Capítulo treinta y cinco.

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»Lo que siento por ti«


Adam Petty.

Morgan...

La vista más hermosa que puedo tener al despertar...

Ella está abrazada a mí, su respiración lenta, sus lindos ojos azules cerrados, tiene un poco de su hermoso cabello castaño pegado a su frente, desnuda y enrollada en la sabana... Amo esta vista.

Desperté hace una hora, pero no me he levantado para no despertarla y porque estoy disfrutando esta vista, aunque en este momento quiero levantarme ya. Me levanté lentamente y ella aún seguía dormida, fui al baño, me duché y me puse un pantalón de mezclilla roto en las rodillas que me gusta mucho.

Al llegar nuevamente a la habitación, Morgan seguía dormida, su madre y su hermano tienen razón, es muy perezosa. Me acerqué, me recosté en la cama y le di un pequeño beso en el cuello, ella sonrió y se removió un poco antes de girarse para verme de frente.

―Buenos días hermosa. ―sonreí y ella hizo igual.

―Buenos días Adam. ―se sonrojó completamente y desvió su mirada de la mía.

«Se ve tan linda así en mi cama enrollada con la cobija y me dan ganas de volver a... ¡Mierda!»

― ¿Qué ocurre Adam? , estás rojo. ―ahora yo desvié la mirada.

―Nada.

―Bien me levantaré, necesito ducharme. ―me guiñó un ojo y se levantó cubriendo su hermoso y delicado cuerpo con la cobija.

« ¿Es enserio?, ¡Ya lo vi todo anoche!»

La miré con una sonrisa burlona y dije― ¿Por qué te cubres?, no hay nada ahí que no haya visto anoche.

Se sonrojó, me sacó la lengua y susurrando dijo― Imbécil.

―El imbécil que desnudaste anoche, ¿Eh? ―me fulminó con la mirada―. ¿Qué? , te aseguro que si beso tu cuello en este momento, tu corazón empezara a latir como loco.

Seguía fulminándome con la mirada e intentaba mantenerse seria pero sus labios empezaron a curvarse en una sonrisa.

Me acerqué a ella y ella retrocedió un poco, chocando con la pared de mi habitación. Me pegué a ella y tomé sus muñecas, colocándolas sobre su cabeza, y así empecé a besar su cuello, la maldita cobija no se calló y yo que quería ver nuevamente su hermoso cuerpo desnudo otra vez, bueno lo volveré a ver pronto así... ¿No? Luego bajé un poco mi rostro quedando así cerca de su pecho, pegué mi oreja y tenía razón, su corazón latía como loco.

La solté y dije― Lo ves hermosa, tenía razón. ―sonreí con suficiencia y ella se sonrojó más de lo que estaba.

―Imbécil. ―volvió a repetir pero esta vez rio.

―Pero quieres a este imbécil.

Me sacó el dedo corazón y se adentró en el baño.

Me acerqué a mi cama y le cambié las cobijas y los cobertores manchados por la virginidad de mi hermosa novia. Al rato Morgan salió con la ropa que tenía ayer, esa que le quité.

― ¿Por qué cambiaste los cober...? ―cayó en cuenta y se sonrojo.

―Ven aquí. ―la llamé y ella se sentó en mi regazo con el cabello húmedo, mojado se le ve de un lindo tono casi negro.

― ¿Qué ocurre? ―cuestionó aun como un tomate.

―Nada, solo quería decirte que me encantas. ―la besé, ambos sonreímos como idiotas.

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