No toda mentira es mala
•••Los movimientos torpes y escurridizos del castaño solo provocaban que la ternura me envolviera, tenía una minúscula idea de sus movimientos en busca de conocimientos, podía entender la situación. Una situación que me comprometía en todos los sentidos y me provocaba un terror.
El miedo de arruinarlo causaban estragos sobre todo mi cuerpo; nunca había sentido aquella sensación de perfeccionar el mundo de una persona. Tenía la necesidad de dar todo en esta relación aún cuando tenía el presentimiento que iba arruinarme en todo los sentidos existentes.
Pero después de todo, supongo que escogí a la persona correcta para hacerlo. Que Jeon Jungkook me arruinará sonaba como una buena historia que podría recordar sin remordimiento. Porque después de todo, no dejaré de sentir la necesidad de cuidarlo tanto como él cuida de Mae.
Apenas el beso es terminado, pude percartarme del brillo en los ojos oscuros del castaño, en el rubor inocente que invadía sus pómulos y que causó que livianas cosquillas invadieran mi abdomen. El jadeo emocionado que salió de su boca rojiza pego directamente con mis labios sensibles, el estremecimiento fue algo imposible de evitar al igual que la sonrisa que empezaba a dibujarse sobre mi rostro. Su aura juguetona era inevitable de ignorar, parecía un niño al que se le fue entregado el mejor juguete de navidad. El brillo en sus facciones resultaba tan radiante que era como ver a otra persona totalmente ajena al Jungkook que conocía.
Con movimientos lentos y dutativos, separó sus manos de mis caderas para poder tomar con sumo cuidado una de mis manos, enredando nuestros dedos sin esperar un segundo. Parecía que todo aquello le encantaba y le llenaba de una manera inexplicable.
—Debemos ir adentro—murmuró aun sin borrar su sonrisa, el tono ameno y melodioso me envolvió con dulzura; era como si de repente, su actitud cariñosa no sólo estuviera destinada a su hermana, sino ahora también estaba siendo testigo de la parte más dulce del castaño.
—¿Planeabas tenerme afuera?—cuestiono a su vez que arqueo ambas cejas, una suave carcajada se escapa de su pecho, apretando mi mano en represión de mi pregunta, jala de mí para que empezará a caminar. Los pocos pasos que faltaban para llegar a su casa me pusieron alerta, pues los gritos fueron lo suficientemente altos para que su pequeña hermana pudiera escucharlos. Nunca me había arrepentido tanto de mis acciones impulsivas.
—¿Kookie?—la voz aniñada llegó hasta nosotros apenas si la puerta fue abierta, los temerosos pasos de la menor resonaron y el castaño al oírlos se tenso, soltando mi mano fue directamente hacia su hermana, a la que tomó entre sus brazos.
—Te dije que no te movieras bebé.
—Te escuche gritar—la respuesta dada al parecer no fue del agrado para ambos, que no pudimos evitar que una mueca apareciera sobre nuestros labios.
Antes de que Jungkook pudiera abrir la boca, cierro la puerta para poder acercarme a ambos, y con una sonrisa—aún con el conocimiento de que esta no podrá ser vista—, tomo una de las pequeñas manos antes de atreverme hablar:
—Me considero culpable de ello—mi voz sonó un tanto nerviosa, lo cual era algo tan estúpido, me comportaba tal como si estuviera adelante de algún juez que me diera su punto bueno. La boca de la menor se abrió con rapidez para después dejar escapar un chillido alegre.
—¿Mi sorpresa era tu novia?—la pregunta inocente deja helado a Jungkook, quien deja escapar una risilla avergonzada.
—No me refería a esa clase de sorpresa bebé—aclara, y evitando mi mirada se da la vuelta para poder llevar a su hermana a la comodidad de su cama. Viéndolos con minuciosidad fue cuando pude darme cuenta que ambos tenían puestas sus pijamas, como acto de reflejo, palpo mis bolsillos en busca de mi celular, jadeo con sorpresa al ver la hora, supongo que al perderme la hora se pasó entre angustias y horror.
—No podrás irte—la sugerencia en cada sílaba me dejó sorprendida, la inexplicable dualidad en el castaño me sorprendía todos los días. Arqueo ambas cejas, y mis facciones claramente evidenciaban lo terriblemente sugerente que sonó aquello. Como si por fin comprendiera mi mirada, sus mejillas se encienden de un rosa furioso—, diablos Bae, no me refería a...mierda.
Suelto una carcajada al observar a Jungkook tapar su rostro con ambas manos, privandome de la imagen que delataba completamente la inocencia en cada acción del castaño.
—Cariño, deberías saber que planeaba quedarme—le informo, aún sin perder el rubor con pasos algo tímidos se acerca a su pequeño ropero, sacando la misma sudadera que se me fue prestado la primera vez que dormí con él—, pido el lado izquierdo—canturreo, sin esperar a que se diera la vuelta, tomo los bordes del suéter de mí padre, jalandola hacia arriba; suelto una risilla al escuchar la maldición de Jungkook. Saco la incómoda prenda para dejar a la vista mi vestido parecido a un overol.
Quitando de mi rostro delgados mechones de cabellos, es que pude ver al castaño aun viéndome. Ladeo la cabeza y dejo que una de mis cejas sea la que cuestione a la persona enfrente de mío; al notar que sus ojos no veían precisamente mi rostro, carraspeo obteniendo por fin su atención.
—¿Vas a darte la vuelta o planeas verme?—dando cuenta de su error y de su para nada discreción, se gira con torpes movimientos. Incrementando su tortura, hago el mayor ruido posible para quitarme el vestido; una sonrisa sacarrona adorna mis labios al percatarme de sus manos hechas en un puño y de sus movimientos ansiosos. Bueno, después de todo no era tan inocente.
Una vez protegida por el enorme suéter, paso a un lado de él yendo directamente hacia su incómoda cama, no era algo de lo que pudiera quejarme abiertamente y mucho menos quería que supiera cuanto odiaba su cama. Apartando las cobijas, dejo que mi cuerpo se deslice entre ellas hasta llegar a la parte izquierda.
—Vamos cariño—palmeo el lugar vacío, incitándole a venir, la risa de su hermana lo deja más avergonzado. Apagando la luz, deja por fin caer su cuerpo junto al mío.
Esto era...como aquella vez, pero todo se sentía diferente, había olvidado la apabullante emoción de sentirse querida pero sobre todo correspondida.
Cuando su brazo rodea mi cuerpo en un leve abrazo, es cuando confirmo que todo, sin lugar a duda, no será igual. Sus suaves labios dejan un beso lleno de cariño en la comisura de mis labios y notando mi aceptación en aquellos gestos, aprieta su agarre, tanto hasta pegar nuestros cuerpos.
—Duerme bebé—el susurro dejado en mi cuello, me deja helada y con un calor invadiendo mi pecho.
Las diferencias siempre son las que te atraen como un imán, las personas correctas siempre te destruirán pero no lo suficiente para no volver a intentarlo.
•••
Cualquier error no duden en decirme.
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Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)
Fiksi PenggemarUn juego donde el primero en confesar su amor pierde y Bae Nahee sabe que ella no será la primera en caer. •Heterosexual •Lenguaje vulgar. •No se aceptan copias o adaptaciones. •Los errores ortográficos serán arreglados pronto.