27. "Los enrredos del amor 2".

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ENMANUEL

La chica se quedó en silencio por unos minutos para luego reírse. ¿Qué? ¿No estaba tomando en serio lo que le había dicho?

— ¿Esposos? Estuvo buena esa broma ¿no? — Miró a Jimmy.

— No es una broma. Es mi esposo. — Respondí y ella se sentó correctamente.

— Pensé que estabas casado con una mujer. No con un hombre. — Dijo ella. — ¿Entonces eres bisexual?

— Nunca me preguntaste con quien estaba casado, y tampoco parecía un tema importante. Y sí soy bisexual y el es mi esposo. — Respondí.

Ella se dió un trago de su copa que parecía no querer correr por su garganta.

— Perdón sí dije algo indebido. Pero todo lo que dije es verdad. — Dijo.

— ¿Así que fuiste a su casa? — Pregunté y Jimmy me miró.

— Mejor vámonos. — Dijo

Nos levantábamos del asiento dejando a la chica allí. Él esperaba por mí en el auto, subí calmadamente.

— Si fuí a su casa. — Dijo mirándome a los ojos. — No hice nada con ella.

— Pero vió tú mercancía. — Le dije.

— No sé de que mercancía ha....— Se detuvo a la mitad de la oración parecía recordar algo. — Fue una estupidez.

— ¿Qué estupidez? Me imagino que le mandaste tú miembro así como ella te enviaba fotos desnudas. No me respetas y ya está. — Dije.

— No es eso. Nos habíamos separado. — Comenté. — Cuando te marchaste a Miami y terminaste con lo nuestro.

— ¡Por estas actitudes de mierda lo hice! — Le dije molesto. — ¿Qué demonios sentirás tú si te hago lo que me has hecho con Alejandro?

— ¿Existe la probabilidad? — Preguntó él.

— Sí. Porque tú no me das el mínimo respeto como tú esposo. Si sabes que te gustan las mujeres ¿Para qué te casaste conmigo? — Le dije mirándolo a la cara.

— Porque te amo. He intentado comenzar de 0 y hacer las cosas correcta porque te amo. — Me tomó de la mano. — Perdóname. En serio no ha sido mi intención herirte.

— No te creo. — dije moviendo mi mano. — Me has herido tantas veces que ni siquiera sé que pensar de tú parte...

— ¡Lo siento! — Me dijo. — Cometí errores ya lo sé. Pero estoy dando lo mejor de mí para arreglar nuestro matrimonio.

— Si ya no está perdido. — Dije.

— ¿Quieres dejarme? ¿En serio estas tan molesto por de la chica o porque no encuentras una forma de desprenderte de mí? — Dijo.

— ¿Qué? Si me quiero dejar de tí lo haré. — Le dije mirándolo a los ojos. — Pero quieres que estes feliz cuando estas cosas que haces no están bien.

Encendió la jeepeta, para comenzar a conducir en silencio. Ni siquiera quería seguir hablando de ella, llegamos al hotel, y nos desmontamos, fuimos directo a nuestra habitación.

— Te dije que no la volvieras a ver... — Le dije.

— No lo hice. Esta noche se apareció ahí de la nada. No fue que la cite. — Dijo. — Me importas tú... Enmanuel... Lo nuestro.

Me tomó de la barbilla.

— Te amo. Sabes que te amo. Confía en mí. — Dijo y me besó en los labios. — No tengamos una discusión por cosas que no son importantes.

¿Seguro Que Eres El Jefe? (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora