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JiMin baja corriendo las escaleras.

Su abultado vientre le impide correr más rápido, pero su lobo se siente tan ansioso que incluso le lastima.

Pasa de los hombres a su alrededor, quienes aparentemente lucen tranquilos y decide que mas tarde, cuando compruebe que todo estará bien, los asesinará.

Inmediatamente sus labios forman un puchero y lágrimas se deslizan de sus rojizos ojos, mientras YoonGi permanece recostado sobre el caro sofá blanco que ya no lo es más.

Una mueca de dolor parece estar instalada permanentemente en el rostro del Alfa, y todo va de aumento cuando el médico de reserva retira la bala de su hombro.

—Eres un maldito hijo de perra, Min YoonGi.

El Alfa parece hundirse más sobre el sofá, como si su voz le alterara y JiMin sabe que tiene que controlar su humor.

Esta cabreado por su estupidez, pero también asustado por la sangre y el dolor que sabe que su hombre siente en esos momentos.

Ya tendrá otro día para golpearle las bolas tan duro, pero tan duro.

—¿Estabas viendo a otro Omega cuando esto ocurrió? —Sin embargo, su lengua parece no cooperar.

—¡Estoy de maravilla! No te preocupes, amor. —YoonGi gruñé, respirando profundo ante el escozor. —¡Duele como el infierno, ponga algo o le volaré la puta cabeza!

—¡Oye, aquí el único gritón soy yo!

El médico se disculpa por JiMin, viendo con pena a su jefe. Su Omega luce como un lunático y ya no sabe a quien temerle.

Pero sin importar lo que los demás piensen de ese indomable Omega, ahora queda demostrado que realmente ama al jefe Min y que esas lágrimas y ese aroma a tristeza, no es más que parte del montón de cosas que se encarga de ocultar día a día.

—Señor, la Omega que tenía encerrada en una de las habitaciones principales se está escapando.

—¡Por la puta, es una ex de YoonGi! ¡Atrapenla!

Por suerte para Min, se queda inconsciente antes de que JiMin iniciara con una rabieta.

Su Omega es único. Joder.

Red Velvet © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora