¿Seguro Que Eres El Jefe? (EDITANDO)

16. La cúpula de lo sexual.

Al siguiente día:
Enmanuel

Abrí los ojos lentamente, para encontrarme con Jimmy al lado. ¿Dónde había estado?, Abel me había llamado diciendo que Jimmy parecía tener un ataque de ira, pero cuando hablé con él me sentí muy extraño.

Me levanté de la cama, camine hasta el baño ví gotas de sangre en el suelo. Mi corazón se aceleró en segundos, caminé hasta el baño y ví el contenedor de ropa sucia, había un uniforme negro encima, lo tomé estaba húmedo, cuando lo levanté estaba sucio de sangre y algunas gotas que caían al suelo.

¿Qué demonios había hecho?

Media hora después

- ¿Que hiciste? - Le pregunté mientras el estaba sentado frente a nosotros con la cara de estar dormido aún. Enmarcó una ceja. - ¿Qué demonios hiciste?

- Solo maté a alguien. - Dijo limpiando sus ojos.

- ¿Solo mataste a alguien? ¡Que linda forma de despertar! - Dijo Abel. - ¿A eso saliste a noche?

- ¿Cúal es el problema? - Preguntó. - Solo salí y mate a alguien, tengo derecho a tomar mis propias decisiones...

Héctor se levantó furioso.

- Tienes derecho a tomar decisiones pero cuando te enojas haces cosas sin pensar en las malditas consecuencias. ¿A quién mataste? - Dijo, no había visto a Héctor hablarle de esa forma.

- No eres mi jefe.

- Sí, lo sé, soy tú maldito empleado. Pero también eres mi amigo, y te conozco bien, tanto Nehemías como a tí. Y tú estas más loco. Así que dí que coños hiciste. - Insistió.

- Maté a Maikel. - Lo miré fijo.

- ¿Qué hiciste qué? Era una ficha importante en este juego, sabes bien que no podemos matar a Johnny, él era nuestra pista. - Dijo Abel molestó.

- Buscaremos otra forma. - Respondió.

- ¿Otra forma? - Abel se llevó las manos a la cintura. - ¡Es que me enojas! ¿Como haces eso sin tomar en cuenta las opiniones de nosotros? Estamos juntos en esto o no... - Abel se acercó a él. - Y por algo no lo habíamos matado.

- ¿Como lo hiciste? - Le pregunté, y él me miró.

Melany y mi suegra estaban de pie, sus rostros decían que estaban esperando una atrocidad igual que los demás.

- Fuí a su casa, lo seguí, fue a uno de mis hoteles, esperé por él, volví lo seguí, hasta llegar a su casa, salté la pared maté a un seguridad tomé su uniforme me introduje a su casa, luego a su habitación y luego al baño donde se bañaba felizmente... - Decía minuciosamente, en ese momento Abel interrumpió.

- Salgán ahora... - Le dijo a su esposa y a su madre. - Es mejor que no escuchen eso.

Las sacó del lugar.

- Entonces, entré a la ducha, lo acuchillé 3 veces con mis hermosas manos, y con mi hermoso puñal... - Dijo. - Luego le dí dos disparos en la cabeza, luego, salí por la puerta principal.

- ¿Es en serio? - Dijo Abel.

- Miralo a la cara, ¿Crees que miente? - Dijo Héctor. - De todas formas pusiste en riesgo tú vida, tienes un equipo de sicariato que se encargan de eso.

- ¡Papá dile algo! - Dijo Abel.

- Lo entiendo. - Dijo su padre sorprendiendo a todos.

- ¿Qué entiendes qué? - Preguntó Abel mirándolo fijamente.