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—Yo no le tengo miedo a nada ni a nad.. ¿JiMin? ¿Es eso un pucherito de disconformidad?

YoonGi está seguro de que uno de sus socios Alfa, se ha reído, pero para cuando dio media vuelta para gruñir, todos se encontraban serios.

Chasqueando la lengua, abre los brazos para atrapar a su Omega llorón. Una alarma se instala en el Alfa y el instinto de protección les hace saber a los demás que no es un buen momento.

Uno a uno salen de su oficina, decidiendo que es hora de esperar por nuevas noticias.

Mientras tanto, el Alfa palmea suavemente la espalda de su Omega y frunce su nariz en cuando escucha sorber la contraria.

JiMin se despega del abrazo aún con el puchero en sus gorditos labios y llevando sus pequeñas manos a la altura de su vientre.

—YoonGi.. —Murmuró, luciendo  triste y alterando a su pareja. —Me duele.

La respiración de Min se detiene y ante la alarma que demuestra, JiMin también frunce su delicado entrecejo, golpeando su pecho.

—Prometiste masajear mi espalda, idiota.

Recuperando el aire, YoonGi aprieta los párpados.

¿Qué coño tiene JiMin con alterarle así? Porque no importaba que tan pequeño e insignificante fuese el asunto, el Omega siempre lo haría enorme.

—Minie, no puedes asustarme así. Tampoco puedes interrumpir mis juntas así por..

—O si no ¿qué?

YoonGi humedece sus labios, decidiendo que su vida vale más que un par de millones. No hay forma de que contradiga a esa pequeña cosita de mal humor.

—Uh.. ¿quieres ese masaje?

Relajando su postura, el Omega niega y frota sus puños en ambos ojos, terminando por sonreír coquetamente y con las mejillas sonrojadas.

YoonGi lleva una de sus manos hasta la mejilla izquierda del Omega y frota la piel en pequeños círculos.

—Dios, pareces una donita rellena.

Y por supuesto, él no lo dijo por el rastro de azúcar en las comisuras del Omega, era sólo que le causaba muchísima ternura.

—¿Por gordo?

Mierda.

Red Velvet © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora