53. Puerta

319 24 2
                                        

—Ha sido muy divertido —dijo Kate mientras se abrochaba el sujetador bajo la blusa.

—Sí. Y eso me sorprende mucho —Donghae hizo lo propio con sus pantalones—. Para ser un hombre al que no le gustaba hacerlo en los coches, me estoy aficionando mucho.

—Puede que al negártelo tanto de adolescente hayas creado una especie de adicción de adulto.

—No sé, pero seguro que podrías encontrar a alguien que haya escrito un libro sobre el tema.

—¿Eso es un chiste? —Donghae negó la cabeza con gesto inocente, pero Kate no se dejó engañar—. Claro que lo era, pero no voy a tomármelo en serio porque me has dado una idea para el programa. Voy a dedicar un programa al sexo en los coches.

—Suena bien —dijo él, abriendo la puerta del coche con las bolsas en la mano—. Hazlo cuanto antes.

Kate también salió del coche después de meter las braguitas en el bolso y se dirigieron hacia las escaleras que los llevarían al segundo piso.

—¿Lo dices para que no siga hablando de tu edificio o del mundo de la construcción?

—Exacto.

—Parece que estás más preocupado de lo que estás dispuesto a admitir.

—No me preocupa que tu programa consiga que se pare la construcción, si es eso lo que quieres decir.

Con sólo verlo con aquellas bolsas en la mano y recordar lo que contenían, Kate volvía a sentirse excitada.

Quizá estuvieran hablando del conflicto que los enfrentaba, pero sus cuerpos hablaban un lenguaje diferente.

—Pues debería preocuparte porque el director de la emisora me apoya, lo que quiere decir que cree que podemos ganar.

—Se equivoca.

A pesar de estar a punto de empezar una discusión, la voz de Donghae parecía acariciarla, podía sentirlo respirar a su espalda. Pronto estarían dentro del apartamento...

Miró hacia atrás.

—Y si crees que se equivoca, ¿por qué te importa tanto lo que diga en el programa?

—Porque pones furiosos a mis trabajadores. Si me vieran contigo, pensarían que soy el peor traidor de la historia.

Llegaron a la puerta del apartamento, pero antes de sacar la llave, Kate se detuvo a mirarlo una vez más. Se moría de ganas de estar con él ahí dentro, pero antes debían dejar algo claro.

—Donghae, no voy a abandonar la campaña. Así que si pretendes convencerme de que lo haga...

—Ya te he dicho que el capataz vio tu coche en mi casa anoche. Fue a verme porque yo le había dicho que iba a comer contigo y que intentaría convencerte para que dejaras de atacarnos.

—Espera un momento, pensé que habíamos acordado que no utilizaríamos el sexo para hacer que el otro cambiara de opinión.

—Y así es, pero Gabe no lo sabía. Yo he cumplido con lo que he acordado, pero al ver que la comida duraba tanto, Kyuhyun creyó que había conseguido algo.

A pesar de la tensión, aquello la hizo sonreír.

—Claro que conseguiste algo —darle dos orgasmos increíbles en la cima del monte.

—Dios —dijo Donghae entre dientes—. ¿Qué clase de situación es ésta? Me estás haciendo la vida imposible y aun así te deseo tanto que ni siquiera puedo pensar con claridad. Ahora mismo, lo único que quiero es entrar ahí y arrancarte la ropa.

Kate notó automáticamente cómo se le humedecía la cara interna de los muslos.

—Siento mucho la situación en la que te encuentras con tus trabajadores, pero no voy a cambiar de opinión en cuanto a la campaña.

—Lo sé.

—¿Entonces? —el corazón estaba a punto de salírsele del pecho.

Donghae tenía que decidirse entre entrar con ella en el apartamento y disfrutar del mejor sexo del mundo o elegir su reputación y no ponerla en peligro por ella.

A pesar de todo lo que había comprado y de lo que acababa de suceder en el coche, Kate no tenía la menor idea de qué decidiría.

Aún no sabía qué posición ocupaba entre sus prioridades y eso la hacía muy vulnerable.

Tenía los ojos encendidos, pero seguía aferrado al pasamanos de la escalera como para contenerse de acercarse más a ella.

Entonces respiró hondo y lo soltó.

—Abre esa maldita puerta, Kate.

about sex - donghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora