024·•Bitter•·

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Esto empezaba a ser una mezcolanza de juegos previos
•••

Las agudas risas maliciosas me pusieron en un leve estado de alerta, sin embargo, no hice amago alguno de moverme; podía sentir el pesado cuerpo de Jungkook aplastar el mío, en un abrazo que me dejaba literalmente sin respiración y que comenzaba a crear una pequeña molestia de calor. No era amante de la incomodidad y sentirme precisamente cautiva entre el horrible colchón y el pesado cuerpo del castaño era tal vez una prueba que amenazaba en quedarse con mi molestia pero con la comodidad de la persona que me utilizaba como almohada.

Decir que era la primera vez que dormía con un hombre sería decir la peor blasfemia  enfrente de un sacerdote. Me gusta fingir pero no trato, de ninguna manera, cambiar las acciones que he cometido. Pero la diferencia puede notarse–incluso en la ebriedad–, cuan diferente está resultando todo acto por más irrelevante que sea. Tal vez sea por ello que las cosquillas en mi cuerpo es producto de lo contradictorio que resultaba estar con Jungkook.

—¿Bae?—la confusión llegó hasta mis oídos y sin embargo no hice movimiento alguno, la curiosidad se originó como un virus y la intriga de saber cómo demonios tomo mi celular era más fuerte—, ¿quieres a la novia de Kookie?—un sonidillo de disgusto le prosiguió—sigue en la cama, no puedo darle el teléfono, a mi hermano no le gusta que lo despierte.

Una sonrisa se me escapa sin que pueda evitarlo, la relación entre las frases dejaban en el piso a lo evidente, exponiendo un hecho con voz inocente pero con intenciones claramente malintencionadas. Dejando mi propuesta como una maravilla de respuesta a sus actos, contesta con un tono que podía humillar a cualquier adulto, como si lo obvio fuera el telón, su grato susurro me dejo con un sabor amargo, pero en cada segundo disfrute de escuchar el “duermen juntos”.

Fue suficiente, cuando escucho el sonido de mi celular ser dejado en algún lado de la habitación, los pasos dudosos alejandose son motivo para mover el fornido cuerpo de Jungkook, quien con un gruñido y quejas en forma de balbuceos me da la espalda para continuar durmiendo. Sentándome con cuidado, me inclino lo suficiente para poder ver su rostro, el puchero en sus labios me hizo reír pero el alboroto de sus ondulados cabellos que caían sobre su frente, le daba un aspecto demasiado dulce.

Dejando un leve beso sobre su mejilla, me levanto. No fue, incluso, necesario una búsqueda exhaustiva para encontrar a la pequeña pálida. Su pequeño cuerpo descansaba sobre el sillón, lugar donde esperaba con el control entre sus diminutas manos, que sin atreverse a prender la televisión, parecía escuchar atenta a cualquier sonido. Puede que sólo quería algún indicio de Jungkook para poder prender la pantalla.

Acercándome a ella, es que puedo verla mejor,algunos mechones rebeldes escapaban de unas trenzas mal hechas y manchas blancas–seguramente baba seca–ensuciaban las comisuras de su rosada boca.

—¿Por qué no la enciendes?—su rostro gira a mi dirección, una sonrisa surca sus labios antes de dejarme espacio en el pequeño sofá.

—A Kookie no le gusta el ruido en las mañanas—su respuesta me dejó sin palabras por pocos segundos, tal parece que Mae cuidaba más de lo que Jungkook creía—, alguien hablo—volvió hablar al notar el silencio.

—¿Dijo quién era?—sus pequeños hombros se encogieron y su cabeza daba ligeros movimientos negativos, sus mejillas se bañaron de un rosa pálido.

—Lamento haber tomado tu celular.

—No importa Mae—el tono de mi voz suena apacible y que sin haberlo previsto, tenía aquel toque tranquilizador. Dejando una suave caricia en su cabello, tomo el celular que se encontraba en la mesa desgastada.

