Epílogo

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Los finales siempre suelen ser amargos pero ahora sabía tan dulce como los besos de Jungkook.
•••

1 año después.

—¿Te encanta todo esto, no es así?—pregunto burlona, a penas entro a su ostentosa oficina, el olor a su perfume me recibe. Una sonrisa enaltecida se dibuja en sus rosados labios, y jugando un poco con su control, deja que su lengua remoje su labio inferior.

—Supongo, después de todo, nací para esto, Bae—encogiéndose de hombros, se acomoda sobre su asiento, y apartando unos cuantos documentos, coloca ambas manos sobre la lujosa mesa—, como sea, quiero hablar de tu paga.

Niego con irritación, en las últimas semanas Taehyung buscaba cualquier excusa para verme, sabiendo que no podía contradecirlo, digo, ¿quién lo haría? Taehyung como jefe era la persona más temible, la seriedad y la poca paciencia que mantenía en la empresa era abrumador. Llegando a ser sofocante la perfección que buscaba en el mínimo rincón.

—¿Piensas subirme el sueldo?—ante mi descaro, sus cejas se arquean en un gesto incrédulo.

—Tu paga es mayor a diferencia de la mayoría—y como si fuera la broma del año, una sonrisa perezosa se impregna en sus labios, parecía como si toda la situación le quitara el estrés del día. Sin embargo, y pese a la imagen que quería mostrar, había algo en él que resultaba hilarante, era como si toda aquella imagen inapropiada, para ojos inocentes que funcionaba como fachada, ahora era una parte inseparable de su cuerpo.

No es algo que nunca hubiera estado ahí, supongo que permanecía escondido en una pequeña parte y salía cuando la imagen de rompe corazones le llamaba. Después de todo, cuando conocí a Kim Taehyung supe que era esa clase de niño que traía consigo un sin fin de problemas, pues tenía esa clase de dotes que te hacían caer sin darte cuenta. Y no me equivoqué, era tal vez, en ese entonces, el primer amigo que hacía realmente. Nunca fui buena con las relaciones y mucho menos si esa relación era con un hombre. Era torpe e insegura, detalles que sin duda nadie quisiera compartir. En ese tiempo sabía bastante bien que su madre lo había obligado hablarme y que sus amigos solo de dieron pequeñas tramas de historias para que se fijará en mí, pero aun así no pude evitar sentirme emocionada por tener alguien.

Por un tiempo fue un error en mi expediente de vida moral, una mancha que hizo llenarme de trágicos momentos. Pero ahora, viendolo detrás de ese imponente lugar que gritaba autoridad, ya no podía apreciar aquel adolescente en busca de enmendar su error, parecía más bien, el hombre que siempre soñó con ser, sin cargas de remordimiento por acciones que no fueron su culpa.

—No me quejo de ello—tarareo con gusto, y reforzando mis palabras, me acomodo mejor en el asiento.

—Eres una desvergonzada Bae—amonesta con suavidad a su vez que toma entre sus largos dedos una de sus caras plumas, comenzando así, un juego que demostraba el nerviosismo ante las palabras aún no dichas.

—Sabemos que eso no es lo que quieres decir Kim—aclaro, levantandome de la cómoda silla, lo miro expectante—, tengo una agenda algo atareada como para solo hablar sobre algo estúpido como lo es la gran cantidad de dinero que metes en mi bolsillo.

Suspirando frustrado, se levanta de su propia silla, y hablando, crea una tensión en el ambiente:—Ten una cita conmigo

El silencio que otorgo lo dejo como una mera demostración a la absurdo de la situación.

—Sabes que sigo con Jeon, ¿qué pretendes?

—No es lo que piensas—masculla ante la brusquedad de mi recordatorio, como si le molestara que esas palabras salieran de mi boca—, tengo una cena con un socio, necesito una acompañante. ¿Necesitas algo así como un permiso?

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora