Extra 2

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Compartir más que caricias es lo que hace que una relación se mantenga
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—Solo está empeorando, Bae—la desesperación se filtro por esa cruda realidad que me hizo sentir culpable, jodidamente devastada al saber que no tenía dinero para poder ayudarlo, para poder aliviar un poco el dolor de Mae.

Pasando un brazo por sus hombros, lo acerco más a mi cuerpo para poder abrazarlo. Mis ahorros se habían ido cuando compré algunas cosas para la casa de Jungkook, y los suyos se esfumaron cuando llevamos a Mae al doctor.

—Estará bien, cariño—besando su frente, lo miro nerviosa—, puedo pedir dinero.

Pedir prestado es una de esas cosas que siempre jure que nunca haría en mi vida adulta, pero ahora, justo en estos momentos donde empezaba a formar parte de una familia, no había tantas opciones. Frunciendo su ceño, con disgusto rechaza mi propuesta, tirándola tan pronto como me escucha murmurarla. No era estúpido, sabía a quién le iría acudiría por ayuda.

—Olvidalo, esa ni siquiera es una opción—levantandose del viejo sofá, camina hasta la cama de su hermana para poder quitarle el trapo húmedo de su frente y volver a humedecerlo—, joder, ¿soy patético, cierto?

La compasión hacia sí mismo estalló como una pequeña buburja. Había momentos, situaciones como aquellas donde Jungkook se derrumbaba y perdía la seguridad que tenía. Manteniéndose en un estado lúgubre donde lo único importante es conseguir otro trabajo para poder mantenerse estable, para saber que su pequeña hermana no le faltaba nada.

Apretando ambas manos sobre mi regazo, el enojo ebulle sin que pueda controlarlo. Todo era una mierda, absolutamente lo era, pero Jungkook parecía no darse cuenta que su hermana sufría más sabiendo que su hermano tenía que irse en la madrugada a trabajar, que apenas tenía tiempo para dormir y aún así tenía tiempo para jugar con ella cuando regresaba.

—No seas un idiota, no ahora—le recrimino, acercándome a ambos hermanos pude encontrar el parecido que tantas veces me encantaba mirar—, las personas enfermamos, no es tu culpa.

—¿No es mi culpa? Mira a tu alrededor, ni siquiera puedo darle un lugar seguro—negándose a mirarme, sorbe su nariz algo roja por el llanto. Toma el suéter negro de su cama para ponérsela, no era necesario que me dijera que iba a hacer, recuerdo a la perfección aquel día que lo encontré por primera vez en la farmacia—, ahora regreso.

—No será tan fácil, los vi colocando cámaras de seguridad—ignorando por completo mi aviso, abre la puerta para irse sin medir palabra alguna—, eres un maldito idiota cuando quieres—maldigo entre dientes, asegurandome que Mae esté bien. Tomo mi chamarra para poder correr lo más rápido que puedo hacia Jungkook.

Sintiendo el aire frío pegar con fuerza en mi rostro descubierto, me lamento de seguirlo. El aire estaba demasiado helado para solo haber salido con mi delgada chamarra de mezclilla. Dejando salir un suspiro de alivio, tiro del brazo del pelinegro antes de que pueda entrar al lugar.

—¿Qué se supone que haces?—pregunta en un susurro, el temor de ser descubiertos quemaba cada parte de mi cuerpo, sonriendo le dejó un casto beso sobre la comisura de su labio. Estaba terriblemente mal, lo que estábamos apuntó de hacer era lo suficientemente malo para dejarme un mal sabor de boca.

—Te ayudo príncipe, yo distraigo—murmuro aún cerca de sus labios, deja salir un suspiro tembloroso, el vapor que sale debido al frío me hace sonreír por unos instantes—, toma lo que necesites.

—Estás loca, regresa a la casa.

—No dejaré que hagas esto solo, ya no.

Le regalo una última sonrisa antes de caminar al mostrador donde un hombre con facciones serias y duras miraba la pequeña televisión donde se proyectaba cada parte de la tienda, me encargo de llamar su atención.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Niego suavemente permitiendo que mechones de cabello se desplacen por mi rostro, era hora de mostrar en lo que me convirtió el estúpido de Taehyung. Recargo mis brazos sobre el mostrador, inclinándome lo suficiente para quedar a la altura del encargado. Sonrío cuando lo miro tragar con fuerza, la sorpresa por mi confianza es algo que siempre dejar a algunas personas sin palabras.

—Llevo rato viéndote y a decir verdad me pareciste encantador—por el rabillo de mi ojo doy una rápida mirada a la pantalla y en efectivo Jungkook se encontraba metiendo cajas de pastillas sobre su mochila—, estoy segura que no eres tan grande, ¿podrías darme tu número?—pido avergonzada, escondiendo un poco mi rostro, le muestro la mejor mirada apenada que una persona le puede dar a alguien.

Asintiendo sin creer por completo la situación, no quita su vista de mi. Soltando una risilla que pretende ser dulce, busco mi celular entre los bolsillo de mi pantalón y se lo extiendo. Con sus manos temblorosas y un rubor demasiado rojo, coloca los números de su celular. Tomando su distracción como una oportunidad, miro por encima de mi hombro justo en el instante en que Jungkook empieza a salir con cuidado de la farmacia. Aliviada de que todo saliera como esperaba, solo me encuentro un poco confundida del por qué tarda tanto con mi celular.

—Y-yo lo siento, no recuerdo mi número—admite derrotado. Arqueo ambas cejas sorprendida, ahora era yo quien no podía creer lo que estaba escuchando—, soy un tonto, esto no suele pasar nunca y ahora yo no sé...

—No te preocupes, eres lo suficientemente lindo para que regrese el día de mañana—tomando mi celular de sus descuidadas manos, acaricio su hombro—, asegúrate de traer tu número.

Asintiendo con efusividad, me mira marcharme. Joder, espero no hacer nuevamente eso. Caminando hacia la casa, espero encontrarme en algún punto a quien se supone que es mi adorable novio.

Suelto un grito cuando en una de las esquinas mi brazo es jalado con algo de brusquedad, mi espalda es recargada en la pared sucia. Tan pronto como unas manos reconocidas tocan mi rostro, puedo dejar salir la tensión que me causó el miedo, incluso mi corazón parecía querer salirse de mi pecho.

—Estás loca, irremediablemente loca—habla agitado antes de que sus labios tomen con seguridad los míos, lamiendolos y dándoles la atención suficiente para que los sintiera muy húmedos e hinchados, sin dejarme respirar por un segundo sigue la sesión de besuqueo intenso que no puedo evitar después de unos segundos yo interrumpir la acción—, te quiero, bonita—sin permitirme tomar caladas hondas, vuelve a tomar mis labios. Golpeo sus brazos en una clara señal de que quería que se detuviera.

—Dios, Jeon. Mi aire, estabas robando mi aire—digo apenas con un hilo de voz. El señor intensidad volvió, y joder, lo disfrute hasta que en serio pensé que moriría.

—Te voy a mantener para toda la vida, te lo prometo.

—Eso suena como si fuera un objeto—una sonrisa se instala en su rostro, y parece que con ello, sus facciones se iluminaran. Bonito, Jungkook era también lo que se catologaba a como bonito.

—No eres ningún objeto, eres mi novia.

Sí, como es palabra empezaba gustarme más de lo que quería admitir.

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Si hay algún error no duden en decirme. Se suponía que esto tenía que subirse el día 6 de enero pero por algunos motivos no pude hacerlo. Pero aquí está, espero y les haya gustado.
En cuanto a este extra realmente no está en un tiempo en específico, pero si fue antes de que, tanto Jungkook como Bae, tuvieran un sustento estable.

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora