Alexy salió de la clínica llevando dentro de una bolsa, un frasco de ácido fólico y hierro. La doctora le había dado una dieta además de citarlo para dentro de un mes. Durante su camino a casa iba pensando en la posibilidad de decirle a su familia la noticia. sin embargo aun no se decidía, todo dependía de la respuesta que cierto chico le diera.
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.La semana transcurrió con rapidez. Armin siguió acompañando a Nathaniel en la sala de delegados, se podía decir que poco a poco entraban más en confianza. Además en esa misma semana alguien comenzaba a frecuentar al rubio. Castiel, quién en días cercanos tendria que presentar exámenes globales, le asignaron al delegado principal como la persona quien lo ayudaría a estudiar puesto a que si reprobaba... Iba directo a extraordinario o incluso a repetir el curso. Nathaniel no estaba muy a gusto con esa tarea y Armin lo sabía pero no tenía remedio.
En los primeros días el chico friki no se quedó con Nath, hasta que una ocasión llegó de sorpresa y los encontró a ambos algo tensos no se veía como si se hubiesen agredido pero si como algo importante que ocurrió, igualmente Castiel le miraba con ojos de sospecha cómo si él quisiera hacerle algo al joven de ojos ámbar pero Armin no tenía ni la más remota idea.
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.Para Alex todo seguía igual, los nervios de que llegara el sábado se acumulaban en su ser a pesar de eso tenía que tratar de ser valiente. Respecto a su embarazo, ya se estaba haciendo la idea, tomaba los suplementos tal como le indicaron, por lo menos quería que su hijo naciera sano aunque siendo sincero no sabía con que cara recibirlo al mundo, como cualquier padre adolescente, supuso.
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.Sábado.
Por fin llegó.
Ambos chicos acordaron de verse a las cinco de la tarde en el parque, quizá era casualidad o destino pero el lugar estaba deshabitado, Alexy se adentraba mientras sentía su estómago estremecido por los nervios y el miedo, y este aumentó más cuando vio al castaño esperarle sentado sobre una banca.
—Hola Alexy —saludo Kentin mientras comía algunas galletas —¿gustas?
—No, Kentin... gracias.
El peliazul tomó asiento a su lado, el castaño notó que su amigo venia desanimado ¿que acaso no deseaba verlo? además era raro que ese comportamiento en él.
—Oye Alex... ¿Qué te pasa? —preguntó para después soltar un pequeña risa. —Vienes muy serio.
—Nada en especial.
—Pero ya no sonries, ni andas de meloso conmigo...
—¡¿Y?! ¡Nunca te ha gustado!
Kentin no pudo evitar sorprenderse un poco con la contestación del chico, Alexy se dio cuenta de eso y enseguida cambió su semblante molesto a uno apenado, debería culpar quizá a las malditas hormonas que lo estaban haciendo algo insoportable.
—Pe-perdón, no quise gritarte.
—Pero que rayos te pasa?... Tú no eras así —recriminó.
—Es que... – sus labios comenzaron a temblar al igual que sus ojos a humedecerse, estaba cansado, harto de esta situación de la cual necesitaba salir ahora — ¡Hay algo que debo decirte, Kentin! –gritó mientras sentía como las lágrimas querían salir de sus ojos.
El de ojos verdes no sabía cómo actuar, su amigo estaba muy extraño y algo grave debería estarle pasando para que se pusiera.
—Tra-tranquilo... ¿Por qué lloras? – en un intento de hacerlo sentir mejor este abrazo al más alto y con una suave voz le dijo — Intenta calmarte, si me lo dices a moco tendido no voy a entenderte nada... – después de esto lo soltó y le mandó una sonrisa. — Dime lo que te pasa.
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El bebé de Alexy
DiversosAlexy, un pobre doncel enanorado. Jamás imaginó que el amor tan secreto que tenía hacía su compañero Kentin, le traería problemas, asi cómo alegrías. Después de un juego entre adolescentes por la noche... Ese hijo venía en camino. "Te amo, Su.." ...