034·•Consuelos•·

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Parte omitible.

A veces los recuerdos quedan cortos con la realidad
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Estar nuevamente sentada en aquel sillón rodeada de todos parecía un espejismo. Incluso tener a la propia HeeSun sentada en las piernas de Taehyung parecía una broma cruel. Era como sí, todo fuera igual de una manera agria y devastadora, un lugar donde no se alteró la ecuación al meter a Jungkook como pensé estúpidamente que lo haría.

Las facciones de todos parecían relajadas que hasta cierto punto la sensación de exclusión me dejó en la deriva. Aceptar un hecho nunca fue un problema pero que Jungkook se incluyera en la superación parecía una espina imposible de sacar.

El golpeteo frío contra mi rodilla desnuda me hace temblar por el contraste de temperatura, maldiciendo entre dientes, miro a Yoongi quien luce una sonrisa divertida mientras me tiende una botella de cerveza.

—Vamos, Bae. No me hagas utilizar otras maneras de distraerte—la sugerencia no parecía del todo descabellada a pesar de haber sido expuesta como una tontería sacada de la manga. La necesidad de olvidar y mermar la opresión errónea de mi pecho eran tan grandes que estuve apunte de ser yo misma quién, sin importarme los presentes y olvidándome del pudor, me sentara en el regazo del pálido y poder recordar como me hace sentir el simple hecho de no ser de nadie.

Porque era exactamente ese el problema, sentirme de alguien que no supo entender la exclusión que pinte con purpurina en todos los lugares visibles. Quería quitarme todo aquello que pensé que era correcto de manera enferma y no lo fue.

Tal vez y Taehyung tenía razón, personas como nosotras no necesitan una relación y un para siempre para sentirse plenos y vivos. Las sensaciones siendo los líderes y los sentimientos desechos que no funcionan.

Sonriendo, bajo la mano de Yoongi para así poder tomar un puñado de la tela de su camisa y acercarlo más a mí. Paso mi lengua entre mis labios, siendo este testigo de la resequedad que me causaba la anticipación. Mi corazón golpeando con fuerza contra mi pecho de manera bruta y cruel.

—¿Por qué no mejor te callas y me muestras, Min?—soltando una maldición ante la voz baja y sugerente que salió de mi boca, pasa su mano libre hasta tomar parte de mi cabello, ejerciendo la suficiente presión para hacerme jadear y dejar que sus labios toque los míos apenas en un roce fuera de lo inocente.

—¿De eso se trata? Te encanta usarme, Bae—dejando que una sonrisa perezosa y turbia se arrastre por sus delgados labios, suelta un suspiro que pega directamente contra mis labios húmedos. Dando una anticipación de todo lo que recordaba entre borrones por el alcohol—, ve al cuarto de baño, iré después.

Soltandonos ambos de nuestros propios agarres, siento que todo dio un giro brusco, dejándome temblando por todo lo que prometía e iba a confirmar. Dando un vistazo al lugar donde esta Taehyung, lo encuentro ya mirando todo lo sucedido. Sin importarme mucho lo obvio que fuera cada movimiento que hacíamos, me levanto del sillón y sin mirar a ninguno de los presentes, camino lo más rápido que puedo al baño. Agradecía que éste se encontrará alejado de la sala porque no podía asegurar quedarme callada. Ya no.

Apenas si abro la puerta y metiendome con ansias en el interior, una mano impide que la cierre. Siendo esta misma que toma una de mis muñecas de manera brusca para jalarme y pegarme a la fría pared del cuarto. Cerrando de un portazo, lleva su otra mano rápidamente a mi cadera.

—¿Esto es lo que querías? Veamos que tanto recuerdas de aquella vez, Bae—la gravedad que escurría en cada una de las sílabas me dejó estúpidamente nerviosa y drogada de anticipación. La sequedad en mi boca fue tan repentina como sus movimientos y ya no me sentía capaz de liderar todo lo que seguía.

—Muestrame, Min—la provocación pareció estallar la tensión que causamos entre ambos, y sin esperar o ser cuidadoso, toma mi boca entre la suya de manera rápida y agresiva. Sin poder evitarlo, suelto un jadeo escandaloso que sólo lo motivo a saquear mi boca con su lengua.

Bajando solo lo suficiente para que sus manos se escurran por la parte trasera de mis muslos, me levanta del suelo, obligándome a rodear sus caderas con ellas. Gimo al notar que en esta posición el bulto en sus pantalones roza por completo mi intimidad.

—Joder—maldice entre dientes al darse cuenta, al igual que yo, del contacto. Presionándome más contra la pared, mueve sus dedos hasta dar con el borde de mi vestido ajustado, jugando un poco con el dobladillo, lo sube hasta mi abdomen—, no seré suave, Bae.

—Lo sé—murmuro temblorosa, pasando ambas manos por sus hombros, me permito a tomar entre mis dedos las hebras de su suave cabello, tomando y jalando a mi antojo—, no necesito que lo seas.

Suelta un gemido grave antes de que su boca empiece un recorrido lento y húmedo por la parte sensible de mi cuello, chupando y mordiendo lo suficiente para dejar chupetones rojizos. Movimiendo las palmas de sus manos, deja caricias ansiosas y necesitadas por la piel desnuda, tocando con efervescencia todo lo que podía. La confusión es lo que sigue al sentir que la presión para sostenerme se debilitaba lo suficiente para que nuevamente mis pies tocarán el suelo, sin embargo no me atreví a protestar, no cuando sin darme permiso de emitir una queja, me coloca enfrente del espejo, justo en el lavamanos. Colocándose detrás mío, me empuja por los hombros hasta que, inevitablemente mi pecho toca el material frío y mi cara quede a milímetros del enorme espejo.

—Quien lo diría, Bae—la burla jugando una danza con el deseo sale a lucirse en sus palabras. Seducida por la imagen que se mostraba, dejo que su voz cargada de la lujuria y lascividad, me afecte más de lo que en cualquier otro momento lo haría—, mantén los ojos abiertos y al frente.

—Eres un maldito estúpido controlador—jadeo sorprendida cuando toma un puñado de mi cabello, sin lastimarme, ejerce fuerza dándome otro estímulo más.

A veces es tan bueno ser controlado como ser el que está al mando.

•••
Cualquier error no duden en decirme.

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora