08·•Sonrisas traicioneras•·

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Las mentiras siempre son mejor cuando no te importa la persona
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Sus labios volvieron a presionar sobre los míos, el descuidado acto sólo ocasionaba que el bochorno sobre mi cuerpo creciera y el calor aumentará tal como si fuera expuesta al sol, las suaves caricias sobre la ropa sobraban pero a mi cuerpo parecía gustarle. Un gruñido fastidiado es emitido (aun con sus labios sobre los míos) cuando el tonto sonido de su celular─que parecía el maldito sonido del juego de tetris─invade el espacio y termina por deshacer el momento.

—Calla esa cosa, ¿quieres?—un bramido es soltado con brusquedad repentina en uno de nuestros costados, el tono bajo y condescendiente me hiela por unos instantes antes de poder recordar que Jungkook se encontraba ahí, empujó el cuerpo de Taehyung para permitirme ver mejor al castaño que se encuentra mirando en nuestra dirección con la irritación desbordando sus ojos. Parpadeo continuamente en una acción desesperada de poder adaptarme a la poca iluminación del lugar, poco a poco las facciones de Jungkook toman forma y soy capaz de sonreír ante lo molesto que se encuentra.

Taehyung lo ve con la incredulidad pintada en cada una de sus facciones, sus cejas arqueándose con algo que parecía diversión ante los demás pero que yo puedo identificar como un enojo controlado, su lengua se encarga de remojar su labio inferior pasando y quedándose por unos breves segundos más sobre su piercing, antes de que una sonrisa ladeada hiciera posesión de sus–ahora–hinchados y rojizos labios.

—¿No te han enseñado a no meterte en asuntos que no te incumben?—su pregunta suena más como un regañó y por la forma en que lo dijo puedo estar segura que le altera que alguien sepa de lo nuestro, algo que se suponía se tenía que quedar entre ambos. Un soplido incrédulo es soltado de manera audible antes de que una sonrisa sarcástica le siga.

—¿Me vienes a dar clases de moral? Puedo jurar que hace unos momentos tu lengua se encontraba en una boca que no es el de tu novia, ¿me equivoco?—la ironía en su voz sólo provoca que quiera reír, las palabras retadoras y divertidas dejaron algo perplejo a mi moreno amigo, que aun en su estado sorprendido se las arregla para avanzar de forma intimidante hacia Jungkook quien no se toma las molestias de levantarse o mostrarse temeroso.

—Eres un hijo de...

—Taehyung será mejor que te vayas—hablo por fin cortando su seguramente palabrota dirigida al castaño, me mira por encima de su hombro, el recelo en sus orbes no me pasa desapercibido pero estaba cansada de tener que escuchar amenazar a todas las personas que sepan de nosotros, tal parecía que era su trofeo a escondidas, luciendo celoso cuando alguien más me quiere tener. Era un egoísta e imbécil, y me encantaba ponerlo en su lugar cuando tenía oportunidad porque me cansé de tener que esconderme y esperar a que quiera algo de sexo—, tu novia te está buscando—le recuerdo, con mi mentón señaló en un movimiento corto su celular, el cual desde mi lugar puedo leer el nombre de HeeSun en la pantalla.

Maldice entre dientes antes de ver brevemente a Jungkook y girarse para encararme.

—En mi casa Bae—suelta bruscamente, en un tono que se me antoja amenazador y enojada. Cuando toma la llamada se va caminando a grandes zancadas, justo cuando da la vuelta en la esquina me permito poner toda mi atención a la persona que, como si no hubiera ocurrido nada, saca (seguramente) nuevamente su navaja, levanta la manga de su suéter para poder seguir con su trabajo de dejar líneas algo finas sobre su muñeca izquierda. Me siento horrorizada al presenciar como la pequeña navaja corta y deja rastro de sangre, su rostro inexpresivo sólo vuelve las cosas peores. ¿Qué demonios?

Una emoción desconcertante me envuelve y como si esto fuera algo estúpido una sonrisa se desliza por sus labios, me mira por el rabillo de su ojo.

—Quita esa cara de estúpida y lárgate—inhalo con profundidad en un intento tal vez de controlarme y no ir hasta su lugar y golpearlo con la suela de mi bota, dejando que todo rastro de timidez se fuera de mi cuerpo me acerco hasta él y tomó su muñeca (todavía cubierta por su suéter) con fuerza, la sorpresa lo invade y rápidamente trata en un brusco y seco movimiento de alejar mi mano de su cuerpo—, joder, eres una pesada—dice entre esfuerzos con la irritación en cada sílaba. Con mi mano libre tomo la pequeña hoja filosa y la tiro sin cuidado sobre el montón de hierba sin podar-, te la cobrare.

—Sin cuidado, tengo un sacapuntas en mi bolso—suelto divertida ganándome una mirada seria y dura. Joder no es como si lo haya insultado. Voy por mi bolso, dejándome caer a su lado suelto su brazo sano para ahora tomar con suavidad la punta de sus dedos y así poder acercar su otro brazo el cual era un desastre de sangre. Sintiéndome torpe de repente, bajo su atenta mirada, rebuscó con mi mano libre dentro de mi bolso los curitas, que si bien sé por qué los empecé a llevar, me negaba aceptarlo. Pasó un pequeño trozo de papel sobre la cortada más profunda con suma delicadeza, si duele, Jungkook no hace algún ademán demostrarlo. Me auto regalo una pequeña sonrisa, cuando por fin su piel está libre de la sustancia rojiza, dejo su mano caer sobre mi muslo para poder agarrar el curita rosado con carias felices, pegándolo sobre la cortada.

—¿No tenías uno menos ridículo?—cuestiona con burles, levanto la mirada dispuesta a mandarlo a la mierda pero la sonrisa sincera que adorna sus labios me deja paralizada, como una tonta que no sabe qué hacer. Sintiendo la boca seca repentinamente trago con dificultad, el cosquilleo sobre mi vientre hace cosas alocadas sobre mi cuerpo, causando que mis mejillas se sientan acaloradas y mi pulso lata con velocidad.

—Mi padre los compro idiota, sigue quejándote y te lo arrancaré—suelto brusca, una carcajada ahora es la que invade el lugar, algo aguda y extraña pero que sin duda provoca que sonría como estúpida.

—Salvaje.

—Cállate pizzero.

Niega con la cabeza aun sonriendo, poniendo toda su atención en el lugar con la tira rosada, pasa un dedo sobre esta. Detallándola, inspeccionando como si fuera una clase de artilugio.

—Gracias.

Por unos instantes quiero creer que aquel murmullo lo imaginé, pero al ver lo avergonzado que se encontraba pude permitir que las sensaciones recorrieran mi cuerpo, emociones confusas siendo un revoltijo sobre mi estómago. Y como si fuera lo suficiente bueno, mi mente me juega una mala broma y recuerdo que hace unos años Taehyung hizo lo mismo conmigo, en ese entonces pensé que sería tal vez el hombre de mi vida, su sonrisa deslumbrándome y la calidez que parecía desbordarse hizo confiar ciegamente en él. Me salvó. Pero ahora, pienso que sólo lo hizo para su beneficio y el contrato era una forma de agradecimiento, de devolverle el favor.

Fui una estúpida y lo sigo haciendo, porque aunque quiera mentirme a misma, sé que he caído por Kim Taehyung.

El amor era una mierda.

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora