Donghae llevaba años sin ver a Kate en persona... diez años, para ser exactos.
Pero había visto su fotografía cientos de veces mientras conducía por la ciudad.
Su imagen aparecía al menos en tres enormes carteles que le habían provocados no pocos sueños eróticos, y seguramente no había sido el único que había soñado con la Kate de la fotografía.
Aparecía en un sillón rojo con unos pantalones negros ajustados y una blusa del mismo color con un generoso escote.
Su cabello castaño enmarcaba un rostro en el que se podía leer la promesa de disfrutar de una noche de pasión descontrolada.
Si lo hubiera mirado de ese modo la noche del baile de graduación, no habría podido resistirse, pero a los dieciocho años, no había tenido tanta sofisticación.
La Kate que tenía ahora frente a él llevaba un formal traje gris y el pelo recogido en lo alto de la cabeza.
No había ni un ápice de sexualidad en la expresión de su rostro. Era más bien una señal de alarma. Mejor.
Tenía motivos para estar alarmada. Hacía tan sólo unos minutos, le había parecido tan despreocupada que casi había olvidado las ansias de irrumpir allí.
Por una ventana abierta, había reconocido la voz de Kate cuando había dicho que iría a tomar margaritas al día siguiente.
Después había oído su nombre y el volumen de la conversación había disminuido drásticamente. La seguridad de que estaba hablando de él con la secretaria lo había vuelto a hacer sulfurar.
Pero ahora que estaba junto a ella, le resultaba muy difícil encontrar las palabras adecuadas.
Debería haberlo previsto.
Hablar nunca había sido su fuerte; Kate, sin embargo, siempre había tenido una tremenda facilidad con las palabras... de hecho, había sido delegada de clase en el último año y capitana del equipo de debate.
Pero ahora era él el que debía hablar.
—Eh —hizo una pausa para aclararse la garganta, enfadado consigo mismo por tener que hacerlo—. Tenemos que hablar.
—Hablad tranquilos —dijo una mujer con el pelo de punta que había tras el mostrador de recepción—. Como si yo no estuviera.
Donghae había olvidado por completo que había alguien más. Parecía que Kate seguía afectándolo hasta el punto de hacerle olvidar todo lo que no fuera ella.
Lo cual era un desagradable descubrimiento. Quería mantenerse fuerte, pero quedarse mirándola boquiabierto no era muy aconsejable.
Kate miró a la recepcionista. —Alice, éste es Lee Donghae, un viejo amigo del instituto. Donghae, ésta es Alice, nuestra becaria.
—Encantado —dijo Donghae.
—Lo mismo digo —respondió Alice, observándolo con interés.
Kate frunció el ceño.
—Me parece que me he dejado unos papeles en la sala de reuniones —le dijo entonces Kate a Alice—. ¿Podrías acercarte a ver si están allí?
—Lo haría encantada, pero no puedo descuidar los teléfonos. Los viernes por la noche siempre hay muchas llamadas para el programa de Jung Soo.
—Tienes razón. Iré yo. Donghae, ¿por qué no me acompañas y hablamos por el camino?
—Es sólo un momento —Donghae miró a Kate a los ojos y se sintió transportado al pasado.
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about sex - donghae
FanfictionDonghae, un famoso arquitecto, se encontraba realizando el edificio más alto de la ciudad. Kate, es una sexologa que tenía su propio programa de radio en la misma ciudad. Donghae solía reírse con los comentarios que la locutora había empezado a dec...