los labios, empezó a estremecerse, todos los músculos se pusieron en tensión antes de dejarse llevar hasta alcanzar el clímax.
Si hubiera tenido un preservativo, la habría tomado allí mismo, en el asiento del coche, le habría colocado las piernas sobre sus hombros y se habría sumergido dentro de ella una y otra vez... Desgraciadamente, no podría suceder en ese instante, pero sí algún día.
Por el momento, tenía algo más que hacer. Cuando Kate dejó de temblar por el efecto del orgasmo, Donghae fue bajando lentamente hasta arrodillarse en el suelo, entre sus piernas.
—Donghae, no irás a...
—Sí, eso es exactamente lo que voy a hacer.
Y antes de que pudiera protestar, le agarró las nalgas con ambas manos y colocó los hombros bajo sus rodillas. Kate se agarró al respaldo del asiento.
—Creo que... —se quedó sin habla en cuanto la rozó con la lengua.
—No pienses, Kate. No pienses en nada.
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about sex - donghae
FanfikceDonghae, un famoso arquitecto, se encontraba realizando el edificio más alto de la ciudad. Kate, es una sexologa que tenía su propio programa de radio en la misma ciudad. Donghae solía reírse con los comentarios que la locutora había empezado a dec...