Suelto una palabrota al ver el nombre de la persona que me hablo, Taehyung podía causarme temor pero que Kim Namjoon supiera con quien pase la noche era, tal vez, la peor cosa que puede pasarme. Separándome de Mae, me dirijo hacia la pequeña cocina, y tomando unas cuantas respiración le regreso la llama a la persona que más miedo causaba en mi sistema.

Jugar con Namjoon podía ser el caos pero herirlo resultaba devastador en todos los sentidos existentes. Para mi mala suerte, ambos sabíamos que la única persona que podía herirlo era yo.

—Joder Nahee, espero que eso haya sido un maldita broma—el bramido ronco solo causó que mi cuerpo entero se estremeciera, ocultando el temblor que me causaba, suelto una risilla con rastros de incredulidad.

—¿Desde cuando tengo que tener cuidado con lo que hago?—suelto con brusquedad, los improperios son expulsados con enojo al otro lado de la línea—, vamos Namjoon, ¿enserio creiste que ese beso significó algo?—el silencio solo fue el causante de que una risa algo fuerte se me escapara, tal vez después de todo no era tan diferente a Taehyung—, no seas iluso Kim.

—Tengo que verte—el cambio de tema me deja satisfecha, el daño ya estaba hecho y lo único que Namjoon podía utilizar para su escape era a otra persona—, encontré la última pieza Bae.

Suelto un suspiro cansado, todo parecía un juego de ajedrez para el moreno. El sonoro bostezo seguido del sonido de la televisión me hace girar sobre mis talones, Jungkook se encontraba parado, intentando caminar entre pequeños paso tambaleantes. Sus ojos seguían cerrados pero eso no impidió que dejara un beso en la frente de su hermana y que caminara con seguridad hacia mí.

—Hola, bonita—su saludo me hace sonreír, olvidándome casi por completo que seguía hablando con Namjoon. El efímero beso dejado sobre mis labios me dejó por ciertos segundos desconcertada, todo esto parecía algo tan natural que el propio castaño no pudo evitar que una sonrisa se dibujará en sus labios.

—Estaré en la estación—informa el moreno antes de ser él mismo quien termine la llamada. La peor cosa que podía hacer era encontrarme a solas con él, sin embargo, no había una opción que me sacara fuera de su vista. Contarme sus planes siempre le ha sido satisfactorio, tal como si, una parte de su cabeza pensara que con ello tendría un poco de mi atención.

No me sorprendería que justo ahora ya se encontrara en el lugar. Namjoon era la clase de persona que ama arruinar a las personas pero su fascinación por destruirse así mismo era su juego favorito.

Con pesadez aparto la mirada de mi celular para concentrarla en el castaño, quien no trato de ocultar su confusión y el leve puchero en sus labios, era como si supiera lo que estaba apunto de pronunciar y solo esperara que lo hiciera para hacer más dramática la situación.

—Tengo que irme—apenas termino de hablar, se cruza de brazos en un intento, tal vez, de verse intimidante, cosa que cómicamente no estaba logrando. Era como ver a un bebé hacer una rabieta—, quita esa cara Kook, mañana me aseguraré de acecharte por todo el maldito campus.

Tomando su silencio como una respuesta afirmativa, estiro mi mano libre para tomar un puñado de la tela de su camisa para poder jalarlo en mi dirección. Sus ojos brillantes delataban su amor por mis acciones, y sin esperar demasiado, dejo que por fin nuestros labios tengan un contacto decente. Sus propias manos no se hacen esperar y se deslizan aún más abajo del límite del suéter, dejando que las puntas de sus dedos toquen dudosos la piel expuesta de mis piernas. Pero al contrario de lo que pensé que haría, aparta las manos apenas se da cuenta de la situación.

—Joder, lo siento—murmura tembloroso, el rubor en sus mejillas parecía algo ya constante en él.

—Malo Kookie—le riño juguetona, una risa escandalosa brota de sus–ahora–rojizos labios. Dejándome libre, pone uno de sus dedos en mi frente y coloca la suficiente presión para balancearla hacia atrás.

—Boba.

•••
Mañana subiré el otro capítulo, denle gracias al alma caritativa que hizo un trato conmigo. Si quieren hacer apuestas, estoy esperando por ello.

Ya saben, cualquier error no duden en decirme.

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora